Cerati tenía razón: poner canciones tristes nos hace sentir mejor 

La célebre frase del músico tiene sustento científico. La denominada "paradoja de la canción triste" ocurre por distintas razones, entre ellas, que nos hacen sentir comprendidos y nos ayudan a hacer catarsis.

Cerati tenía razón: poner canciones tristes nos hace sentir mejor. Foto de engin akyurt en Unsplash.

Todos alguna vez nos sentimos mal y, en lugar de poner música para bailar, escuchamos canciones tristes hasta hundirnos en el llanto. Sin embargo, esto puede parecer paradójico. ¿Por qué hundirnos en el drama de esa manera? ¿Tiene algún sentido esta acción que repetimos tanto? 

En su tema Adiós, de su disco solista Ahí vamos, Gustavo Cerati canta una frase que se volvió muy popular: “Ponés canciones tristes para sentirte mejor“. Y es que aunque en el momento pareciera que lo que estamos haciendo es darnos con un nuevo puñal en la misma herida, definitivamente hay algo en escuchar nuestros dolores en boca de otro, porque después de hacerlo nos sentimos bien. 

Sobre esto investigaron los científicos Liila Taruffi y Stefan Koelsch en la Universidad Libre de Berlín. Juntos hicieron un estudio en el cual le pidieron a distintos participantes que enumeraran sus sentimientos al momento de escuchar canciones tristes. La lista contenía opciones como nostalgia, tranquilidad y ternura, y los resultados demostraron que este tipo de música les hacía sentir mejor. 

A propósito de esto, el medio Health Shots habló con el Dr. Imran Noorani, psicólogo de Nueva Delhi, para obtener más información sobre el tema. El profesional aclaró que este fenómeno se conoce como la “paradoja de la canción triste” y que hay muchas maneras de que esto suceda. 

En primer lugar, la principal forma de alivio que nos puede dar la música es la de ayudarnos a hacer catarsis: las canciones tristes pueden darnos ese empujón que necesitamos para liberar la angustia, procesarla y dejarla ser en un ambiente controlado. Después de expresar nuestras emociones nos sentimos más livianos.

La otra razón por la que elegimos canciones tristes tiene que ver con que nos hacen sentir comprendidos. Las letras sobre rupturas, duelos y fracasos que escriben los cantautores suelen resonar con nuestras experiencias y entonces nos sentimos acompañados y conectados. Y también hay un punto en la apreciación estética: una canción que por su melodía, letra o interpretación nos gusta mucho, nos genera sensaciones satisfactorias. 

En cuarto lugar, el Dr. Noorami hace hincapié en el concepto de placer trágico, que consiste en encontrar cierto placer al experimentar esa angustia desde una distancia segura. Por último, el psicólogo destaca la posibilidad de profundizar en nuestras emociones con la música, lo que también nos conduce finalmente a una mayor sensación de bienestar. 


Este contenido fue originalmente publicado en RED/ACCIÓN y se republica como parte del programa ‘Periodismo Humano’, una alianza por el periodismo de calidad entre RÍO NEGRO y RED/ACCIÓN



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