Baches pintados: la tendencia que crece en Neuquén
El primero fue "bacheman" en San Martín de los Andes. Ahora, una vecina de Loncopué y su hija se dieron a la tarea de pintar los que están en su camino a Zapala.
Beatriz y su hija salieron a pintar los baches de la ruta para que, al menos, queden señalizados. (Gentileza).-
Pintar los baches es una tendencia que crece en Neuquén. Es una acción que tiene dos objetivos: advertir a los conductores que no suelen transitar por esos sectores y visibilizar los arreglos que necesitan los caminos. El primero y que se hizo famoso, fue «bacheman» en San Martín de los Andes. Ahora, una vecina de Loncopué y su hija se sumaron a la tarea para marcar los que encuentran en su viaje a Zapala.
Beatriz Ponce y su hija suelen viajar semanalmente hacia Zapala, por lo que ya conocen los baches de memoria. Pero detectaron que muchos conductores terminan dañando sus vehículos por no poder evitarlos y decidieron ponerse manos a la obra.
La vecina contó a Telefé Neuquén que en su viaje de esta semana, fueron a una pinturería a comprar pintura asfáltica amarilla. Cuando contaron su plan, el comerciante les regaló el pincel.
En su regreso por la Ruta 40 fueron parando, metódicamente, a pintar cada bache. Según Beatriz, el tramo entre Zapala y Las Lajas es que el en peor estado se encuentra. El dato que reflejó esto es que el litro de pintura no les alcanzó para pintar los de la Ruta 21.
Según anunciaron, el viaje de la próxima semana volverán a comprar pintura para marcar los baches del tramo Las Lajas a Loncopué, y así poder finalizar su tarea.
En San Martín de los Andes, quien sale desde hace tres años a pintar baches es Máximo Thölke, apodado «bacheman». Su accionar contagió otros que contaron sus experiencias en las redes, como «Fer bache», quien había tapado pozos sobre la Ruta 19, y a «Bacheagujero», otro hombre que hacía lo mismo, sobre la ruta de Arrayanes.
Otra iniciativa para visibilizar los baches es la de un juego que desarrolló Exequiel Wiedermann con sus amigos. Ya había creado «Bachequén», una app para detectarlos y, luego, aprovechó la información para, junto a Agustin Orlov, hacer el juego, que lleva el mismo nombre y consiste en esquivar de manera virtual los que existen en la vida real.
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