Cómo una red de más de 550 empresas ayuda a jóvenes de contextos vulnerables a ingresar al mercado laboral
Gracias a una red de 1.500 voluntarios por año, la Fundación EMPUJAR capacita en habilidades blandas y de búsqueda de empleo a quienes tienen entre 18 y 24 años y provienen de entornos socioeconómicos con menos oportunidades. En una década, han capacitado a 2.800 personas y, el último año, casi la mitad de quienes participaron de sus programas consiguieron su primer empleo formal gracias al acompañamiento de la fundación.
La población joven encuentra muchas dificultades a la hora de acceder a empleos formales; más aún si pertenecen a sectores vulnerables. En muchos casos, no reciben la capacitación suficiente y solo acceden a empleos precarizados. De acuerdo con los datos de la Encuesta Permanente de Hogares del tercer trimestre de 2022, la tasa de desocupación es tres veces mayor (21,2 %) en jóvenes de entre 18 y 24 años que en el promedio poblacional. A su vez, entre los jóvenes que estaban empleados en el mercado laboral, la informalidad ascendía a un 68,3 %, es decir, más de 30 puntos porcentuales por encima del promedio (37,4 %).
Este tema preocupa también a los empleadores. En 2013 un grupo de empresarios de pymes argentinas, miembros de Vistage Argentina —organización líder mundial de coaching ejecutivo y asesoramiento entre pares—, coincidieron en que en sus empresas había una alta rotación de personal, escaso compromiso y responsabilidad en el desempeño de sus tareas diarias, y que muchos de esos comportamientos estaban asociados a la pérdida de la cultura del trabajo. Ante este diagnóstico, se unieron para crear la Fundación EMPUJAR (empresas unidas por jóvenes de Argentina), con el foco puesto especialmente en la capacitación de jóvenes que quieran progresar económicamente a través del trabajo formal y no consigan el apoyo para hacerlo.
Estas empresas participan con donaciones para sustentar la organización, se suman con voluntariado corporativo —por ejemplo, a través de mentorías— y ofrecen empleo.
Luego de 10 años de trabajo, EMPUJAR ofrece tres líneas de programas centrados en capacitar, brindar herramientas y potenciar la empleabilidad de jóvenes de entre 18 y 24 años que provengan de contextos socioeconómicos vulnerables y vivan en los alrededores de las sedes de capacitación. Estas sedes van variando en función de la disponibilidad de uso que las empresas pueden hacer de sus instalaciones para reunir a los jóvenes con sus mentores y sus grupos.
Hay tres tipos de programas:
-Empujar tu Empleo: un programa de entrenamiento en habilidades blandas y competencias para la inserción en el mercado laboral formal. Hay reuniones individuales y talleres grupales, presenciales y virtuales. Se les enseña a armar su CV, adquieren nociones de derecho laboral, aprenden a leer un recibo de sueldo y conocen formas de buscar trabajo en la web, además de maneras de comunicarse y trabajar en equipo, entre otras habilidades. Cada grupo está a cargo de un equipo de coordinación que asiste a los chicos no solo pedagógicamente, sino que cumple también una importante función de contención emocional: son los que muchas veces ponen la oreja para escuchar problemas sociales que van desde violencia doméstica hasta familiares adictos y delincuencia.
–Empujar tu Emprendimiento: destinado a jóvenes que deseen fortalecer su emprendimiento, ofrece capacitación y un capital semilla para impulsarlo. Tiene como objetivo potenciar actividades productivas autónomas. Además de la capacitación, incluye una fase de entrega de proyectos, evaluación e implementación del capital semilla otorgado.
–Empujar IT: brinda capacitación en habilidades blandas pero agrega un módulo técnico en Desarrollo Web Full Stack a jóvenes que deseen ingresar al mercado laboral IT. En esta línea, la directora de Desarrollo Institucional de EMPUJAR Mariana Frenkel explica que tienen distintas alianzas estratégicas para obtener apoyo (una de ellas con la Fundación Gestión y Desarrollo y siete empresas del distrito tecnológico de la Ciudad de Buenos Aires, en dónde están implementando el Programa EMPLEAR+EMPUJAR; y otra con la Fundación Española Somos Coders, desarrollando el Programa EMPUJAR Coders).
El esquema de sustentabilidad de EMPUJAR es el siguiente: una empresa asume el rol de “sede” de la fundación en su localidad y financia una parte del presupuesto junto a su grupo de empresas cercanas geográficamente o a su red de contactos. El objetivo es que la mayor parte de los fondos para el funcionamiento de las sedes provenga de esa comunidad local, pero también la fundación desarrolla proyectos para aplicar a subvenciones internacionales y acompañar sus financiamientos. Este sistema también ayuda a impulsar nuevas sedes en el resto del país.
En la actualidad más de 550 empresas forman parte de la comunidad EMPUJAR: se suman a apoyarlos con donaciones, primer empleo y voluntariado corporativo.
“Este año tenemos como objetivo capacitar a más de 1.000 jóvenes distribuidos en más de 16 sedes de capacitación, en las zonas del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), Cuyo (Mendoza y San Juan), Neuquén y Rosario. Además, estamos desarrollando nuevas sedes en otras provincias”, indica Frenkel.
El rol clave del voluntariado
La identidad de EMPUJAR se ve fuertemente marcada por la gran cantidad de profesionales de la sociedad civil que se acercan a compartir conocimientos y habilidades a través de diversas actividades de voluntariado.
Más de 1.500 personas participan como mentores de los jóvenes y acompañan su desempeño, brindan clases de armado de CV, consejos para entrevistas laborales, enseñan cómo buscar empleo, capacitan en derecho laboral, participan en las tutorías de sus entrenamientos laborales, etc. En estos espacios, el 95 % de los voluntarios son profesionales de distintos rubros que brindan contenido dentro de la capacitación, logran transmitir sus experiencias y quitar prejuicios y temores que muchos jóvenes tienen en relación a la búsqueda de empleo.
“Por año tenemos 1.500 voluntarios que asisten a unos 1.000 jóvenes —es la proyección para 2023—, es decir que el aporte de capital social es muy valioso y significativo. Generamos un intercambio humano en el que las experiencias de vida se cruzan y se convierten en estímulo e inspiración”, determina Frenkel.
EMPUJAR busca así generar una colaboración virtuosa entre voluntarios de la sociedad civil y el mundo corporativo, que beneficie a la juventud. “Es fundamental el rol de las empresas y voluntarios como aliados y socios estratégicos en el trabajo por la inclusión sociolaboral de los chicos y chicas vulnerables, ya que contribuye a promover el desarrollo de nuestras comunidades y son protagonistas activos y agentes de cambio social”, sostiene Frenkel.
Habilidades blandas
El 93 % de los empleadores asegura que el liderazgo, la comunicación, el trabajo en equipo, la inteligencia emocional, la motivación y la empatía —capacidades conocidas como habilidades blandas— son clave al momento de decidir a quién contratar, según el último informe de The Job Market Outlook, confeccionado por la plataforma para reclutadores y buscadores de empleo ZIP Recruiter.
Por eso EMPUJAR se enfoca en capacitar y entrenar a los jóvenes en estas habilidades, y a la vez busca que puedan conocer personas que promuevan el fortalecimiento de la autoestima, para lograr luego integrarse en sectores productivos y, desde ahí, construir un camino de trabajo y desarrollo.
“La fundación cultiva y refuerza la cultura del trabajo pero, sobre todo, contribuye a generar un puente de oportunidades entre los jóvenes y las empresas, claves para acercarles el empleo formal que a veces, por estigmatización o condición, no consiguen ocupar”, afirma Frenkel.
“Trabajamos en la autoestima y en la valoración de los chicos. Muchos vienen de contextos difíciles con trabajos precarizados, sin un ejemplo claro de progreso o de conseguir logros a través del esfuerzo. Y es notorio el cambio entre el primer día, cuando son más bien tímidos, les cuesta expresarse y relacionarse, y después, al egresar de nuestros programas”, añade el director ejecutivo de EMPUJAR Germán Lojk.
Un proceso de empoderamiento
Los jóvenes se inscriben a los programas de la fundación por distintas vías, como la web, redes sociales, contactos que la fundación realiza con escuelas secundarias públicas y articulaciones con organizaciones barriales que se encuentran en territorio.
Los programas son gratuitos pero tienen un limitado número de vacantes. Para participar hay que cumplir ciertos requisitos de edad —tener entre 18 y 24 años—, de residencia —vivir cerca de la sede donde se curse— y tener título secundario —aunque se contemplan los casos en los que se adeudan algunas materias—, y completar distintas etapas de un proceso de admisión, que incluye asistir a charlas informativas y realizar una entrevista individual con el equipo de EMPUJAR.
Durante el proceso, la fundación recolecta datos que dan cuenta del contexto social y económico de cada joven, pero también de las ganas, la motivación para salir adelante, la posibilidad de sostener la capacitación, la responsabilidad, todas competencias asociadas también a la inserción laboral formal. “EMPUJAR no siembra estos valores en los jóvenes sino que potencia eso que ya traen consigo pero que muchas veces no pueden visibilizar o demostrar”, subraya Lojk.
Una vez seleccionados los perfiles, se arman grupos de entre 25 y 30 jóvenes por sede para dar inicio a la fase de capacitación, que consiste en cursos intensivos de tres meses.
Según cada programa, varía la carga horaria. Mientras que en TU EMPLEO, el grupo de jóvenes asiste una vez por semana en forma presencial a la sede, se conecta también una vez por Zoom y tienen una clase asincrónica semanal durante 5 meses, las capacitaciones IT y de emprendedores requieren de conexión virtual de 3 horas por día de lunes a viernes. En los programas, los chicos, por ejemplo, tienen simulacros de entrevistas individuales y grupales con expertos de Recursos Humanos que se encargan de seleccionar personal en las empresas.
“Luego de la fase de capacitación, iniciamos un proceso de acompañamiento al grupo de egresados, somos puente entre las empresas y sus posibles oportunidades de contratación”, explica Lojk. Y agrega: “Al cabo de un año tenemos una devolución muy positiva de las empresas. Es una oportunidad y los chicos la aprovechan”.
Motivación que contagia
“Hemos observado a lo largo de los años cómo los jóvenes ingresan al programa y cómo lo finalizan. Es decir, la gran mayoría llega con baja autoestima, con distancia, con dudas y convencidos de que vienen de lugares con bajas oportunidades y amplias limitaciones y que muy probablemente eso les espera para su futuro. Al finalizar observamos jóvenes entusiasmados y con gran compromiso de sumarse a la cultura de trabajo, valorando a cada persona que se acerca y expresando su plena gratitud”, sostiene Frenkel.
Facundo Mendoza, egresado de EMPUJAR, cuenta: “En mi casa nunca hubo un sueldo fijo. Mi mamá no tenía un trabajo en blanco, hacía lo que podía. Desde chicos, con mis hermanos tuvimos que salir a trabajar. No nos quedaba otra”.
“Salíamos a cartonear. Fui delivery con mi hermano. Hasta que nos robaron la moto y ya no pudimos hacerlo más”, recuerda Mendoza. Y reconoce que aprendió mucho durante el año de capacitación y que ganó confianza en sí mismo. “Yo antes era muy reservado, no hablaba mucho con la gente, no me interesaba nada», admite.
Mendoza aprendió a conocerse a sí mismo y pudo llevar a cabo su sueño de conseguir un empleo formal: “Tener un trabajo en blanco era lo que más quería”, relata. Comenzó en la empresa ASAP como operario de depósito y ahora se desempeña en el Área de Sistema Operativo.
Hoy Mendoza, a los 26 años, tiene su propia familia, alquila una casa y hasta tiene auto. “Pude encontrar un trabajo estable rodeado de un buen equipo”, destaca.
Jordana Moreno, de 24 años, egresó de EMPUJAR en 2020 y en pocas semanas consiguió su primer trabajo como administrativa en el Área de Marketing de la empresa LNG Olivieri, en la localidad bonaerense de Ciudadela. Con esfuerzo y perseverancia está haciendo su camino hacia su anhelo de ser docente: vive en Rafael Castillo con sus papás y sus dos hermanos, trabaja hasta las 17, se va directo a cursar el Profesorado de Educación Primaria en San Justo y disfruta del esfuerzo que hace para lograr su objetivo.
“La fundación crea oportunidades. Nadie se va del programa como llegó porque se producen transformaciones y hay que animarse a vivir esa experiencia”, señala Moreno.
Por su parte, Florencia Farías, de 26 años, también llegó a EMPUJAR con un pasado de carencias. Vivía en Florencio Varela, con tres de sus cinco hermanos y su mamá, que había tenido que cerrar la verdulería que tenía en su casa. Además, trabajaba 13 horas por día en una cooperativa en la que hacía tareas de costura y albañilería por las que no le pagaban mucho.
En diciembre del 2020 se dio cuenta de que quería cambiar ese presente. Primero buscó información en internet e hizo cursos gratuitos desde su celular y conectada al wifi público de la calle. En febrero de 2021, con la ayuda de su mamá y dos amigos, se compró su primera computadora, que le dio el impulso que necesitaba para renunciar a la cooperativa y concentrarse en sus estudios. Por un año, lo único que hizo fue estudiar: “Me levantaba a las ocho de la mañana y me acostaba a las nueve de la noche”, recuerda. En dos meses, hizo ocho cursos gratuitos y se sumó a las comunidades de programadores en las redes sociales. Así llegó a EMPUJAR, que le abrió la puerta al mundo del empleo formal: hoy trabaja en Intec Software, una pyme que ayuda a pequeñas y medianas empresas a simplificar sus procesos de negocios y potenciar su gestión, y vive en Quilmes con una amiga. “Descubrí que por más que el contexto sea complicado, hay personas dispuestas a brindar herramientas y respuestas a cada situación adversa. Sin dudas, en EMPUJAR nos motivan y esa motivación contagia”, remarca.
Inserción femenina
“Por un lado sabemos que el empleo es el real motor de cambio y progreso de las personas pero a la vez sabemos acerca de la importancia de trabajar hacia la equidad de género para que todas las personas tengan los mismos derechos y oportunidades para desarrollar su potencial y contribuir al bienestar de la sociedad”, expresa Frenkel.
Desde el Área de Intermediación Laboral de la fundación y a través del Programa Emplear para Igualar, la organización trabaja para sensibilizar e influir positivamente en empresas para que brinden más y mejores oportunidades de primer empleo formal para mujeres jóvenes; esto sin disminuir la de varones, asumiendo el compromiso de trabajar por la empleabilidad juvenil con perspectiva de género. Bajo este compromiso se ha logrado una mayor equidad de género en las empresas de la red que contratan jóvenes que egresan de EMPUJAR: hoy son un 47 % de mujeres y 53 % de varones, cuando en marzo de 2021 los porcentajes eran 30 y 70 respectivamente.
“Considero que por ser mujer las empresas creen que tenemos capacidades inferiores para ocupar cargos”, expresa Ana Belén Romero, egresada de EMPUJAR en Cuyo.
Ornella Di Raimondo, una participante mendocina de 25 años, manifiesta que siempre tuvo trabajos informales y expresa que “la oportunidad que brinda EMPUJAR es muy buena para entrar en un ambiente laboral más justo”.
Una oportunidad en el mercado laboral
Con un 75 % o más de asistencia a las capacitaciones, los egresados acceden a la fase de intermediación laboral y a un “club de empleo” en el que continúan un año más recibiendo apoyo, capacitación, ofertas de cursos de formación en articulación con otras organizaciones y un abanico de oportunidades de empleo.
Para ello, la fundación dispone de un portal de empleos exclusivo para egresados. Las empresas pueden contactar ahí a jóvenes entrenados en habilidades y competencias, mientras que los jóvenes acceden a ofertas chequeadas, en blanco y con la oportunidad de que esas incorporaciones que se produzcan por medio de la plataforma sean seguidas de cerca por la fundación.
La Fundación EMPUJAR en sus 10 años de recorrido ha capacitado a más de 2.800 jóvenes. Hoy registra una tasa de empleo formal del 48 % entre sus egresados. Es decir, que casi la mitad de los participantes que finaliza su instancia de intermediación laboral, logra insertarse, con éxito, en el mercado de trabajo en blanco.
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