Bariloche tendrá la primera planta de biotecnología de la región
La inversión inicial es de 400.000 dólares y la planta que, estaría en condiciones de producir en 18 meses, será construida en el Polo Productivo, Industrial y Tecnológico de Bariloche.
El Instituto Andino Patagónico de Tecnologías Biológicas y Geoambientales (Ipatec), junto al Grupo Harmony, producirá astaxantina de manera natural y a escala industrial en Bariloche. Se trata de un insumo con propiedades antioxidantes que se emplea como suplemento dietario, que, hasta ahora, no se produce en Latinoamérica.
Con apoyo financiero de BICE (Banco Industrial y de Comercio Exterior) y la Secretaría de Industria del Ministerio de Desarrollo Productivo, la compañía Grupo Harmony construirá una planta biotecnológica en el Polo Productivo, Industrial y Tecnológico de Bariloche a fin de producir y exportar este insumo.
El proyecto contempla la construcción de dos biorreactores y una planta industrial para la producción de astaxantina, a partir de una levadura de alta montaña, conocida como «Phaffia rhodozyma». Para protegerse de la radiación solar, este hongo produce un potente antioxidante, la astaxantina natural, que sería 500 veces más potente que la vitamina E.
El insumo puede ser utilizado como suplemento dietario y para la alimentación acuícola como nutriente natural de los salmones, langostinos, camarones, langostas y flamencos. También puede emplearse en protectores solares naturales y ecológicos.
La iniciativa surgió a partir de una investigación científica realizada por Diego Libkind, Martin Moliné, Ignacio Bolgnino y Martin Duco, del Ipatec, un instituto que depende del Conicet y la Universidad Nacional del Comahue. La empresa se interesó apostando a una escala a nivel industrial.
«Hablamos de una fábrica con una base biotecnológica fuerte de las que no hay en la región que consolidaría, además, a Bariloche como área de ciencia y tecnología», resumió Libkind, el director del Ipatec.
Un antioxidante natural
El investigador explicó que el antioxidante se produce de varias maneras aunque la síntesis química es la predominante en el mercado. «Estamos apostando a producirlo con un proceso biotecnológico que usa una levadura distinta que nada tiene que ver con las de las cervezas, vino o pan y que naturalmente acumula este pigmento», explicó.
El científico aclaró que la levadura salvaje que se ha encontrado en los bosques patagónicos no produce grandes cantidades naturalmente. «Hay que generar versiones mejoradas para que el proceso sea rentable. Vamos a usar ese tipo de cepas: levaduras que tienen una mayor producción de pigmentos que lo normal y se cultivan en biorreactores. Se secan las células y se utiliza ese producto. Se deshidrata y ese es el polvo que se va a comercializar en una primera instancia», indicó.
Por lo general, se usa como ingrediente fundamental en el alimento balanceado de las truchas en los criaderos de salmónidos porque le dan el color característico. Si no se lo dieran, sería carne blanca. «La idea es reemplazar los pigmentos sintéticos que les dan de comer a las truchas por uno natural proveniente de levaduras y por un proceso biotecnológico que tiene menos impacto ambiental y sería producido localmente», dijo.
La empresa ya firmó un convenio de investigación y desarrollo con el Conicet y accedió a la financiación para la fábrica que se va a construir en 1000 metros cuadrados a fin de instalar los biorreactores y aumentar la producción a escala industrial.
«Esas instalaciones van a servir para que converjan otros proyectos que trabajamos de manera conjunta con la empresa como protectores solares derivados de levadura, entre otros. La idea es que en este espacio puedan escalar procesos que hoy están a nivel de laboratorio. Se necesita infraestructura para ver cómo se comportan y si son rentables a nivel industrial», aseguró.
400 mil dólares, la inversión inicial
Héctor Guardia, presidente del Grupo Harmony -abocado a la elaboración y comercialización de soluciones para la industria alimenticia y farmacéutica-, explicó que tiempo atrás, tomaron contacto con el grupo del Conicet a raíz de su trabajo con la levadura. «Colaboran con las cervecerías artesanales y vimos que era un grupo que tenía calle. No es un grupo científico de laboratorio«, aseveró.
La compra de una hectárea en el Polo Industrial y Tecnológico de Bariloche, al sur de la ciudad, para construir la planta de biotecnología demandó una inversión inicial de 400.000 dólares y, según aseguró, el proceso de producción comenzaría en un año y medio.
La producción inicial, informaron desde la firma, «representa una cantidad tres veces mayor a la requerida para toda la Argentina, primer mercado en el cual se introducirá el producto. El resto se destinará a la exportación. Luego, la empresa proyecta triplicar la cantidad producida».
Guardia resaltó que Bariloche «es la ciudad con más científicos cada mil habitantes, pero no tiene plantas de biotecnología. Esta planta busca facilitar la implementación de otros desarrollos productivos con perfil biotecnológico, ya que dado la gran cantidad de profesionales en la materia hay muchos estudios, pero no existían empresas de biotecnología necesarias que puedan materializarlos».
Planteó también que el proyecto abre camino a la creación de una carrera de Biotecnología en la Universidad Nacional del Comahue.
El proyecto en el predio del Parque Productivo Tecnológico Industria Bariloche (PITBA) es financiado con dos créditos de inversión de BICE a 7 años de plazo -que alcanzan a más del 60% de la inversión total– y el apoyo del Ministerio de Desarrollo Productivo Producto. Estará operativa en un plazo aproximado de 18 meses.
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