“Celulares tontos”, la moda que evita la hiperconexión a las pantallas
En inglés se llaman "dumbphones" y son lo contrario al smartphone (celular inteligente) que capitalizan el mercado mundial. Un sector de la población, cansada de internet y la dependencia tecnológica, los elige cada vez más.
Apagar el celular en el cine, o dejarlo en modo avión, es para muchos algo imposible. Pero, son cada vez son más las personas que están preocupadas por las consecuencias de estar tantas horas en línea, de usar sin parar redes sociales o aplicaciones. Entre los efectos, se identifica el cansancio, hastío o agobio. Varias personas consultan a profesionales, otras utilizan aplicaciones del celular que les alerta sobre el tiempo que están frente a la pantalla y otras, se suman a esta tendencia, cada vez más extendida, de comprar celulares sin conexión.
Los dumbphones o “celulares tontos”, se presentan como una propuesta para la desintoxicación. Se caracterizan por su simplicidad operativa, ofrecen funcionalidades elementales de comunicación como realizar y recibir llamadas o mensajes de texto. Parecidos a los celulares de finales de los 90 y los 2000, en los que no se pueden incorporar aplicaciones de redes sociales. Son, en definida, una opción frente a la ansiedad y el estrés que genera la híperconexión.
Si bien los mal llamados “celulares tontos” (por oposición a los smartphones, teléfono inteligente en inglés) no se han popularizado en el país, es una tendencia que podría llegar, pues la saturación informativa funciona a nivel mundial. Por ejemplo, en Estados Unidos se calcula que durante 2023 se vendieron 2,8 millones de dispositivos sin servicio de internet.
De acuerdo a un estudio de la BBC, del 2019 al 2021 la previsión de ventas de este tipo de móviles fue de US$600 millones y durante el mismo período de tiempo las búsquedas en Google relacionadas a los “celulares tontos” crecieron un 89%.
“La hiperconectividad es esa posibilidad de estar en muchos mundos, de tener abiertas muchas puertas al mismo tiempo y recibir una cantidad de estímulos casi imposible de procesar” explica Sonia Amaro, profesora de Psicología especializada en temas vinculares y vocacional.
“Suena paradójico, pero pareciera que estuviéramos más conectados, pero en realidad favorece la desconexión con uno mismo o con otros aspectos de la vida”, suma el psicólogo de Roca Gustavo Marin. Y pone un ejemplo: “Sí, llego a mi casa y en vez de saludar a mi esposa y jugar un rato con mis chicos me pongo con el celular, en realidad me estoy desconectando de un aspecto de mi vida que también es importante, que es el ambiente familiar”.
Según la consultora Sortlist Argentina es el quinto país del mundo que más usa el celular. Según el informe en nuestro país tenemos un promedio de 9 horas y 39 minutos al día y un total de 147 días al año. En el primer puesto está Filipinas, con 10 horas y 56 minutos; después viene Brasil con 10 horas y 8 minutos; le sigue Colombia con 10 hs y 7 minutos y luego Sudáfrica con 10 hs y 6 minutos.
La constante conectividad demuestra tener efectos perjudiciales en la salud mental. “El tener la atención multifocal, dividida en un montón de cosas al mismo tiempo, genera un efecto de ansiedad muy alto”, explica Sonia Amaro.
Y Gustavo especifica: “La ansiedad es un trastorno bastante importante, no nos vamos a morir de ansiedad, pero nos va a imposibilitar de tener una buena calidad de vida porque estamos todo el tiempo en un estado de alerta, de tensión, de estrés. Eso no nos va a permitir relajarnos ni disfrutar de la vida o estar compenetrados con algo que queremos hacer”.
El acceso a redes sociales, a aplicaciones, a chequear constantemente si entró o no un nuevo mensaje, lo tenemos naturalizado y esas prácticas pasan desapercibidas. “En general la gente no toma en cuenta que tiene cierta adicción a la tecnología”, explica Gustavo y cuenta que, a sus pacientes, les consulta “¿Qué es lo que primero que haces en la mañana?” Y generalmente le responden: chequear el celular. “¿Cuántas veces lo miras por día?”, es la segunda pregunta que les hace, y se encuentra con respuestas del estilo: cada tres, cinco minutos. “Esos son síntomas de adicción a la tecnología”, explica el profesional, “los tenemos tan incorporados, que pareciera como si fuera algo normal. Es como la ansiedad, pareciera que fuera normal porque todo el mundo está inquieto, pero no es algo saludable”.
Según una encuesta de Real Research realizada a más de cuarenta mil personas, el consumo promedio de redes sociales es superior a siete horas diarias, por parte de más del 50% de los adolescentes. Por eso, es un sector que hay que prestarle atención.
¿Qué hacer? ¿Cómo bajar el tiempo de conexión? Hay varias acciones que se pueden hacer: una son los “celulares tontos”, otra es utilizar herramientas que prohíben usar el dispositivo o determinadas aplicaciones cuando se excede una determinada cantidad de horas. Otra, más drástica, es desinstalar las aplicaciones que se consideran más nocivas o apagarlo de noche, o durante algún tiempo durante el día.
Sonia Amaro explica que no hay un manual para hacer frente a la hiperconexión, pero si “pequeños tips” que pueden cambiar hábitos y sobre todo en los más jóvenes. “Desde el mundo de los adultos tenemos que dar el ejemplo, enseñarles a no tener el celular en la mesa, en los horarios en los cuales podemos reunirnos a comer todos juntos. E incluso, enseñarles que en los momentos de estudio dejen el celular en otra habitación para que sea casi una incomodidad tener que pararse e ir a consultarlo”.
La propagación de estos síntomas es cada vez más global. En algunos países existe el Derecho a la desconexión digital. En Argentina está incluido en la Ley 27.555 de Teletrabajo que entró en vigencia en 2021. El texto establece el derecho a no ser contactada y a desconectarse de los dispositivos fuera de la jornada laboral y durante las licencias.
“Vivimos en una sociedad que por un lado existe un gran individualismo, pero por otro, ese individualismo no significa que yo tenga una mirada más introspectiva, que nos permita conocernos a nosotros mismos”, explica Gustavo, “no tenemos una educación emocional que nos permita ver si realmente estamos tristes, enojados, angustiados. En general, escapamos a todo ese mundo interno. Y justamente la tecnología, como puede ser la comida o las drogas son paliativos que se buscan para escaparse de mí mismo. Y ahí es que entra la tecnología, como una nueva adicción poderosa”.
Qué es la nomofobia
La nomofobia significa “no mobile phone phobia” en inglés, es decir, el miedo irracional a tener que estar sin el celular. Si bien no tiene un diagnóstico específico, hay algunos rasgos que permiten alertar sobre este padecimiento.
El miedo o ansiedad excesiva e irracional por no poder usar el móvil es de las características principales. Otra es la sensación de ansiedad que se sufre cuando no se dispone del celular.
Algunas de las señales a las que se recomienda prestar atención y especialmente en los adolescentes son: si se revisa el teléfono de manera compulsiva; si la persona se muestra molesta si no tiene señal, wifi o datos; si tiene ansiedad por no recibir respuesta a sus mensajes; si duerme con el dispositivo muy cerca; si tiene problemas de socialización, entre otros.
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