Balance 2024 ciencia y universidades públicas: la fibra que aunó el rechazo, que cosechó adhesión
En 2024 solo un tema supo frenar - de manera unánime - el avance de Javier Milei.
Milei supo tocar fibras. Varias. La “casta”, prender fuego el Banco Central, eliminar las retenciones, etc. Todos temas que, por su diagnóstico o por su propuesta de solución, construyeron sentido y cosecharon adhesión. Pero, hubo uno que no. Uno en el que – incluso sus propios votantes – mostraron rechazo. El freno fue ecléctico, transgeneracional y plural. Desde distintos puntos del país, grandes sectores de la población decidieron dejar la comodidad del living de su casa y mostrar su descontento: dijeron no al recorte presupuestario a las universidades públicas y a la ciencia nacional.
El gobierno, como en otros temas, fue verborrágico. Dos ejemplos en boca de Milei: “La universidad pública no le sirve a nadie más que a los hijos de los ricos y de la clase media alta” y “ha dejado de ser una herramienta de movilidad social”. Esas palabras tocaron historias, orgullos familiares, aspiraciones y deseos.
El gobierno cambió la estrategia. Desempolvó una vieja estigmatización: los inmigrantes deberán pagar para estudiar. Tampoco hizo mella, los números mostraron su verdad: en la UNCo y en la UNRN, por poner un ejemplo, ese porcentaje no llega al 2%.
El Conicet tuvo una pérdida de más de mil trabajadores, hubo fuga de profesionales y muchos proyectos quedaron truncos. La ciencia también recibió apoyo. Pero, esta vez, tuvo que contar la importancia de que la producción de conocimiento sea situado y federal. Hicieron festivales, dieron entrevistas y desempolvaron estrategias de comunicación.
La ciencia y las universidades públicas representan el mayor desafío para Milei: son un sector con institucionalidad, legitimado y organizado. Un sector que toca fibras y construye identidad.
Comentarios