Cómo algunas ciudades le están haciendo frente a Airbnb
Comunidades en Estados Unidos y Europa están implementando regulaciones contra los alquileres de corto plazo para reducir la presión sobre el mercado inmobiliario y aumentar la disponibilidad para los residentes locales.
Airbnb nació en 2008 con el objetivo de facilitar la conexión entre viajeros que buscan opciones económicas de alojamiento y locales con habitaciones sin utilizar, generando así ingresos para los anfitriones. . Esto ayudaría, en teoría, a redistribuir de manera más justa el gasto turístico en ciudades pequeñas.
No obstante, al poco tiempo se comenzó a utilizar como una forma de inversión y no simplemente para aprovechar espacios que no se utilizaban. Algunas personas con el dinero suficiente «comenzaron a comprar casas enteras para alquilarlas en Airbnb», afirmó Murray Cox, fundador de Inside Airbnb, un sitio web que visualiza los alquileres ilegales del sitio, a Reasons to be cheerful.
El problema comenzó a manifestarse en diversas ciudades, primero en Estados Unidos, pero luego en todo el mundo. En los barrios residenciales escasearon residentes locales y los edificios empezaron a ser invadidos por turistas.
Ante el problema, algunas ciudades en Europa ya tomaron medidas, como es el caso de Florencia (Italia), donde se prohibió la publicación nuevos alquileres a corto plazo en su centro histórico y ofreció exenciones fiscales a los propietarios que acepten volver a los alquileres tradicionales.
El caso más conocido en Estados Unidos es el de la ciudad de Nueva York, donde a partir de septiembre de 2023 se limitó hasta dos personas hospedadas por inmueble para las estadías cortas. Además, se requirió que las personas que administren dicho inmueble fueran propietarias principales de la vivienda y estuvieran presentes en ella mientras hospedaban, según Wired. En su momento, esta medida acabó con casi el 90 % de los inmuebles disponibles en la aplicación.
En algunos casos, el problema para las comunidades no solamente es económico sino también existencial. Por ejemplo, Nueva Orleans (Estados Unidos) atrae a los turistas por su cultura, arte, gastronomía y música, pero el costo de vida es cada vez menos accesible para las personas que brindan estos servicios.
Jeffrey Goodman vive en Nueva Orleands, es urbanista y consultor especializado en alquileres de corta duración. «Fuimos una de las primeras ciudades en experimentar el crecimiento de los alquileres a corto plazo y estamos en un lugar único porque gran parte de lo que vendemos es cultura. Es arte. Su comida. Pero la gente que hace arte, cocina la comida y toca las trompetas tiene dificultades para vivir aquí», afirmó a Reasons to be cheerful. «Hay muchas ciudades que se hacen esta pregunta: ‘¿Somos ya una ciudad o solo somos Disneylandia?'».
En Buenos Aires, existen 33.490 locaciones para alquilar en Airbnb, según datos de Inside Airbnb. Los usuarios alquilan un promedio de 68 noches, cantidad de días que varía según el propósito de la estadía. En la Ciudad hubo un gran aumento de «nómades digitales» que eligen el sitio por su bajo costo de vida y que optan por hospedarse a través de Airbnb, según Página 21 y el precio por cada una de ellas es una media de $59.480.
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