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Bariloche con cifras récord, corre la meta a 1,5 millones de turistas

El ingreso de visitantes en el 2022 superó un 65,2% el promedio de los años anteriores. Se evidencia que ya no hay bajas temporadas pronunciadas y se redujo el público del exterior.

En los últimos meses varios funcionarios hicieron reiterada alusión al crecimiento fenomenal que experimentó el turismo en Bariloche en el período post pandemia, pero no había referencias precisas. Ahora el municipio le puso cifras a esa escalada y reveló que en 2022 el ingreso de visitantes superó en un 65,2% el promedio del quinquenio 2015/2019.

Desde los años 80 en adelante los planificadores y estrategas de la actividad solían insistir con la meta de que Bariloche rompa el techo del millón de turistas al año. Desde que el municipio lleva una estadística regular (2006 en adelante), los números se mantuvieron en un rango que parecía inmovilizado entre los 700 y 800 mil, con la excepción de 2011, cuando cayó a 530.000 turistas/año por la crisis del volcán.

Pero todo cambió en el fundante 2022. Después de un bienio 2020/2021 de números insignificantes, por las restricciones que impuso el Covid 19, Bariloche rompió todos los récords, perforó el mítico techo que parecía inabordable y llegó a los 1.160.733 turistas.

Siempre según el relevamiento oficial que difunde el municipio, la permanencia promedio por visitante orilló los 5 días y el número de pernoctes vendidos en todo el año fue 5.373.377, cuando el promedio en la prepandemia era de 3.394.000 “plazas ocupadas”, como se las denomina en los informes.

El intendente Gustavo Gennuso fue más allá y dio a entender que ese 1,16 millón de turistas ya se queda corto y Bariloche camina a un ritmo del 1.400.000 turistas anuales, es decir el doble que hace apenas un lustro. Lo dijo durante el encuentro anual de la Federación Argentina de Agentes de Viajes y Turismo, que se realizó hace pocos días en la ciudad.

Ante una consulta posterior de este medio, afirmó que esa proyección no es una expresión de deseos, sino que se desprende de los números preliminares del período enero/abril, todavía no publicados.

Un dato a subrayar es que Bariloche estuvo lejos de acompañar esa explosión de demanda con un incremento de la capacidad instalada. La encuesta de coyuntura hotelera determinó que en 2022 la oferta global de plazas habilitadas y oficiales en toda la ciudad fue de 29.187, por debajo del tope histórico que se registró en 2020 con 30.174.

A la hora de sopesar ese dato, cualquier observador atento lo tomará como la confirmación de que el sector informal -es decir los departamentos y casas que se ofrecen por afuera del circuito regulado- goza cada día de mejor salud.

También la recaudación de la tasa al turista puede inducir a engaños sobre las cifras récord de arribos y pernoctes, ya que entre enero y marzo de este año registró que ese gravamen aportó 94,3 millones de pesos a las arcas municipales, cuando el año pasado en el mismo período fueron 59,1 millones. No alcanzó siquiera para remontar la inflación.


Una curva de turistas más pareja


Al revisar los cuadros en busca de las razones que expliquen el incremento de visitantes, la primera conclusión es que si se pudo superar la barrera del millón de visitantes es porque tienden a desaparecer las bajas temporadas, como también se encargan de subrayarlo los funcionarios y empresarios del sector cada vez que se les pide una evaluación de performance.

Del cuadro que compara mes por mes y año tras año el arribos de turistas surge que 2022 fue claramente mejor que todos los anteriores tanto en enero como en julio, pero por poca diferencia. Por ejemplo en el mes top del último invierno la ciudad recibió a 122.094 personas, cuando la década anterior el número fluctuó entre 90.000 y 112.000.

Pero si se toma el trimestre abril/junio la diferencia es notable. Por ejemplo en mayo de 2022 entraron a Bariloche 71.532 turistas, y para ese mes el promedio previo no pasaba de 22.000.

Algo parecido, aunque con saltos menos pronunciados ocurre en los meses de octubre, noviembre y diciembre, históricamente deprimidos, que el año pasado no bajaron de los 85.000 turistas/mes como mínimo.


Una señal de alarma en el turismo extranjero


En los gráficos aparecen las señales de alarma en el apartado que mide la afluencia de turismo extranjero. Hace unos 15 años la proporción de visitantes nacionales llegó a ser de 2 a 1. Es decir, que los argentinos representaban casi dos tercios del total. En 2006 la ciudad recibió un 63,7% de turistas nacionales, y el resto se repartieron entre un 19,6% de países limítrofes y un significativo 16,7% de extranjeros de otro origen.

Esa proporción de foráneos ya había decrecido en forma notoria en los años más recientes y se acentuó en 2022, cuando los extranjeros se redujeron al 9,9% del total, y los de países no limítrofes cayeron al 3%.

El intendente Gennuso reconoció que la multiplicación de la actividad turística del último año y medio no tiene todavía el correlato esperado en el segmento de extranjeros, con la única excepción de los procedentes de Uruguay. Dijo que la afluencia desde ese país “aumentó un 300%” respecto de las cifras de la pre pandemia y habló de una gestión que está en marcha para que Aerolíneas Argentinas establezca una conexión aérea directa Montevideo-Bariloche.

También refirió que el turismo de Chile cumple con las expectativas porque está “20% por encima” de las cifras de hace tres años, mientras que el turismo de Brasil todavía no logró replicar los volúmenes de entonces.


El alojamiento, en plena transformación


Otro apartado del relevamiento estadístico que vale la pena analizar es el que desagrega las plazas de alojamiento por categoría.

Según la secretaría municipal de Turismo, Bariloche sufrió un pronunciado descenso en la oferta de hotelería de cuatro y cinco estrellas. En la actualidad cuenta solo con 1.764 plazas en ese rubro, menos de la mitad que 2008, cuando se registró el tope con 3.972 plazas. Esos números parecen ir en correspondencia con la caída pronunciada del turismo extranjero, que suele alojarse en ese tipo de establecimientos.

Aunque los valores absolutos muestren un crecimiento, los operadores suelen admitir como un problema a resolver la pérdida constante de “turismo de alta gama”.

En contraposición, hay un aumento de oferta en hotelería estudiantil, que pasó de 5.761 camas registradas en 2007 a las 7.979 contabilizadas en 2022.

Y más llamativo aun es el incremento en “apart hoteles y departamentos de alquiler turístico entre 1 y 3 estrellas”, que en 2007 sumaban 4.171 lugares y hoy son el segmento más ofertado, con un total de 9.102.
Con el cuadro de alojamientos efectivamente vendidos, como es obvio, ocurre algo similar. El sector de 4 y 5 estrellas llegó a representar en 2007 el 16,5% del total, mientras que en 2022 solo representó el 8,5%, por debajo incluso del promedio histórico, que llega al 10,5%.


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