Asesinato de Susana Montoya: «Se trató de un crimen de odio político», aseguran desde Hijes Alto Valle
La organización de la región alerta sobre la escalada de violencia.
Hijes Alto Valle y organizaciones defensoras de los Derechos Humanos de todo el país expresaron su preocupación luego del asesinato de Susana Beatriz Montoya.
Susana Beatriz Montoya era esposa del subcomisario y militante del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Ricardo Fermín Albareda, torturado y desaparecido durante la última dictadura cívico militar.
El asesinato ocurrió el sábado, en Córdoba. Según se supo en una de las paredes de la vivienda dejaron una inscripción intimidante: “Los vamos a matar a todos. Ahora vamos por tus hijos. #Policía”.
Susana Beatriz Montoya era la madre del militante de Hijos Córdoba, Fernando Albareda, que fue víctima de amenazas y amedrentamiento en diciembre pasado. En aquel momento, en su vivienda le dejaron carteles con simbología nazi.
“Hoy hablé con María Julia Loto, la vicepresidenta de Hijos Córdoba”, cuenta Juan Sebastián “Juanse” Villarreal de Hijes Alto Valle, “que estaba participando del velatorio de Susana y después, de la caravana hacia el sitio del sepelio a las afueras de Córdoba. Ella me contó que los resultados de la autopsia confirman que se trató de una muerte violenta”.
“Fernando, su hijo, fue quien encontró el cuerpo y no detectó ninguna situación de robo”, cuenta Juanse, “así que la hipótesis más fuerte sobre la que trabajamos es que se trató de un crimen de odio político”. Y explica: “Un crimen político de odio político es que la mataron por ser la viuda de Fermín Albareda, desaparecido y la mamá de Fernando, militante de Hijos Córdoba, que ya había recibido amenazas”.
Fernando daba capacitaciones de derechos humanos en la Escuela de Policía de Córdoba. Su papá, desaparecido, era subcomisario, militante del ERP. “En la causa de su desaparición hay tres condenados y todas las personas involucradas están vinculadas con la Policía de Córdoba”, explica Juanse, “Fernando ya había recibido amenazas en diciembre. Y hoy tenemos el asesinato de su madre con nuevas amenazas. En este contexto, nosotros entendemos que este asesinato es una escalada más en los niveles de agresión, violencia, persecución y amedrentamiento contra toda la sociedad que no está de acuerdo o que no comparte la política de la Libertad Avanza de Javier Milei, Victoria Villarruel, Patricia Bullrich, Luis Petri y otros funcionarios. Este asesinato es una agresión hacia todo el colectivo de víctimas del terrorismo de Estado”.
Este asesinato y las amenazas que recibió la familia se dan en un contexto en el que los discursos de odio son cada vez más frecuentes. También en un año en el que el 24 de marzo el gobierno nacional publicó un video en el que reivindicó a la última dictadura militar. También un 9 de julio, día de la independencia argentina, en el que el presidente Milei y la vicepresidenta, Victoria Villarruel, desfilaron con las fuerzas armadas y se mostraron a bordo de un tanque de guerra. Un julio en el que diputados del Congreso de la Nación se reunieron en la cárcel con militares detenidos por asesinatos, torturas y secuestros durante la dictadura.
Es común también escuchar al presidente Milei llamar “comunista” a quien no comulga con sus ideas. “Le da el valor de verdad a lo descalificativo”, explica Juanse, “porque uno puede decir que una persona es comunista, pero resulta muy distinto cuando lo utiliza como un insulto o un descalificativo. Desde Javier Milei y también Antonio Laje, que es casi biógrafo presidencial, están diciendo que cada tiro que reciben los zurdos es una gratificación. Hubo represión en el Congreso, en el tratamiento de la ley bases. Todos son indicadores muy claros de las señales que da el Gobierno habilitando la violencia discursiva. Y es sabido y se ha constatado, y lo estamos constatando ahora, que la violencia discursiva habilita la violencia física, la violencia letal en este caso”.
“Si se comprueba lo que nosotros creemos que es un asesinato por su pertenencia a organismos de Derechos Humanos, del colectivo de víctimas de la dictadura”, sigue Juanse, “se ha cruzado un límite que no había pasado. Creo que solo es equiparable a la desaparición de Jorge Julio López o al intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández”.
Qué sucede en Neuquén:
Para Juanse es necesario una reacción de la sociedad, como las movilizaciones masivas que se dieron en todo el país para repudiar el fallo de la Corte Suprema que habilitó el beneficio del 2×1 para liberar a los condenados por delitos de lesa humanidad en mayo del 2017.
“En Neuquén hay referentes, políticos, legisladores, exdiputados nacionales que permanentemente utilizan la descalificación, la agresión y comparten los tristes calificativos del Presidente osea que están fogoneando este tipo de reacciones. Así que eso ya está en Neuquén y a menos que la sociedad reaccione y emitamos un claro mensaje de que esto no va a ser tolerado, lo más probable es que siga escalando”.
Conferencia de prensa, miércoles 7 de agosto:
Hijes Alto Valle realizará una conferencia de prensa mañana 7 de agosto en el Salón Blanco de AMUC, en Avenida Argentina al 1510. “Por el esclarecimiento del brutal asesinato de Susana Montoya y protección a Fernando, su hijo y su familia. La responsabilidad es de Milei, Villarruel y Bullrich”, dice en la convocatoria.
“Nos van a acompañar otros organismos de derechos humanos, sindicatos y organizaciones sociales que comparten nuestra preocupación por esta escalada de violencia”, adelanta Juanse, “y que ponen en cuestión consensos fundamentales de la democracia que nunca se habían revisado desde 1983 – con la vuelta de la democracia – a esta parte y que creíamos instalados firmemente pero que vimos muy amenazados”.
Solicitarán también que se esclarezca el asesinato de Susana Beatriz Montoya y que sus responsables sean condenados. “También vamos a pedir por la seguridad personal de su hijo y de su familia, que es directamente responsabilidad de Javier Milei, de Victoria Villarruel, de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich y del ministro de Defensa, Luis Petri, que son los principales responsables del Gobierno nacional y de impulsar estas agresiones hacia el colectivo de víctimas del terrorismo de Estado”.
Juan Sebastián, “Juanse”, Villarreal: su propia historia
“Juanse” es hijo de Alicia Luna y Oscar Andrada. Alicia nació en Zapala en 1953. Oscar en la provincia de Río Negro, cerquita de Choele Choel, en 1951. Se conocieron en Neuquén capital, en la Universidad Nacional del Neuquén. Ambos participaron en 1972 de la lucha estudiantil por la nacionalización de la Universidad provincial. Ahí se vincularon a la militancia, a sectores del peronismo y comenzaron a salir.
En 1974, cuando ya estaba instalado el terrorismo de la Triple A, Oscar, pasó a la clandestinidad. Alicia, su madre, fue una militante de superficie, “lo que se conocía en la jerga de esa época, una militante con su identidad civil”, explica Juanse.
Oscar pasó a ser un militante de Montoneros y la organización lo envió al sur de la Patagonia, a trabajar en la organización sindical, en el Cordón Industrial de Chubut. En ese momento, en Trelew nació en enero de 1974, Diego, el hermano de Juanse. “Él si tiene el apellido de mi papá porque, nació justo antes de que pase a la clandestinidad, en mayo del 74”.
En septiembre de 1975, embarazada de Juanse detuvieron a Alicia en Puerto Madryn. “Le armaron una causa y le dieron una condena mayor a la que había pedido la fiscalía. Todo plagado de irregularidades”, cuenta Juanse. Alicia fue detenida y enviada al penal de Devoto en Buenos Aires. Ahí nació Juanse. “Permanecí seis meses con ella, que era el tiempo que podían estar los bebés con sus madres, después se los sacaban”.
A Devoto, lo fue a buscar su abuela materna, Norma. Vivió unos meses en Neuquén y finalmente fue criado por sus tíos abuelos, en Aluminé.
Por su condición de clandestino y porque su mamá dio a luz en una unidad penal, Oscar no pudo conocer a su hijo. “Inicialmente tuve el apellido de mi mamá”, cuenta Juanse, “con posterioridad, a Oscar, la organización lo volvió a trasladar a La Plata para que esté un poco más cerca. Pero en marzo de 1978 lo asesinó un grupo de tareas”. Oscar fue enterrado como NN en el cementerio de Berazategui. “Gracias a las gestiones de mis abuelos lograron en junio de 1978 que el cuerpo sea exhumado e identificarlo”, explica Juanse.
Alicia en 1984 se casó con Hugo Villarreal. “Bueno, ahí él me reconoció”, cuenta, “por eso tengo su apellido”, y cierra, “por eso, soy Juanse Villarreal”.
Comentarios