Bariloche ofrece un mundo de fantasía a través de un recorrido por el animé, el cómic y el manga
Este sábado arrancó la tercera edición de Otaku Con que se extenderá al domingo con todo tipo de actividades y el cierre del Cosplay Walk, la caminata de los fans caracterizados de sus personajes favoritos.
Este sábado el gimnasio de Bomberos Voluntarios de Bariloche se llenó de chicos y grandes dispuestos a sumergirse en un mundo de fantasía. Con los disfraces más cautivantes y sugestivos, shows músicales y los juegos más insólitos arrancó la tercera edición de Otaku Con, la convención del cómic, el animé, el manga, el cine y la cultura oriental más grande de la Patagonia.
Apenas abrió sus puertas pasado el mediodía, el salón comenzó a llenarse de fanáticos de ese universo y familias curiosas. Algunos recorrían los stands cubiertos de todo tipo de productos y comidas; mientras otros observaban los shows musicales desde los palcos. De tanto en tanto, los disfraces singulares como disparatados llamaban la atención entre la multitud.
«El muñeco es una impresión 3D pero es como si fuera de crochet, ¿no? Está buenísimo», le consultaba un joven a Luis, uno de los puesteros, sin poder ocultar su fascinación. Por su parte, Luis ofrecía a quienes pasaban por su stand levantar los muñecos que él mismo produce y pinta a mano. La mayoría son animé o de Harry Potter, pero asegura que puede hacer «lo que se le ocurra al cliente porque son personalizados».
«Chicas, ¿quieren aprender japonés y chino en microclases?», preguntaba una mujer a dos jóvenes que recorrían la sala. A un costado, una adolescente se sometía a maquillaje animé.
Bárbara, de la firma MyWay Store de Neuquén, no se cansaba de responder consultas sobre sus productos: imanes de animé y manga, mouse pads, esferas de cristales, figuras de resina y cuadros. Los precios arrancan de los 2.000 pesos a los 380.000 pesos. Sucede que todos son importados. «¿Cómo ingresé a este mundillo? Por culpa de marido. Decidí acompañarlo para crear la marca y me fascinó todo. Desde el comportamiento de estos fans, la vestimenta, la comida«, reconoció.
En el ingreso al salón, Draka, una barilochense, representaba a Lilith, el personaje del videojuegos Diablo IV. Era impactante. «Todo lo hago yo: hago cosplay desde hace 20 años. Hago desde el maquillaje, la peluca, todo lo confecciono yo. El traje es de gamuza elastizada», explicó mientras dejaba ver sus colmillos y su ojo de vidrio.
Explicó que ese juego «tiene un origen religioso que parte de que el bien no es del todo bien y el mal no es del todo mal. Habla de una unión entre un ángel con esta demonio. A partir de ahí, nace el ser humano, un balance del bien y del mal».
En un extremo, Jonatan Muñoz, de Neuquén, convocaba a los participantes a hacer «softcombat» roleado. «Muchos deben conocer el juego de rol por el primer capítulo de la serie Stranger Thing cuando los protagonistas juegan rol en una mesa. Se plantea una historia y las personas van interpretando esa historia. El rol en vivo es parecido», detalló el muchacho, oculto por una máscara verde.
Contó que en Neuquén suelen disfrazarse y concurren a un bosque donde representan una historia. «Guiamos a la gente por alguna aventura. A Bariloche trajimos el softcombat roleado para mostrar una parte del juego de rol donde se simulan conflictos. Hay una lucha con espada de polipuma y tubo de polipropileno para evitar que se hagan daño y hay reglas», señaló.
Advirtió que quienes organizan el juego son profesionales. Muñoz es licenciado en Psicología y hay dos profesores de Educación Física. «Lo hacemos por hobby y tiene una función social. La idea es que la gente se conecte con la creatividad, al poder interpretar personajes. Que pueda fluir en un mundo en el que no está acostumbrado«, dijo.
Clarisa y Elisa, de Cipolletti, ofrecían todo tipo de snacks asiáticos, objetos de colección y peluches. «Estamos desde 2019 con este emprendimiento. Yo siempre vi fanática del animé. Son productos algo más caros porque todo es importado. Y son difíciles de pasar por la Aduana. Los tienen seis meses retenidos; por eso, cuando llegan, tiene que venderse en seguida por la fecha de vencimiento», advirtió.
Luna, una barilochense de 21 años, recorría el lugar caracterizada del personaje de «boticario» de la serie Mononoque, una serie de animé japonesa de terror. «Me encanta la estética del personaje y yo misma me hice el traje: es algo así como un kimono celeste con muchos parches y un moño atrás. Además en la espalda llevo una caja similar a la valija que lleva», describió. Resaltó «el aspecto visual muy llamativo y vanguardista de la serie» y aseguró que «las historias son oscuras y de terror. Hay un juego con la narrativa y es muy fuerte la cultura japonesa».
En otra sala, los barilochenses Juan Ignacio Cubas y Javier Delfino atendían un stand de dibujo. «Somos profesores. En mi caso, trabajé mucho tiempo en videojuegos y juegos de mesa. Hoy estamos tratando de incorporar a los chicos al mundo del dibujo. Son como retraídos o tímidos. Nuestra intención es romper esa barrera, que se acerquen y nos muestren sus dibujos. Mañana la idea es que traigan algunos materiales y les pediremos a los cosplayers que posen para dibujarlos», contó.
Enfrente, Jonatan Guerrero dibujaba en vivo; mientras Gretel, una barilochense de 29 años con una peluca violeta y una vincha dorada, lo observaba atentamente.
Esta joven decidió caracterizar a Athena Asamiya, un personaje del videojuego de pelea King of Fighter. Aseguró que le encanta desde que era chica y la definió como «una luchadora psíquica». «Vengo siempre a la Otaku. Me gusta esto de encontrarme con gente nueva que muestra su arte», dijo y agregó: «El cosplay es una manera de mostrar un arte de diferentes ramificaciones ya sea con maquillaje, estética, costura. Este traje azul marino que llevo puesto lo hice en 8 horas: es un traje clásico escolar japonés, con guantes de pelea y algunas caracterizaciones del personaje».
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