Aniversario de Cipolletti: El desafío de subir al tren productivo de Vaca Muerta

Cada vez que una actividad económica irrumpe en una región y muestra capacidad de generar encadenamientos productivos, ofreciendo al mismo tiempo altas remuneraciones y crecimiento en el nivel de empleo, el resto de las actividades buscan encontrar la forma de acoplarse.

Tal es la realidad que vive la ciudad de Cipolletti en un escenario regional en el que Vaca Muerta es polo de atracción para las inversiones, los recursos humanos y la política.

Desde el resto del país, e incluso desde el exterior, miran como pocas veces el Alto Valle de Río Negro y Neuquén como un destino deseable para el enclave económico.

Una ciudad que supo ser ícono de la actividad frutícola, y que al ritmo de la urbanización y la ausencia de políticas sectoriales durante décadas, dejó atrás aquellos días signados por la exportación de peras y manzanas.

Una oportunidad única

Se trata de una oportunidad única. La chance de subir al tren de los recursos que fluyen en la región, está al alcance de la mano. Al impulso que desde hace más de una década ofrece la explotación de los hidrocarburos no convencionales se suma la potencial construcción de la planta de licuefacción de GNL en tierras rionegrinas.

Cipolletti está emplazada en el corazón de la riqueza que moviliza al país. Vaca Muerta opera hoy como un paragüas que protege a toda la región de la recesión que azota el resto de los puntos cardinales.

El marco ideal para el acople de una ciudad que mantiene su espíritu emprendedor se sigue destacando por su capacidad empresaria, ha sabido construir un sólido circuito comercial, universitario y gastronómico.

Pero sobre todas las cosas, una comunidad que mantiene viva la esencia que enamoró a los pioneros: Cipolletti sigue siendo una ciudad para vivir.