«Bebés reborn»: la nueva tendencia de comprar recién nacidos hiperrealistas, parecen reales, pero no lo son

Para el Día de las infancias aún faltan tres semanas, pero en redes sociales ya se anuncian los encargos de estos muñecos que despiertan controversia. Cuestan entre 300 y 500 mil pesos y emulan el peso, cabello, muecas y estructura física de un bebé recién nacido. Mientras crecen en popularidad, generan controversia.

En redes sociales pasan como si fuesen bebés reales. Sus muecas, su peso, su contextura, su color de piel y hasta el más mínimo detalle. Se llaman “bebés reborn”, vueltos a nacer en inglés. Los compran para regalos, para coleccionar y hasta para sobrellevar afecciones. Esta moda, ya extendida en Europa y Estados Unidos, hace pie en Argentina. Una tendencia que a medida que se expande, despierta controversia.

Leticia Andrea Casco es una de las mujeres que crea los «bebé reborn» en Argentina. “Yo soy artista”, se define. Estudió artes visuales y se especializó en este tipo de pintura hiperrealista en España. Los bebés salen entre 300 mil y 500 mil pesos. El precio varía según: si son una versión limitada, si se personalizan, si llevan cabello, ojos de acrílico, plástico o prótesis. “Todos los materiales con los que trabajo son importados, son buenos”, dice.

Leticia Andrea Casco pinta a mano cada uno de los bebés reborn. Foto: gentileza @bebesrebornargentina

Leticia tiene 27 años, pero siempre, hasta el día de hoy, le gustaron las muñecas. La curiosidad, la llevó a ser una de las pocas artistas del país que se dedica 100% a este negocio. Todo nació de una pregunta. Su madre, cuando ella tenía 16 años, le mostro una foto de ella, cuando era bebé y se preguntó: ¿Se venden muñecos que parezcan reales? No tardó, fue a buscar la respuesta a Google. Y ahí se encontró con un mundo, una tendencia que ya existía. “Pensé que había sido una idea mía”, asegura, “pero no ya estaba re de moda, y cada vez son más conocidos. Pero no son nuevos, parece que esta práctica nació en Alemania, durante la Segunda Guerra Mundial, una actividad que hacían las mujeres para regalarles muñecas a sus hijas”.

De a poco la tendencia se expandió por Europa, Estados Unidos y llegó a Argentina. “Acá no había nada hasta hace un tiempo, pero hoy en día salen mucho”, cuenta. En promedio vende entre seis y siete bebés por mes. Va armando varios al mismo tiempo. Puede tardar, según el encargo, entre diez días y tres semanas en preparar un “bebé reborn”.

El proceso del armado surge del kit, de la estructura del muñeco: cabeza, brazos y piernas en blanco. El trabajo fino lo hace Leticia. Pinta, capa tas capa, hornea, pinta la piel, los gestos, los labios, bellos, pliegues, barniza y sella. Si al muñeco hay que sumarle cabello, lo hace uno por uno. El material es alpaca.

Si bien el mercado es cada vez mayor, la desconfianza por estos muñecos también crece. En redes sociales, Leticia y sus colegas, son tildadas de “locas” o “traumadas”. Las críticas se originan justamente por la humanización de los modelos y que no se pueda diferencia que se trata de un objeto o un juguete y no de una persona real.

Los bebés reborn ya son una tendencia a nivel mundial. Foto: gentileza @bebesrebornargentina

El mercado de “bebés reborn” es acotado en nuestro país, pero existe un nicho está en crecimiento. “Cada vez que publico uno en redes, lo vendo”, dice Leticia, y de hecho ya tiene un posteo en sus redes sociales anunciando que publicará muñecos para el día de las infancias. “No estoy tomando encargos”, dice, “estate pendiente a mis historias de Instagram!”.

“Estos “bebés reborn” o gustan mucho o no gustan para nada”, analiza Leticia, “es como que no hay grises, pero yo los veo como una pintura, como un cuadro”. La mayoría de las compradoras de Leticia son mujeres, mamás que se los obsequian a sus hijas. Niñas y niños que los ven por redes sociales y quieren el suyo. También hay coleccionistas y publicistas. “A veces me los piden para un set de grabación en publicidades, películas o teatro porque es más práctico que llevar un bebé real”, cuenta. También se lo piden para procesos de angustia y hasta le encargaron de un geriátrico. “Una vez me compraron para un geriátrico”, cierra, parece que son buenos para las personas que tienen demencia senil o Alzheimer, los ayuda con su terapia”.


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