¿Binoculares o telescopio? Los consejos de un experto para principiantes observadores del cielo
El multipremiado astrofotógrafo Eduardo Schaberger Poupeau precisa en esta entrevista a RED/ACCIÓN cuáles son las diferentes funciones de cada instrumento y qué hay que tener en cuenta antes de adquirirlos, como el aumento y la montura, por ejemplo. Además, recomienda otros recursos, como Stellarium y bibliografía como el Manual del Astrónomo Aficionado.
Comúnmente se aconseja a quienes están iniciándose en la observación del cielo que una de las primeras herramientas que utilicen sean los binoculares. Sin embargo, el astrofotógrafo Eduardo Schaberger Poupeau tiene una opinión diferente: “Si la persona es es muy entusiasta, el binocular se puede llegar a quedar corto demasiado rápido, ya que permite ver alguna nebulosa, cúmulos de estrellas, cúmulos abiertos, cúmulos globulares si está en el campo, pero de forma muy pequeñita. Por lo que puede llegar a resultar un poco decepcionante. Lo que no quiere decir que sea un instrumento malo. Pero un telescopio brinda la posibilidad de ver más detalles”.
—¿Para qué sirve un binocular?
—Para hacer una primera exploración del cielo, porque tiene un campo visual mucho más amplio que el de un telescopio. Generalmente tienen pocos aumentos (7, 10, 15 o 20, como mucho). Además, un binocular tiene la ventaja de que sirve también para uso terrestre, ya que, a diferencia del telescopio, me da las imágenes no invertidas (patas para arriba). Se puede usar para ver aves, fauna, un paisaje.
—¿Qué se ve con binoculares en el cielo?
—La Luna se ve un poco más grande que a simple vista; los cráteres más grandes se pueden llegar a percibir; los planetas, aunque sin detalles; en el caso de Júpiter se ven cuatro puntitos luminosos alineados, que son las lunas galileanas y su banda; cometas; los anillos de Saturno; y cúmulos de estrellas, cúmulos globulares, nebulosas y algunas galaxias si estás en lugares muy oscuros. Como se usa sostenido con la mano, es mejor que no sean de tantos aumentos porque la vibración del pulso hace que la imagen se torne bastante inestable.
—¿Para qué sirve un telescopio?
—Como sus aumentos mínimos suelen ser superiores a los de los binoculares, se puede llegar a ver a mucho más, siempre dependiendo del tamaño del instrumento. Está pensado para ver cosas en detalles. Pero lo que sí requiere un telescopio es un trípode o una montura, que es lo que permite moverlo. Los más sofisticados tienen motorización.
—¿Qué permite ver a un principiante?
—Cuando se sabe qué se está observando es muy disfrutable ver por telescopio. De la Luna se pueden ver muchísimos cráteres a medida que va cambiando la fase, cadenas montañosas, rajaduras. Los planetas también son muy lindos de ver. Júpiter, por ejemplo, se puede ver como una mancha roja porque tiene una rotación bastante rápida, entonces se pueden ver sus bandas. También se pueden ver muchas veces cómo los satélites proyectan su sombra cuando pasan frente a un planeta.
—¿Qué podemos esperar ver con estas herramientas siendo aficionados principiantes?
—Un principiante se puede llegar a desilusionar cuando quiere acercarse a la astronomía porque en la época actual, que estamos tan bombardeados de imágenes, uno ve nebulosas que explotan de colores. Pero cuando mirás por un telescopio o un binocular no se ven. Sucede que nuestro ojo no es sensible al color débil que tienen estos objetos. Una nebulosa, por ejemplo la famosa nebulosa de Orión que está cerca de lo que conocemos como las Tres Marías, es muy colorida. Pero con binoculares desde un cielo oscuro se ve como una mancha difusa, una nubecita grisácea. Si voy con un telescopio de aficionado (de 15 a 20 centímetros de apertura) voy a poder ver esa mancha un poquito más definida, pero va a seguir siendo una mancha. Ahora, todo cambia cuando al poner una cámara fotográfica digital, que tiene la facultad de que puede acumular la luz. Ahí sí se ven los colores.
—¿Qué ítems básicos aconsejás considerar a la hora de evaluar la compra de un binocular?
—Los binoculares, si se usan sin trípode, no es recomendable que superen más de 7 o 10 aumentos. Yo, por ejemplo, tengo un 7 x 50, que es un número muy común. También pueden ser de 7 x 50, 10 x 50, 12 x 70. El primer número indica el número de aumentos (7, 10 o 12) y el segundo indica el diámetro de las lentes frontales. Por ejemplo, un 7 x 50 quiere decir que voy a tener 7 aumentos y 50 milímetros de apertura en los lentes frontales. Por otro lado, hay que evaluar que sean de marcas medianamente reconocidas porque para que funcionen bien tienen que tener calidad. Algunas marcas son Celestron o Meade.
—¿Qué ítems básicos aconsejás considerar a la hora de evaluar la compra de un telescopio?
—En principio, es importante saber que hay dos tipos básicos de telescopio: los refractores, que funcionan con lentes, y los reflectores, que funcionan con espejos. Los primeros son los clásicos, consisten en un tubo más finito y largo, y funcionan como una cámara. Y los reflectores, cuyo modelo más emblemático es el que inventó Isaac Newton, tienen en el fondo del tubo un espejo que refleja la luz, la concentra en un punto y sale hacia un costado del tubo. Es un diseño muy muy básico, pero que funciona realmente muy bien. La ventaja de los reflectores es que son más baratos e ideales para empezar.
Otra cosa que tengo que tener en cuenta con los telescopios es la montura, que es hasta más importante que el telescopio en sí porque si es endeble y se mueve mucho no voy a poder observar nada. Los telescopios tipo Dobson, que tienen una montura que me permite mover el telescopio de izquierda a derecha, arriba y abajo, son uno de los más fáciles de usar para empezar a observar.
—¿En qué lugares o sitios online recomendás comprarlos en Argentina?
—Yo recomiendo Duoptic, que es un distribuidor argentino y los dueños son aficionados a la astronomía, saben de lo que están vendiendo. Otras opciones son Cosentino Store y la página de Saracco, que son distribuidores de las marcas más conocidas en el mundo. Porque en sitios como, por ejemplo, Mercado Libre, hay telescopios baratos, pero que son poco más que un juguete.
—¿Qué le aconsejarías a alguien que no tiene acceso a comprar estos instrumentos pero que igual quiere comenzar a observar el cielo?
—Hoy día tenemos la suerte de que existen programas como Stellarium, que es un software gratuito que lo puedo descargar en la PC y también existe una versión para celulares, que es menos completa. Lo que hace es simular el cielo tal cual se ve desde el lugar donde se esté. Se puede adelantar y atrasar la hora. Por ejemplo, puedo ver cómo estaba el cielo en el momento en que nací. Se pueden ver las constelaciones; ubicar en el cielo las figuras mitológicas que representan las constelaciones; buscar planetas; ver objetos del cielo profundo, como galaxias, nebulosas o cúmulos. Es una muy buena herramienta para empezar. También aconsejo el libro, escrito por el argentino Enzo de Bernardini, que se llama Manual del Astrónomo Aficionado.
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