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Cien años y la política mantiene sus formas en Neuquén

Organizar desde lo urbanístico la capital de Neuquén no fue tarea fácil. Pero tampoco lo fue conducir los destinos políticos. Nada de lo que se sabe de antaño puede sorprender hoy.

Organizar desde lo urbanístico la nueva capital del Territorio del Neuquén, en el paraje Confluencia de 1904, no fue tarea fácil. Pero mucho más complejo fue armar un gobierno local que pudiera conducir de manera consensuada, los destinos políticos de una ciudad ya destinada a ser grande. ¿Ya existía la grieta? Tal vez sí, sostienen algunos. ¿Lucha entre partidos políticos antagónicos por el poder? Sin duda, afirman todos y de eso nos vamos a ocupar.

Empecemos por el principio. Al declararse nueva y definitiva capital, la ley 1. 532 de 1884 que creaba los territorios nacionales establecía que solo las localidades de más de mil habitantes podían constituir sus propios Concejos Municipales. Y fue un año después que el entonces gobernador Carlos Bouquet Roldán solicitó constituir el gobierno local por haber superado el número exigido. En marzo de 1906 se realizó la primera elección. De ahí para adelante hasta la década del 20 transcurrió una historia que hoy no sería tan ajena a cualquier ciudadano argentino.

El primer Concejo Municipal debía luchar contra una resistencia por parte de las autoridades del Territorio Nacional, quecon sus dependencias en la misma ciudad, obstaculizada la autonomía que requería. Había mucho por hacer pero no había recursos y no llegaba ayuda desde más arriba.

Así pasaron varios presidentes de Concejos Municipales sin poder hacer demasiado. Renunciaban o eran reemplazados por otros designados por el gobernador. Hasta que aparecieron en escena Abel Chaneton y Miguel Mango que bajo la figura de un partido político denominado “Unión Vecinal” lograron marcar un antes y un después en la política local. “Ambos fueron un binomio que marcó la orientación política de la ciudad”, recuerdan los historiadores que conformaron el grupo Gehiso de la Universidad Nacional del Comahue.

Un dato destacable que hay que mencionar que la política neuquina estuvo en esos tiempos marcada por los “notables”, funcionarios públicos, comerciantes acaudalados y procuradores”. “En la práctica cotidiana, las autoridades municipales siempre formaban parte del círculo de notables que dominaban la escena pública, sea por su riqueza material o mediante la prensa periodística”, cuenta el análisis de los historiadores.

También fue gente que tenía fuerte influencia sobre los votantes, jornaleros y quinteros de esos tiempos. Y fue allí donde construyeron su poder y permanencia en el poder local.
A modo de ejemplo, “en 1912 al cierre del empadronamiento, se habían sumado 13 jornaleros y dos albañiles provenientes de La Zagala, la quinta donde vivía Eduardo Talero, uno de los protagonistas más importantes e influyentes de los primeros años de la gestión política de la capital.


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