Aniversario Villa Regina: Una propuesta que mantiene las tradiciones de la actividad frutícola
Una familia de productores de peras y manzanas reinventó, de alguna manera, su actividad durante la pandemia. Hoy son uno de los referente del turismo rural en la localidad.
La fruticultura es la principal actividad económica de Regina, para lo que cuenta con un área rural que se encuentra en las de mayor superficie entre las distintas ciudades del Alto Valle y lidera la estadística con la mayor cantidad de galpones de empaque y cámaras frigoríficas en actividad de la región.
La producción frutícola se mantiene viva como una tradición familiar que se inició varias generaciones atrás con las corrientes inmigratorias que llegaron al Alto Valle de Río Negro y que en el caso de Regina tuvo una fuerte impronta con las familias de italianos que venían atraídos por el proyecto que impulsó la Compañía Italo Argentina de Colonización.
Tal es el caso de la familia Gagliano, que desde hace décadas está arraigada con la producción de peras y manzanas, que son reconocidas por la calidad que cada año le ponen para lograr la mejor producción posible.
La pasión por la fruticultura junto a una de las costumbres que vienen de la tradición de las familias italianas, como es la abundante comida casera, hizo nacer hace unos cuatro años atrás el proyecto con el que se incorporaron a la oferta de turismo rural que se puede realizar en la localidad.
Así nació RuGliano, el emprendimiento familiar que lleva adelante la familia conformada por Carlos, Isabel y Ceferino Gagliano. Carlos, el padre, es conocido también por habilidad como asador por lo que sus servicios siempre fueron solicitados para fiestas familiares o algún evento especial.
El empuje que aportó Ceferino, el hijo, hizo que en el establecimiento rural ubicado a pocos metros de la Ruta 22 en la zona rural al este de Regina, se ofreciera en primer término un salón de eventos, con la oferta de buena gastronomía casera.
En forma natural se incorporó la posibilidad de realizar visitas guiadas por las plantaciones de frutales que envuelven el salón. “Hace tiempo que veníamos cocinando en caliente para domicilios, como tenemos dentro de todo una linda chacra y sabemos cómo explicarle a la gente que viene sobre las plantas, cómo se forman, cómo producen, le damos una charla y al mismo tiempo les damos de comer”, explicó Carlos Galgliano.
Precisamente para ofrecer a los visitantes una experiencia especial, la recorrida incluye un paseo por la chacra para cerrar con la oferta gastronómica en el salón que se construyó, el cual cuenta con un mirador para aprovechar el entorno natural.
Si bien la chacra se encuentra abierta para las visitas, para el caso de las visitas al salón de eventos se deben hacer reservas previas. Para contactarse con la familia a través de las redes sociales, se ofrecen distintas alternativas de contactos.
“La visita guiada y explicativa no tiene ningún tipo de costo para quienes vienen a visitarnos, solo deben pagar si consumen la oferta de comidas que presentamos que son todas caseras, nosotros elaboramos todo de manera artesanal, pero siempre con los cuidados necesarios en cuanto a la calidad de los productos”, agregó.
Si bien la apertura del emprendimiento coincidió con la pandemia, fue esto último lo que potenció la posibilidad de explotar la propuesta de turismo rural de cercanía. “Durante un año estuvimos cerrados. Fue a partir del contacto con autoridades del municipio que ampliamos nuestra propuesta, habilitando el lugar como restaurante. Esto permitió que cuando comenzaron a levantarse las restricciones retomáramos los eventos, que siempre tuvieron muy buena respuesta de la gente”, comentó finalmente.
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