Brigadistas de Bariloche combaten el incendio en Córdoba: «El fuego no puede llegar al pueblo»

Desde hace cuatro días, brigadistas de los parques Nahuel Huapi, Lanín, Laguna Blanca, Lago Puelo y Los Alerces tienen una misión: evitar que el incendio forestal que azota al norte de Punilla, en Córdoba, llegue a la localidad de San Marcos Sierra. El desafío no es menor: en solo cinco días, el fuego arrasó con 20 mil hectáreas.

Después de un descanso de unas pocas horas, salen bien temprano a terreno para regresar, exhaustos, a última hora del día.

«Si bien el incendio en el sector de Capilla del Monte no está teniendo actividad de llama, los primeros cinco días se extendió mucho y quemó 20 mil hectáreas. Salió de la jurisdicción y avanzó para el lado de San Esteban, Los Cocos y San Marcos Sierra», sintetizó Ezequiel Molina, de la Dirección de Lucha contra Incendios Forestales en Bariloche. Mencionó que otro foco afecta la zona de Traslasierra, donde trabaja personal de Parques Nacionales, junto a brigadistas de la provincia. 

Molina tiene 45 años, pero con solo 15 ingresó a una organización civil vinculada a la prevención de incendios forestales. Reconoció que «el sistema» lo fue involucrando hasta entrar como brigadista al parque nacional Quebrada del Condorito, en Córdoba. Pasó a ser guardaparques, aunque sigue vinculado a su función como brigadista en Bariloche. En esta oportunidad, fue enviado a prestar ayuda a los incendios en Córdoba.

«Soy oriundo de esa provincia y conozco muy bien la zona y cómo se manejen los fuegos. Lo cierto es que con las condiciones del cambio climático se están viendo comportamientos diferentes. Y todo es bastante impredecible», sentenció. Puso como ejemplo, que, tiempo atrás, ante condiciones extremas, por la noche, los brigadistas contaban con «una ventana de respiro para intervenir sobre el fuego producto del aumento de la humedad relativa y la baja del viento«. 

«Con este incendio, eso fue imposible. Teníamos temperaturas elevadas día y noche y, viento extremo. Las condiciones solo daban para hacer un ataque indirecto. Nos asignaron este lugar para que el fuego no llegue al pueblo y en este momento, está frenado», especificó. 

Por eso, los brigadistas están focalizados en el perímetro: allí donde ven humo, actúan porque la prioridad es evitar cualquier complicación. 

Molina comentó que la actividad arranca a las 6, cuando los brigadistas desayunan. Una hora después, salen a terreno hasta pasadas las 18, cuando baja la temperatura y las condiciones se tornan más estables. Dos horas después, retornan al cuartel. 

«En Córdoba los fuegos son rápidos por el tipo de combustible. Avanza mucho más en kilómetros en relación en el sur, donde hay tanta vegetación que los incendios no tienen tanta dimensión en su extensión», señaló. 

Combatir un incendio en una zona donde escasea el agua

«Está descontrolado«. De esta forma, el barilochense Luciano Machado, referente operativo de la Dirección de Lucha contra Incendios Forestales de Parques Nacionales, definió la situación en Quebrada de la Mermela, a 265 kilómetros al oeste de la ciudad de Córdoba. 

«Estamos cerca del parque nacional Traslasierra. El fuego está muy sobre el límite, por eso los esfuerzos apuntan a que no entre al área protegida. Se trabaja en la cabeza y flanco izquierdo para cortar el avance del fuego», especificó. 

La zona, describió, es de muy difícil acceso con muchas quebradas. «Se está trabajando sobre el filo de la sierra para tratar de contener el avance pero después hay muchos cañadones y quebradas que dificultan el trabajo», puntualizó. 

En la zona, agregó, escasea el agua por lo cual se torna complicado trabajar con los medios aéreos.

El sistema de trabajo se vuelve complejo y demanda una «cadena»: los aviones hidrantes se abastecen de agua, a través de tanques australianos montados en los aeroclubes. Esos tanques, a su vez, se abastecen con la cisterna de las autobombas de Bomberos. Para los helicópteros, se colocan unos «piletones móviles» que se llenan de agua gracias a las cisternas.

«Estamos en temporada de lluvias y no está lloviendo. Los cauces de los ríos y las lagunas están secos. Se trata de montar estrategias con los tanques australianos para llevar agua a donde se pueda. El trabajo es básicamente con herramientas de mano«, señaló Machado. 

El sur del país, entendió este brigadista, tiene una ventaja: «Con tantos espejos de agua, usas los arroyos, los lagos, las lagunas. En esta zona, en particular, es complejo. También difiere de los incendios en pastizales donde usás técnicas de cortafuego. Porque la intensidad es otra».

Alarma para la primavera en el sur

Molina se mostró preocupado por un informe de la proyección del pronóstico para primavera y verano en la región de Patagonia Norte elaborado por el meteorólogo Ezequiel Markuzzi, de Esquel. 

«Markuzzi ya nos advirtió: con el estrés hídrico, el combustible está más predispuesto al fuego. Nos decía que, en primavera, tendremos un riesgo alto; mientras que en verano sería un poco menor. Tendremos que estar más alerta en primavera», planteó.

«¿Pero el panorama no es alentador con las recientes lluvias y nevadas?», consultó este diario. Molina no fue optimista y puso como ejemplo el incendio en una estancia privada en Fortín Chacabuco, camino a Villa La Angostura. «Había llovido el día anterior y era impresionante cómo quemaba. Eso nos da la pauta de cómo están las condiciones. Hubo una quema -permitida- en la Comarca días atrás, y fue agarrando pinos al punto que debieron cortar la ruta. Hoy está lloviendo y nevando, pero cuando eso cambie, se va a complicar», evaluó.