Arpista desde los 10 años: es de Roca y se ganó un lugar en la Orquesta Sinfónica Nacional

Felipe es uno de los primeros arpistas recibidos en el INSA. Su carrera brilla, pero su ingreso nacional está trabado. Con 31 años, vuelve a Roca a dar clases magistrales.

Tenía 10 años e iba a la Primaria 32 de Roca cuando miró por primera vez el brillo del instrumento celestial. El arpa apenas lo pasaba en altura, pero el pequeño se animó al desafío.  

Felipe Martini tiene 31 años, es rionegrino y se convirtió en uno de los arpistas más destacados del país luego de ganar el concurso para ser parte de la Orquesta Sinfónica Nacional en Buenos Aires en 2023.  

Su mamá trabajaba como secretaria en lo que solía ser el Instituto Nacional Superior de Artes (INSA) y vivían en los complejos residenciales de la Villa de las Artes. Él era solo un nene y había días en los que no tenía con quien quedarse por eso su mamá lo incentivó a estudiar, para que no esté solo. 

«En esa época se podía empezar un instrumento desde chico, entonces me dio a elegir. Como era de último momento, estaban casi todos los cupos ocupados, entonces quedaba arpa, fagot y bandoneón”, recordó. «Y elegí arpa, no sé por qué», dijo Felipe y empezó a contar su historia.

A la par de la primaria, la secundaria, Felipe hizo una carrera musical. Cuando se recibió del Centro de Educación Media (CEM) N° 9, decidió que lo de él era el arpa clásica, casi sin dudas. 

Foto: Andrés Maripe.

Antes de recibirse del profesorado en IUPA, el joven músico empezó a tomar clases en Capital Federal, viajaba un fin de semana al mes. Para pagar los pasajes daba clases, se postuló a becas, pidió ayuda a su familia, hizo hasta lo imposible por elevar su nivel.    

Viajó a perfeccionarse durante cinco años hasta que decidió que su futuro estaba en la gran ciudad. «Me fui a Capital porque en esos años me di cuenta de que si quería seguir tocando el arpa como trabajo, lo más estable era una orquesta. Y acá en ese momento no había orquestas académicas”, contó.  

Felipe no contaba con su propio instrumento por los altos costos y se sentía muy limitado hasta para estudiar. Le costó mucho tiempo ahorrar para poder comprarse su primer arpa.

La primera que pudo tener fue en 2013. Era “vieja y estaba destartalada, casi abandonada. No tenía cuerdas, estuvo un año en el luthier», contó. La adquirió de segunda mano y era de un hombre en Capital Federal. En aquel entonces le costó 4000 dólares. 

Una vez instalado en CABA se pudo comprar una mejor que le costó 8000 dólares, en 2017. “Son arpas francesas, que tienen más de 100 años, que entraron al país en otras épocas”, contó. 

«Tuve la suerte de empezar con el arpa de casualidad, pero después pude encontrar cierta conexión con el instrumento”.

Felipe Martini, arpista de Roca.

Una vez en Buenos Aires audicionó para la Orquesta Académica del Teatro Colón e ingresó. También estuvo en la Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional y a la Universidad Nacional de Artes, donde concluyó la licenciatura. Ahora, integra desde 2019 la Orquesta Sinfónica de Bahía Blanca, ciudad donde reside hoy.

Para él, el arpa es un medio de expresión. “Uno elige el instrumento, pero el instrumento también lo elige a uno”, dijo. No es lo mismo tocar un piano, que una batería o que un arpa. “Son energías diferentes y música diferente», postuló.

La magia de volver al origen


Así cumplió dos décadas estudiando y enseñando música. El jueves pasado volvió al origen, al lugar donde empezó todo. Llegó a Roca, su ciudad natal, a dar clases magistrales a las 3° Jornadas Patagónicas de Arpas, un festival en el Instituto Patagónico de las Artes (IUPA) organizado por Mariela De Caro, quien fue su primera profesora.  


«Nos juntamos arpistas de la zona y además de compartir experiencias, viene algún profesor a dar clases y conciertos. En este caso me tocó a mí”, aseguró.  

Un sueño en stand by: la Sinfónica Nacional


«El ingreso a la Sinfónica Nacional todavía no salió porque está en la parte burocrática, trabada”, contó con pesar. En 2023 logró entrar como parte del elenco estable, pero aún espera el nombramiento del Estado. 

“Ahora está tardando más por la gestión de este gobierno nacional”, aseguró el músico, como parte de un proceso de recorte y ajuste presupuestario general.  

“La Orquesta Sinfónica Nacional ahora también tiene problemas porque no pagan contratos desde principio del año. Tampoco se están pagando algunas cosas como alquiler de partituras, de material que tienen derecho a autor y para tocarlos hay que pagar (…) No es el mejor momento de la orquesta, de ninguna orquesta en general”, analizó Felipe.  

Foto: Andrés Maripe.

Según explicó el roquense, no solo no pagan los contratos, sino que los artistas perciben un salario mucho menor al que deberían estar cobrando. “Es una lucha también que llamen a concursos para cubrir esos cargos. Con esta administración, se multiplica por diez lo que en general siempre pasa”, dijo.

Ahora, espera que se efectivice el ingreso y seguir tocando cada vez más música de cámara. “Desafíos siempre hay y si no hay, uno se los tiene que inventar”, cerró Felipe. Su futuro inmediato es luminoso.

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