César no aparece: tras ocho días crece la angustia repartida en cuatro provincias
Integraba una rama de los Calluqueo que hace años había perdido el contacto con el resto de la familia neuquina. Hoy esos parientes envían apoyo, a pesar de la distancia, con la esperanza del reencuentro.
Ocho días pasaron desde que comenzó la búsqueda de César Calluqueo, vecino reginense desaparecido en La Pampa. Mientras tanto, crece la preocupación de sus parientes, repartidos en cuatro provincias.
“A veces uno destina tiempo para otras cosas, pero no para lo importante, yo quería que lo conozcan a mi viejo”, se lamentó uno de sus hijos varones, también llamado César, en diálogo con RÍO NEGRO. Él viajó desde su actual ciudad de residencia, 25 de Mayo, hasta General Acha, para acompañar la búsqueda de su padre.
César se refiere al encuentro que tenían pendiente con el resto de la familia Calluqueo, todos descendientes de Rosa, la longeva araucana que vivió en Vista Alegre, Neuquén, hasta los 122 años. Madre de Ignacia, Mariano y Pascual, la mujer originaria murió sin saber qué había sido de la vida de éste último, que terminó formando su propio árbol genealógico lejos de sus raíces.
De esa rama, en Regina nació César, sin saber que el resto de sus vínculos de sangre seguía en distintos puntos de la región. Casado, tuvo sus propios hijos, tres varones y una mujer, hoy repartidos entre el mismo General Acha y 25 de Mayo, Buenos Aires. Su vida siguió, sin tener muchos más datos de los demás, hasta ahora.
Pampeanos, bonaerenses y rionegrinos de esta gran prole no habían vuelto a saber de sus parientes neuquinos hasta que una prima leyó, en una sala de espera en Neuquén, una de las notas que este medio publicó en el Suplemento “La Patagónica”, sobre la memoria y el legado de Rosa Calluqueo. Cuando el contenido la sorprendió, la mujer comenzó a atar cabos y nombres. Ansiosa, dio el aviso entre los suyos, que se comunicaron con RÍO NEGRO para tener los contactos telefónicos y reencontrarse con los patagónicos. Entre complicaciones de salud y de organización, eso no fue posible y ahora que César no aparece, la angustia es más fuerte, por la necesidad de saber dónde está y por ese abrazo que quedó pendiente.
“Seguimos sin novedades, ahora esperamos la venida de un rescatista de Cutral Co que viene para realizar algunos rastrillajes”, contó César hijo, ante la consulta de este medio. Ya consciente de que pueden encontrarlo con o sin vida, aún guarda el anhelo de que alguien lo haya levantado haciendo dedo y que quizás esté en algún punto de la zona, campo adentro.
Mientras tanto, todos los cuidados están puestos en contener a la esposa del desaparecido, en medio de su preocupación. Si nada cambia, dentro de poco tendrán que reorganizar el día a día de cada uno, para cumplir con sus obligaciones laborales, ante el paso implacable de los días. “Ahora viene mi esposa para poder estar una semana más, pero después calculo que tendremos que retomar nuestra actividad”, dijo el hombre, dedicado al rubro gastronómico.
Compungido, el hijo del jubilado desaparecido contó que desde su local ya tomaron la decisión de que ante la presencia de cualquier persona mayor, desorientada o en situación de calle, optarán por ofrecerle asistencia, algo para comer y beber, anticipó. “Ahora que a nosotros nos toca pasar por algo así, por la enfermedad de papá, sabemos que quizás sean muchos más los casos en los que se repita su cuadro y que anden deambulando sin saber lo que ocurre. Si uno no les ofrece, ellos no piden nada”, explicó el hombre, recordando las enseñanzas de su padre. “Él tenía un don, daba todo por cualquiera”, recordó y por eso ahora quieren imitarlo.
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