Alibe, la grafitera de Bariloche que llevó su arte a México
Alina González Franco consolida su estilo en la gran urbe latinoamericana. Hace una década tuvo sus orígenes con el aerosol y hoy su sello distintivo es el rostro de mujeres.
Cuando Alina se para frente a una pared, con el aerosol en la mano, se transforma en Alibe y empieza a desplegar su arte con trazos finos, contornos, colores intensos, brillos y sus característicos rostros de mujeres de labios carnosos.
Alibe es Alina Belén González Franco, que con sus 32 años y una década en el arte del grafiti, migró de Bariloche a México donde -en tierra de grandes artistas como Frida Kahlo y los muralistas Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros- está “cumpliendo sueños”, lanza con un suspiro al otro lado del teléfono desde Ciudad de México, una de las urbes más grandes del mundo.
El sello de Alibe en las calles de Bariloche está por todos lados, en la costanera, en paredones privados, en espacios públicos, en restaurantes y bares. Sus orígenes se remontan una década atrás cuando de manera definitiva agarró los aerosoles para no soltarlos más.
Pero ya detectaba cualidades mucho antes. “Desde chica me gustaba dibujar, en la escuela las únicas materias que no me llevaba era Plástica y Educación Física, sabía que tenía algo con el arte y me salía bien, pero lo discontinué al terminar la escuela”, recordó Alina que por unos años se dedicó al snowboard.
Alina se chocó con el movimiento grafitero al incursionar por Buenos Aires en busca de qué hacer con su vida, tras un regreso acelerado de Andorra por una lesión. “Me inspiró bastante, conocí mucha gente, grafiteros y dije es muy zarpado. Un amigo me invitó a un evento internacional de grafitis y lo vi muy de cerca”, recordó de aquel 2012 que la marcó en este cambio de vida.
De inmediato Alina se familiarizó con la terminología grafitera: salía a “taggear” (pintar el nombre o firma en muros), realizó sus “primeras bombas” (llenar cales y espacios públicos con sus trazos), se sumó a “crew” (grupos de grafiteros que salen a pintar). De regreso a Bariloche continuó y fusionó su estilo con la cultura del rap y hasta tiene su propia crew llamada TagSkuad.
“Poco a poco me fui animando a salir a la calle a pintar, a casas abandonadas, la costanera y así fue como nunca dejé”, señaló y recordó a los amigos grafiteros de sus inicios en Bariloche como Wan (un exponente de la cultura callejera con plasma la figura del mono como marca distintiva) y Zenos.
Para Alina “el aerosol es una herramienta difícil de conquistar”. Las técnicas, la presión, la distancia son todos datos a tener en cuenta a la hora de lanzar la pintura y hasta hoy sigue el aprendizaje.
En un comienzo firmaba con un seudónimo y luego readaptó sus nombres con la marca que la distingue hoy. “Al principio hacía letras hasta empezar a encontrar mi estilo. Tuve un tiempo que hacía todo tipo de personajes, muchos me conocen por el dibujo de mi perra bulldog, tenía facilidad para hacer lo que quiera y empecé a dibujar morras como dicen acá, mujeres, y me sentí cómoda, representada”, contó con el entusiasmo de resaltar la figura femenina en un ambiente donde predominan los varones, “aunque cada vez hay más mujeres”, aclara.
Todo lo que hice lo aprendí en Bariloche, en la calle, de agarrar la pared, y de ahí al mundo”.
Alibe
Casualmente el género femenino la llevó a México en abril de este año. El contacto de unas grafiteras de ese país, que logró el año pasado en el evento Meeting of Styles de Perú, motivó su invitación al evento internacional Juntas hacemos más que se realizó en Ciudad de México y que reunió a unas 90 mujeres grafiteras del mundo.
“Mi plan era quedarme tres semanas, saqué pasaje de vuelta, recorrí un poco, pinté también en la costa del caribe y me pasaron ‘muchas cosas chingonas’, lo pensé, me animé y me quedé”, relató desde la residencia de artistas donde vive actualmente, a más de 7.000 kilómetros de distancia, y donde plasmó también su arte, al igual que en el Museo del Juguete y un centro cultural.
Los contactos generados en esta corta estancia en México y la ayuda de Meme, otra grafitera argentina radicada hace 7 años en ese país, la llevaron a ser hoy la expresión artística de la campaña de la nueva línea de Nike del basquetbolista Michel Jordan, para la cadena deportiva Alive. “Estoy cumpliendo un sueño”, enfatizó. Su creación, que dejaron a libre criterio, tiene a una chica sosteniendo las zapatillas de la marca.
El grafiti, que no detiene a Alina ni un solo día, la llevo a pintar un camión, un patrullero viejo para una instalación de arte, encabezar una muestra con su amiga Meme y ya generó lazos con marcas para seguir sumando experiencia… “Y así voy con el arte y todo lo que se va dando”.
La joven barilochense el año pasado fue seleccionada para un homenaje a Leonel Messi. Sus creaciones se pueden ver en Instagram @alibe.ok
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