Cipolletti: 66 años del colegio que nació para que nadie se quede sin estudiar

El “Manuel Belgrano”, emblema educativo ubicado en pleno centro, le recuerda a la comunidad de lo que es capaz cuando confluyen los intereses y las voluntades en pos de una necesidad urgente.

¿Qué hacer si egresan 250 estudiantes del nivel primario en una sola camada y no hay colegio secundario cercano donde anotarlos? La situación histórica se dio en 1957, en el radio comprendido entre Cipolletti, Cinco Saltos y Fernández Oro y se volvió un problema impostergable. Las complicaciones ya venían haciéndose sentir y la deserción que se avecinaba no era menor. ¿Quiénes podían viajar hasta Neuquén para estudiar? Así y todo no habían tantas vacantes allí. ¿Y quiénes podrían acceder a los internados de Roca, Bahía Blanca o localidades más lejanas? Sólo aquellos que provenían de una familia con las condiciones económicas para frontar la inversión que implicaba, algo que sólo vivía una minoría. “Buenos elementos se frustraban por su condición humilde”, señaló al respecto el libro del Rotary Club local, en su edición por los 110 años de la ciudad.

Casi nueve meses después de que vecinos y vecinas empezaran a organizarse, el “Belgrano” abrió sus puertas, el martes 25 de marzo del año siguiente, en 1958, tiempo récord para una época que no contaba con la tecnología actual ni con otras facilidades. ¿Ya? Si, menos de un año, para levantar el edificio que hoy completa la esquina de calles Miguel Muñoz y Roca. El nombre del creador de la bandera nacional fue el elegido para bautizarlo, sin el rango de “general”, porque prefirieron destacar los valores del ilustre como ciudadano y hombre público. Por eso también designaron a Junio para celebrar sus aniversarios: el mes de la efeméride patriótica y mes en que comenzaron las definiciones en aquellos días fríos de 1957 en el Alto Valle.

El repaso del libro histórico del Rotary señala que para tener dónde ubicar al actual ESRN N°89 se apeló a dos lotes que compró y cedió el Municipio, frente a la plaza, agregados a un espacio que Lucinda Larrosa de Fernández Oro había previsto antes donar a la comuna. Afortunadamente, ante el planteo comunitario, la mujer aceptó que se utilicen esos metros cuadrados, que por entonces constituían el Parque Sarmiento. Subdividido, el espacio guardó lugar a su vez, para lo que luego sería la Comisaría 4°.

El inicio de la obra tuvo acompañamiento masivo.

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Después del arduo trabajo de la Comisión Pro Colegio (luego convertida en Asociación), que supo reunirse en la Biblioteca Bernardino Rivadavia y también en el Club Cipolletti, el 8 de septiembre de 1957 se colocó la piedra fundamental en un acto que logró concurrencia masiva. Hasta el escribano que preparó el contrato de construcción lo hizo ad honorem. Pero la oficialización ante el Ministerio de Educación no fue automática. “Nación solamente autorizó un primer año del Ciclo Básico”, afirmó el Rotary, por lo que hizo falta recurrir a las autoridades provinciales de la Intervención Federal en Río Negro para lograr respaldo.

Recién el 29 de abril de 1958, con las clases ya iniciadas, llegó la firma del decreto para la creación del primer secundario de Cipolletti, designado su rector, Carlos Raggio, y el personal correspondiente. Atilio Morosín fue el escultor que realizó el busto del prócer que ostenta la escuela.

En medio de todo este proceso, recién en 1959 comenzó a cobrar todo el personal y en ese año también comenzaron las gestiones para el aval nacional de los títulos que se otorgarían. Mientras tanto, la Asociación que impulsó la gestión buscó al menos pagar el traslado del personal que hacía posible el funcionamiento del Colegio, según compartió con RÍO NEGRO, la exalumna, exdocente y exvicerrectora, Liliana Fedeli, recopiladora de más datos que compartió para esta nota. Había docentes que asistían a dar clases provenientes desde Neuquén y Cinco Saltos, por ejemplo, a pesar de todo.

La esquina del Colegio Belgrano en otro tiempo. Foto: Archivo Municipal.

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Con las materias convencionales, el “Belgrano” tuvo otras muy propias de la época, como caligrafía (escritura a mano con sentido estético), mecanografía (escritura con máquina de escribir) y estenografia (técnica para transcribir, mediante signos y abreviaturas, un discurso o una melodía a la misma velocidad a la que se emiten los sonidos).

El edificio fue declarado patrimonio histórico cultural, edilicio y educativo provincial, y como sede terminó albergando además al CEM N° 74 “República de Italia”, primer colegio secundario nocturno de la localidad. Después de tanto esfuerzo, en 1962 egresó la primera promoción, con tres especializaciones: comercial, bachiller y magisterio. De las cinco primeras aulas pasaron a tener 16, en las que cursaron generaciones y generaciones de jóvenes.

Pocos establecimientos podrán enorgullecerse como éste de haber surgido por iniciativa de la comunidad, que se fijó un objetivo y activó un mancomunado esfuerzo hasta lograrlo. Sabemos que mirar lo positivo del pasado es una buena manera de forjar metas para el presente y el futuro”, valoró Fedeli, profesora de Historia que también integró el equipo a cargo del repaso de los primeros 20 años de vida de esta institución.


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