Choele Choel y Pueblo Avellaneda: una ventana al pasado arqueológico en pleno Valle Medio

El trabajo de un antropólogo bonaerense motivó excavaciones en el segundo emplazamiento que tuvo la ciudad. Entre médanos y arbustos espinosos descansaba escondida la historia, que se remonta a la Campaña al Desierto.

Ladrillos enterrados en plena Pampa de los Molinos, 2,5 kilómetros al noroeste del ejido urbano, son mucho más que algo abandonado. No tienen valor monetario, aunque desconocidos los removieron esperando encontrar algo más, pero son el vestigio de una etapa en la que Choele Choel intentó prosperar en otra ubicación, aunque el viento y los médanos se lo impidieron. 

Instituciones de larga trayectoria en el Valle Medio como la Asociación Amigos del Museo Regional choelense y los museos “Salatino Mazzulli” y “Mony Gundín” (Beltrán) ya exhibían en sus vitrinas restos del paso del Ejército en tiempos de la Campaña al Desierto y los fortines, junto con objetos de la vida cotidiana de comerciantes, familias y proveedores que los acompañaron para abastecerlos. Sin embargo, la labor de Adolfo Eliges y su equipo, en el marco de la preparación de su tesis doctoral, ayudó a contextualizar y ubicar el patrimonio material que quedó de esos años, en lo que supo ser el llamado “Pueblo Avellaneda”.

La experiencia se extenderá hasta el próximo domingo con licenciados en Antropología y estudiantes avanzados de Geología e Historia, además de voluntarios del Instituto de Formación Docente de Beltrán.
La labor realizada por Eliges y su equipo se viene extendiendo desde 2014, con resultados concretos.

Sumó además una colección de fotos tomadas justamente allí en 1879, que se encontraba en el Museo Udaondo de Luján, y un plano del pueblo con minuciosas observaciones confeccionado por Jorge Rohde, ambos recursos que sirvieron para tomar como referencia a la hora de reconstruir la forma en que estaba distribuida la vida de unas 4 mil personas, con 200 construcciones, en esa segunda etapa fundacional. 

Ventana al pasado arqueológico del Valle Medio | 3 años en 30 hectáreas


Oriundo de La Matanza, conurbano bonaerense, este licenciado en Antropología con orientación en Arqueología llegó al norte patagónico convocado por uno de sus directores de tesis, Luciano Prattes, residente en Río Colorado, quien le sugirió el tema y con eso activó un trabajo sostenido que se extendió desde 2014 hasta la actualidad. Desde entonces se organizaron nueve viajes sucesivos en los que se recolectó material, se intentó confirmar hipótesis y se registraron imágenes aéreas con un dron, en alta calidad, para poder seguir el análisis a distancia, de las casi 30 hectáreas que fueron ocupadas entre 1879 y 1882

En diálogo con Diario RÍO NEGRO, Eliges explicó que hasta ahora se trabajó en torno a dos estructuras identificadas, una de ellas una posible pulpería, en las que se reconocieron hiladas de ladrillos, incluso unidos con cemento, que se levantaron después de que la inundación de 1879 obligara a los pobladores a moverse del primer emplazamiento, asentado en la conocida Isla Pacheco.

Sitio al que sólo se podía llegar siguiendo las rastrilladas indígenas, que conectaban con el centro del país o la Araucanía, se desmontó Pampa de los Molinos queriendo poblarlo, pero no se tuvo en cuenta que eso dejó sin retención a una increíble cantidad de arena que junto con el viento sometió a los nuevos residentes a una pésima calidad de vida. 

Ventana al pasado arqueológico del Valle Medio | Pensar la historia


Eliges, a la derecha, junto al intendente Ramello y la conducción del Museo de Choele Choel, Liliana Zapata y Evaristo Navarro.

Especialista en la historia regional a partir de su profesión, este arqueólogo destacó que trabajos como el suyo vienen a confirmar la idea de que tanto el general Julio A. Roca como el general Conrado Villegas, primer fundador de Choele bajo el nombre Avellaneda, buscaban con estos asentamientos armar un pueblo que fuera “testimonio de la civilización”, en contraste con la “barbarie” que representaban los pueblos originarios para la mirada de la época. 

Por eso bajo tierra hoy es posible encontrar objetos casi de lujo o de avanzada elaboración y confección, opuestos a la escasez de recursos que había en el resto del norte patagónico en esos años. Vajilla, cubiertos, restos de prendas de vestir, objetos de vidrio, son algunos de esos ejemplos. 

Para Eliges, el tiempo de los enfrentamientos más crueles con grupos nativos aislados fue en realidad un año antes, en 1878, la llamada “guerra de policías”, que buscó debilitar a las comunidades para dejarlas sin recursos y permitir que el arribo de Roca y los suyos se diera en un contexto ya arrasado, una vidriera de cara a las elecciones presidenciales que aspiraba disputar. 

Ventana al pasado arqueológico del Valle Medio | Preservar, volver y compartir


Registro de las botellas encontradas, que hablan de una época, el abastecimiento del Ejército y los hábitos de los pobladores.
Restos de cubiertos que sobrevivieron a pesar del tiempo y la intemperie.

La experiencia de esta semana, que se extenderá hasta el próximo domingo, se tradujo en el décimo viaje de este profesional hasta Choele Choel, compartido en esta ocasión, desde el trabajo de campo, con los licenciados en Antropología Verónica Martí, Rodrigo Tormo Izaguirre, Bruno Pollard y Javier Hanela, además de Jaqueline Tiribe (estudiante avanzada de Geología) y Julián Rojas, (estudiante avanzado de la Licenciatura en Historia). 

Felices con su presencia en la región, desde el Museo Regional local ya lo adoptaron como un valioso colaborador, al que recibieron en cada oportunidad con calidez y predisposición para sumar logística a los resultados que se logren. De avanzar en un acuerdo de preservación con la comuna y una vez finalizada su tesis, este arqueólogo definirá volverá a Choele Choel para compartir los resultados de su labor. 

En este 2025, el agregado fue la posibilidad de convocar a algunos voluntarios a las excavaciones, con el fin de incentivar el interés de estudiantes y académicos rionegrinos en la temática. Eso permitió que se sumen profesores y alumnos del Instituto de Formación Docente (IFDC) de Luis Beltrán, mientras que el Municipio alojó a los visitantes en las instalaciones del Polideportivo Municipal y el Concejo Deliberante declaró su labor como una actividad de interés.


Ladrillos enterrados en plena Pampa de los Molinos, 2,5 kilómetros al noroeste del ejido urbano, son mucho más que algo abandonado. No tienen valor monetario, aunque desconocidos los removieron esperando encontrar algo más, pero son el vestigio de una etapa en la que Choele Choel intentó prosperar en otra ubicación, aunque el viento y los médanos se lo impidieron. 

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