Daniel, el científico de Viedma que descubrió la clave para un correcto funcionamiento celular
El hallazgo fue durante una estancia en la Universidad Complutense de Madrid y a fue publicado en una revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.y
Un investigador viedmense del Conicet logró revelar el mecanismo de acción de una proteína clave para para el correcto funcionamiento de las células. Se trata de la Mitofusina 2 que controla la fusión mitocondrial. Este estudio brinda información que podría resultar útil para el futuro desarrollo de terapias contra enfermedades neurodegenerativas y cardíacas.
Daniel Alejandro Peñalva tiene 40 años y se recibió como doctor en Bioquímica en la Universidad Nacional del Sur de Bahía Blanca. En 2017 ingresó como investigador al Conicet y accedió a una beca para realizar una estancia en un laboratorio de la Universidad Complutense de Madrid y en el Instituto Laue Langevin en Grenoble, Francia.
Entre 2022 y 2023, se gestó el descubrimiento que fue publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, a fines de julio.
“Un hallazgo científico se comunica a la comunidad científica a través de estas revistas especializadas». Esto fue muy bien recibido por la comunidad científica internacional y se da en un momento en el que la ciencia no atraviesa el mejor momento en Argentina”, destacó Peñalva, del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Bahía Blanca, que desarrolló la investigación junto a Iván López Montero, de la Universidad Complutense de Madrid.
El estudio pone el foco en una proteína de la mitocondria, una estructura microscópica que genera la energía necesaria para impulsar todas las funciones celulares de los organismos. Además, regula la muerte celular.
Para mantener su funcionamiento óptimo, las mitocondrias pasan por procesos continuos de división y fusión. Pero un desequilibrio en estos procesos puede causar enfermedades graves, como trastornos neurodegenerativos, problemas cardíacos y cáncer.
“La mitocondria es la encargada de darle energía a las células para que desarrollen sus funciones. Si la mitocondria no trabaja bien, no puede dar energía a las células y éstas mueren. Esta proteína es la encargada de realizar la fusión entre mitocrondrias”, definió Peñalva.
Especificó que “las mitocondrias, para mantenerse funcionales, se deben fusionar con otras«. Pero cuando esa proteína está dañada o mutada por alguna razón, las mitocondrias envejecen y no dan la energía necesaria para que esa célula funcione”. En esa instancia, se pueden manifestar trastornos neurodegenerativos y afecciones neuromusculares, como la enfermedad de Charcot-Marie-Tooth 2A, un trastorno genético que afecta los nervios periféricos, causando debilidad muscular y atrofia en miembros. Suele manifestarse en la adolescencia.
“Hay mucha gente en todo el mundo investigando sobre esta proteína. Nosotros logramos aislarla, caracterizarla y determinar el mecanismo. Si uno sabe qué es lo que no funciona, puede plantear estrategias terapéuticas. Aunque es producto de la investigación básica, abre las puertas a futuras investigaciones aplicadas con el fin de desarrollar terapias farmacológicas”, especificó Peñalva.
Reconoció que el descubrimiento es un “empujón importante” para su carrera y valoró las estancias en el exterior. “Afuera, los recursos humanos del país son bien valorados. Y especialmente, cuando nos encontramos con que el dinero no es un problema. Cuando se dan esas dos variables: calidad de recursos humanos y disponibilidad económica, surgen estas cosas”, dijo.
¿Cuáles son los próximos pasos tras el descubrimiento? Peñalva consideró que el conocimiento científico es acumulativo: “Esto será tomado por la investigación aplicada en la búsqueda de estrategias que puedan reparar el mal fucionamiento de esta proteína. Intentaremos seguir trabajando, investigando, creciendo y peléandola desde adentro”.
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