Agricultura Familiar a la deriva: 1.000 pequeños productores asistidos sin certezas en Río Negro
Lighuen Castillo, técnico territorial de Bariloche, habla sobre el panorama en el Instituto de Agricultura Familiar de Nación. Asisten a más de 1.000 pequeños productores en Río Negro y ven como las políticas públicas del organismo se diluyen dentro de Capital Humano.
“Tenemos más de 1.000 pequeños productores en la provincia asistidos con diferentes proyectos a través de financiamiento externo y fondos propios, 50 familias socorridas luego de los incendios en Cuesta del Ternero hace dos años y más de 100 asistidos en la región sur por la sequía”, dijo Lighuen Castillo, técnico territorial del Instituto de Agricultura Familiar Campesina Indígena de la Nación (Inafci). Hoy el futuro de todos ellos es incierto, según deslizó el estatal que se desempeña en el organismo hace seis años, como contratado.
“Actualmente somos un Instituto descentralizado y autárquico que depende del Ministerio de Capital Humano de la Nación”, contó el técnico de Bariloche; ante el cambio de Gobierno Nacional. Antes dependían de Jefatura de Gabinete de la Nación.
El Inafci es clave para la región y tiene gran cantidad de actores sociales y productivos que dependen de él. Hoy temen su lenta extinción dentro del Ministerio de Capital Humano. No hay norte, ni funcionarios en funciones, tampoco tareas concretas en la coyuntura actual.
“Al día de hoy no tenemos presidente en el instituto, no tenemos funcionarios de segundas líneas, no tenemos líneas de trabajo, por lo cual estamos a la espera de definiciones del Gobierno Nacional con respecto a nuestras tareas”, contó Lighuen.
El estatal habló de cerca sobre el gris panorama que atraviesa el organismo que supo ser la Secretaría de Agricultura Familiar y ahora Instituto desde octubre del año pasado. En más de 30 años, pudo ser de ayuda y acompañamiento a la pequeña producción en Río Negro. Según las estadísticas que manejan, la pequeña producción genera el 70% de los alimentos que se consumen en Argentina, de ahí la importancia de cuidarlos.
En este organismo, se elaboran proyectos que “amortiguan las desigualdades que la libertad de mercado genera en la producción agropecuaria a baja escala”, contó. Lo hacen de la mano de subsidios y créditos para compra de forraje e insumos agropecuarios, mejoramiento de sistemas de agua y mejoramiento habitacional, compra de maquinarias y herramientas para tecnificar la producción.
En el caso de los horticultores, padecen el aumento drástico de insumos agropecuarios dolarizados. “Ya tienen aumentos del 100 % con la devaluación. A su vez la mayoría alquila las chacras donde producen, por lo que todos los costos se dispararon”, fundamentó. Los ganaderos de la región sur, compran forraje para pasar el invierno y también tienen aumentos siderales.
“Este gobierno hasta ahora no ha dado señales de continuar con las políticas públicas vinculadas a fortalecer el sector de la agricultura familiar campesina indígena, de la pequeña producción agropecuaria”, opinó el trabajador.
“Creemos que va a ser un gobierno en en cual las políticas públicas vinculadas al sector de la agricultura familiar van a ir en retroceso”
Lighuen Castillo, técnico Territorial del Instituto de Agricultura Familiar de la Nación
Mientras tanto, los empleados decidieron continuar trabajando como lo venían haciendo. “En condiciones de mucha precariedad, sin vehículos para poder salir al territorio, con una oficina con muchas carencias desde la salud ambiental, seguridad de higiene.
Diez despidos
A nivel nacional hasta ahora hubo diez despidos dentro del instituto, agentes que habían ingresado en 2023 para cubrir vacantes en los territorios. Uno de esos despedidos es de Río Negro. “El día viernes 29 de diciembre fue notificado”, contó el estatal aunque aclaró que aún continúan llegando telegramas.
“De los 1.300 trabajadores y trabajadoras que somos a nivel nacional, no hay ninguno que sea de planta permanente y que tenga estabilidad laboral. Todos nuestros contratos son anuales, a término, aún los trabajadores con más de 25 años de antigüedad en sus funciones”, destacó Lighuen, técnico en Promoción Comunitaria.
Todos los otros trabajadores que venían con contratos anuales, se bajaron a un período de tres meses, de enero a marzo.
Historia: nació en los 90
El Instituto de Agricultura Familiar Campesina Indígena de la Nación tuvo sus orígenes en el Programa Social Agropecuario en los años 90, que -con financiamiento externo- se dedicaba a promover y fortalecer la producción y comercialización de los pequeños productores, comunidades indígenas, agricultores y agricultoras familiares en todo el país.
A lo largo de los años, este organismo focalizado en las necesidades que surgen de la pobreza rural, fue sumando jerarquía hasta llegar a tener el rango de Secretaría en el Ministerio de Agricultura, justo cuando se aprobó la Ley de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar Campesina e Indígena en 2014.
Un rol clave en la región
“En la zona andina nos dedicamos a fortalecer la producción de frutas finas y de hortalizas, tanto para la comercialización como para el autoconsumo. También tenemos una línea de formalización de la producción y de la comercialización con el monotributo social agropecuario, con la posibilidad de apertura de una cuenta en el Banco Nación y del uso de posnet para poder vender de forma electrónica su producción”, comentó.
Otra de las tareas que desarrollaron en estas décadas fue fortalecer las cooperativas en la comercialización de carne, cordero y chivos; y la producción y comercialización de lana y pelo para exportación. El fortalecimiento en la seguridad jurídica de la tierra de los pequeños productores es un punto importante de trabajo.
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