Aimé Painé: a 37 años de la muerte de la cantora mapuche, el recuerdo de su sobrina en Huergo

El legado de la artista que descubrió su identidad negada sigue vivo. Habrá un homenaje en Huergo a seis meses de que su imagen fuera removida con el Salón de las Mujeres en la Casa Rosada.   

Hoy tendría 81 años, pero en su pueblo no la lloran; en su pueblo la reviven, la inmortalizan. En las aulas de las escuelas, en los monumentos, las ceremonias, en cada latido del kultrun está presente Aimé Paine.  

“Usted tiene que andar con la frente en alto y decir que por sus venas corre sangre mapuche, no hay que avergonzarse porque hay muchos que le quieren silenciar, callar, pero usted tiene que gritar que es mapuche”, decía la cantora a sus sobrinos y a cada niño que miró a los ojos.   

Cada 10 de septiembre su dulce y potente voz de raices mapuche y tehuelche se oye como un eco y las semillas que ella misma sembró, germinan. A 37 años de su muerte en Paraguay, Aimé es recordada porque dejó un legado y es hoy bandera de su comunidad asentada en Ingeniero Huergo, Río Negro. 

Su sobrina Claudia Painé (56) es lonko de la comunidad que lleva el nombre de Aimé y reproduce sus enseñanzas con emoción. Siente el deber y el honor de seguir sus pasos para el arraigo de la nación mapuche desde lo más básico.  

Aimé tenía un temple de maestra, educadora, un especial carácter para los más chiquitos. Difundía la cultura mapuche desde la enseñanza de la lengua, el mapuzungun y las creencias.  

Así como lo hizo su tía, Claudia hoy recorre las escuelas de Huergo contando la historia. Lo hace junto a los suyos en la Semana de la Cultura Mapuche, establecida del 5 al 10 de septiembre en Río Negro.  

La historia de Aimé, en la voz de su sobrina


A pesar de haber sido arrancada de su hogar y su origen, Aimé asumió el desafío de transmitir lo que es la cultura mapuche a través de su música, en la década del 80. Fue redescubriendo su identidad, investigando hasta convertirse en especialista de su propia cultura. 

Ella nació en Huergo en el año 1943. Cuando tenía tres años fue abandonada por su madre y al quedar a cargo de su padre, le sugieren enviarla a un colegio de pupilos en Mar del Plata al no poder afrontar su crianza en medio de la pobreza y el trabajo.  

“Su papá no quería, pero da su consentimiento a raíz de todas las circunstancias (…) no podía hacerse cargo de una niña”, contó Claudia. Así fue como Aime fue trasladada de nena a Mar del Plata a un colegio religioso. Al tiempo, un matrimonio la adopta y su identidad queda totalmente negada, se pierden sus raíces.  

De niña ella quería cantar y sus padres adoptivos la anotaron en un coro polifónico. “Ella era morenita. Nos contaba que le decían ‘indiecita’ por ser morena, por tener su pelo negro”, recordó su sobrina. Ese fue el momento en el que ella empezó a dudar de su identidad y descubrió que quienes creía que eran sus padres, no lo eran.  

Cuando Aime se dio cuenta de que era adoptada empezó un proceso para indagar en sus raices. “Ella decide buscar a su papá y a su familia, a ver si estaban vivos”, contó Claudia y así empezó un viaje de ida hacia Río Negro. Se reencontró con su padre y entabló una relación muy amena.  

Fue un antes y un después para ella conocer al antropólogo Rodolfo Casamiquela en una de las presentaciones del coro en Buenos Aires. Él la ayudó en el proceso de descubrirse a si misma como mujer mapuche y empezar a cantar sus tahiles, sus cantos sagrados. “Ahí empieza su recorrido ancestral”. 

“Cuando empezó a investigar, empezó a buscar sus raíces volvió a Huergo (…) A ella le negaron su identidad, hasta que después la pudo recuperar”, balanceó Claudia, su sobrina. Además, se enteró de que era nieta de un cacique.  

Si bien su carrera como cantante empieza en el coro en Buenos Aires, la cúspide de su desarrollo como artista se da en distintos territorios como Río Negro, Neuquén y Chubut. Aimé empieza a recorrer junto al antropólogo localidades como El Bolsón,  Aluminé, Esquel. “En todos esos lugares ella fue recolectando enseñanzas de las abuelas (machis)”.   

A Aimé le costó muchos años recuperar su verdadera identidad y otros años más, aprender su cultura, la cual no pudo mamar, pero se encargó de saber a la perfección. 

 «Siempre nos decía que, cuando visitaba las escuelas, sembraba una semilla y después germinaba. Eso dependía de cada niño, de cada chico que hubiera escuchado o absorbido lo que nosotros decíamos”, contó Claudia, quien terminará de visitar mañana las cuatro primerias, dos secundarias y dos jardines de infantes de su pueblo.   

Aimé murió a los 44 años en Paraguay. Fue un 10 de septiembre del año 1987, mientras grababa un vídeo promocional para televisión. La causa de su deceso fue un aneurisma cerebral. Sus restos hoy descansan en Huergo, su ciudad natal, donde fueron sepultados en el cementerio local. “Si la comunidad tuviera su territorio se la sepultaría ahí”, lanzó su sobrina.  

Es que hace 23 años buscan recuperar su tierra ancestral, pero no lo logran. «No tenemos territorio así que eso es una lucha”; dijo Claudia, quien recordó que entregaron cartas documento, petitorios y varios recursos al municipio y a la provincia. 

Su rostro en el Salón de las Mujeres en Casa Rosada 


El 8 de marzo de este año, en pleno Día de la Mujer Trabajadora, el Gobierno Nacional tomó al decisión de cambiar el Salón de las Mujeres en Casa Rosada. Con esa medida, Aimé Paine, quien había sido uno de los rostros de las mujeres argentinas, fue removida.  

“Eso fue un atropello hacia su identidad. Ese era un logro que se había conseguido, el hecho de que ella estuviera en la Casa Rosada junto a las otras mujeres. (…) el gobierno actual no es muy accesible a las comunidades mapuche, territorios”, opinó Claudia.   

Cuando se inauguró el salón, otro de los sobrinos de Aimé -hermano de Claudia- había asistido a Buenos Aires, pero ahora los bajaron sin aviso previo, sin autorización, aseguró la mujer; lo cual viven con profunda indignación.  

Semana de la Cultura Mapuche 


Desde el 5 de septiembre se realizan actividades, talleres y ceremonias para conmemorar la semana de a cultura en el Club de Caza y Pesca de Huergo. Hay lonkos, werken y participantes de varias comunidades de Río Negro, Neuquén y Mendoza.  

Mañana 10 de septiembre, realizarán una ceremonia de cierre con homenaje por el día de la muerte de Aime Paine. A las 7 de la mañana, habrá ceremonia en coincidencia con la salida del sol y a las 10 y de la mañana, concurrirán al cementerio para hacerle un homenaje.  


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