Cómo impacta la dieta «a base de arroz y fideos» en la salud: aumenta la obesidad en Bariloche
La crisis económica impacta de lleno en las compras y en los alimentos que se consumen. Los efectos ya empiezan a sentirse en los consultorios médicos y de los nutricionistas.
«En casa, nos la pasamos a arroz y fideos» es la frase recurrente en el último tiempo. La crisis económica impactó de lleno en las compras y se refleja en la dieta diaria.
La licenciada a Nutrición, Nancy Correa, trabaja en los centros de salud del sur de Bariloche. Advirtió que, a partir de enero de este año, comenzó a recibir gran cantidad de pacientes derivados a partir de afecciones de salud, como obesidad, sobrepeso, hipertensión y diabetes. No hay un rango etario sino que todas las edades se ven afectadas por estas condiciones.
Dijo que, en menor proporción, hay gente con bajo peso aunque consideró que «no nos sorprendería que empezarán a aparecer más casos».
«Hoy, la canasta básica de alimentos subió un 200%. Ningún sueldo de la población trabajadora aumentó en esa proporción. Claramente, con esta crisis los más afectados son los sectores más vulnerables que destinan sus ingresos a las necesidades básicas y ahí, está la alimentación», sintetizó Correa.
Las sugerencias en torno a una alimentación saludable giran en torno a recomendaciones de incluir más alimentos frescos, carnes, huevos, frutas y verduras». En las redes sociales abundan los reels de recetas saludables. Pero lo cierto es que para elaborarlos, hay que poder acceder a cada uno de esos ingredientes.
«Cuando uno no tiene plata y algo tenés que comprar para comer caés en los fideos, el arroz y, con suerte, algo de verduras. Es lo que rinde: uno hierve una taza, pero obtiene un plato en volumen aunque nutricionalmente, no sea completo. Faltan las proteínas, como carne y huevo, y los minerales», señaló Correa.
Cada consulta, acotó, no puede evitar un sondeo respecto a la vida de ese paciente. «‘Uno no puede largarse a dar recomendaciones del tipo: ‘coma frutas todos los días’ porque muchos, en realidad, no lo pueden llevar a cabo. Hay un sector mayor que no accede a la alimentación saludable por falta de acceso económico», aseguró Correa.
Iris Miñoz, del comedor Gotitas de Esfuerzo en el barrio Malvinas, advirtió que la ausencia de la cena es cada vez más frecuente en muchas familias. «Tiempo atrás, dábamos una merienda contundente, pero ya no la estamos dando porque dependemos solo de las donaciones particulares. No tenemos ayuda de la Municipalidad», indicó la mujer que continúa dictando cursos de alimentación saludable.
«Los nutricionsitas sugieren qué comer, pero la gente no tiene acceso. En las casas, hoy abundan los guisos, pero cada vez con menos ingredientes. Con un poco de algo«, explicó.
Dijo que la mayoría de los chicos aprovechan a comer en las escuelas «si es que hay clases». «En el comedor, preparamos viandas tres veces a la semana y notamos que las mamás las guardan para las noches. En muchos casos, noto que ellas no están comiendo. Te das cuenta», se lamentó. Como la cantidad de viandas que preparan no alcanza a cubrir la necesidad en los barrios, se entregan en primer término a las madres que más hijos tienen: «Es una decisíón tremenda. Esta semana recibimos diez módulos de provincia, pero ¿cómo hacés con tantas familias? Es horrible. Nosotros arrancamos con todo esto en el 2000 y lo que se ve es que estamos volviendo al 2001», recalcó.
Cambio de hábitos
Correa admitió que comer saludable puede «ser caro», pero de todos modos, en algunos casos, se pueden modificar hábitos poco saludables. «Hay muchos casos de familias o personas que no toman conciencia de los gastos que destinan ante ciertas elecciones. Culturalmente es un grave problema el consumo de jugos y gaseosas. Una recomendación sería ‘aflojemos’, al menos de lunes a viernes. Ese dinero es mejor destinarlo a la compra de fruta», dijo.
Otra recomendación es apuntar a las preparaciones caseras. El problema, acotó Correa, son «los alimentos ultraprocesados, los diseños industriales de comida que contienen muchos aditivos industriales». Sugirió, por ejemplo, evitar las galletitas y reemplazarlas «por pan con queso o dulce» o algún producto casero como un budín, panqueques o masitas.
«Hay evidencia científica de que estos alimentos no están enfermando, con obesidad, diabetes, hipertensión, depresión, cáncer. La industria alimentaria no procura nuestro cuidaod. Solo procuran sus propios ingresos, pero no la salud de la población«, subrayó.
La inflación en Bariloche
Según el último estudio realizado por el Centro de Estudios Económicos y Sociales (CESO), una familia tipo de cuatro integrantes (dos adultos y dos menores) debió gastar 584.554 pesos en octubre en Bariloche, «para superar el nivel de indigencia».
De esta forma, advierte el informe, se registra un aumento del 2,99% respecto al mismo período del año anterior. «Este dato muestra una revitalización del proceso de desaceleración de los precios de los alimentos», indica.
El informe destaca que el salario mínimo vital y móvil se mantuvo en los mismos niveles del mes pasado, en 271.571 pesos para octubre. De modo que para poder cubrir la canasta básica alimentaria son necesarios 2,15 salarios mínimos vital y móvil.
En relación a la Asignación Universal por Hijo, al momento del informe se encontraba en 109.558 pesos para Río Negro, con lo cual para cubrir la canasta alimentaria se necesitan 5,34.
Si se analiza la inflación por rubros, se observa un incremento mayor entre las frutas y verduras (15,49%), huevos (7,85%), bebidas sin alcohol (4,41%) y carnes (3.,98%).
«El aumento general de precios del mes de octubre de todos los rubros alimentarios y no alimentarios fue de 1,96%, mostrando una nueva desaceleración general del aumento de los precios cuando se toman en conjunto», concluyó el informe.
Se duplicó la obesidad en las últimas décadas
La obesidad se duplicó en las últimas décadas: pasó de un 8,7% de la población adulta mundial obesa en 2000 a un 15,8% en 2022 desde el 8,7% del 2000. Los datos corresponden a la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que presentó su anuario el último lunes.
América Latina, el Caribe y Oceanía fueron las regiones con mayor prevalencia del fenómeno, muy por encima de América del Norte y Europa.
Desde Naciones Unidas advirtieron que «el mundo no está en camino de alcanzar el objetivo global de 2030 de detener el incremento«.
La alimentación es solo un aspecto del sobrepeso y la obesidad. Preocupa también el sedentarismo y el exceso de pantallas.
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