De hospital abandonado a dispositivo contra las adicciones en Neuquén, pero con demoras

Será el primer centro de tratamiento de adicciones destinado a mujeres y estará emplazado en San Patricio del Chañar. Como no puede tener internación, hubo que adaptar el proyecto.

Reconvertir el hospital abandonado de San Patricio del Chañar en uno de los dispositivos centrales contra adicciones en Neuquén es uno de los proyectos sanitarios más importantes de Neuquén porque será el primero en recibir a mujeres con problemas de consumo. Aunque la infraestructura del edificio estaba apta, hubo que hacer adaptaciones por la ley de salud mental, que no permite la internación. ¿Cuál es el estado actual de esta iniciativa que esperan tantas familias?.

El primer centro para el tratamiento de adicciones para mujeres fue uno de los pocos anuncios vinculados a las políticas públicas de género que realizó el gobernador Omar Gutiérrez, durante su discurso de inicio de sesiones del 2022. Luego, la ministra de Mujeres y Diversidad, María Eugenia Ferrareso, quien también es arquitecta, recorrió el hospital abandonado y consideró que no tenía «ninguna patología» por lo que, si las refacciones se terminaban ese año, en 2023 podría recibir las primeras usuarias.

La realidad es el que el edificio aún no está listo para abrir sus puertas. La directora de Salud Mental, Analía Nahabedian, contó que a mediados de marzo les habían informado que se estaban comenzando con las tareas de limpieza. En paralelo, ya se empezaron a pedir los cargos del personal. «Yo se que hay mucho interés» en que avance, aseguró.

La mujer tiene que tener la voluntad de hacer el tratamiento, es un lugar a puertas abiertas»,

aclaró la directora de Salud Mental, Analía Nahabedian.

Nahabedian explicó que venían trabajando en el proyecto junto al equipo de arquitectura, para que sea acorde a las necesidades y a la ley de salud mental 26.657. Esta norma determina que no pueden existir espacios de internación monovalente (de una sola especialidad) solo para tratar adicciones.

«El cambio de paradigma se está haciendo aún», reconoció la psiquiatra. En lugar de aislar a la persona con consumos problemáticos, el objetivo es que pueda tratarse dentro de la comunidad en la que vive para poder contar las herramientas que necesite en su desarrollo.

Las desintoxicaciones, en los casos que se considera necesario, se realizan en los hospitales y, luego, se evalúa cómo se continúa el tratamiento de acuerdo a los riesgos que se presentan. «Lo que falta son dispositivos intermedios», señaló la funcionaria.


Las mujeres podrán vivir en lo que hoy es el hospital abandonado


Si bien la ley de salud mental no permite internaciones, el equipo sanitario sabía que tenía que encontrar la forma de brindar un alojamiento porque, para las mujeres, siempre es más difícil seguir un tratamiento. Son ellas las que realizan más del 75% de las tareas domésticas no pagas y el porcentaje sube cuantos más hijos tengan. La cifra incluso es mayor para un mujer con trabajo en comparación a un hombre desempleado, según el Indec.

La Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar), en 2020, había detectado que de cada 10 personas que llaman al 141, siete son mujeres que se comunican para pedir ayuda para otras personas: «paradójicamente, las mujeres con hijos son las que tienen mayores dificultades de acceso o adherencia al tratamiento cuando son ellas las que atraviesan el problema«.

No hay una fecha anunciada de apertura del centro en el que será convertido el hospital de Chañar. (Archivo Matías Subat).-

La solución que encontraron desde el área de Salud Mental, explicó su directora, fue transformar el espacio en dos: un dispositivo de inclusión habitacional y un centro de abordaje integral. «Generalmente el consumo tiene que ver con situaciones de violencia», puntualizó Nahabedian, por eso necesitaban poder brindar alojamiento.

En un primer momento se había pensado hospedar a ocho mujeres, pero se sumarán camas para que puedan estar con sus hijos.

Se alojarán mujeres e identidades feminizadas en situación de alta vulnerabilidad social, desde los 16 años y de toda la provincia, aunque se prioriza la conexión con su propia comunidad.

El tiempo de permanencia «se acuerda entre el equipo tratante y la persona», detalló la psiquiatra, pero la idea, sobre todo si es alguien de otra localidad, es que no sea muy extenso. El límite estaría entre los tres y seis meses, pero siempre dependerá de cada caso.

El centro de abordaje integral estará abierto a la comunidad, con espacios múltiples y talleres, que buscarán favorecer la inserción laboral. Será comunitario, mientras que la atención individual seguirá en el hospital.


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