«Acá los niños no tienen ropa ni calzado», el reclamo desde la meseta de Neuquén
Niños y niñas caminaron por el barrio con carteles y música para reclamar por sus derecho.
Antes de la pandemia, una marcha gigante copaba el centro de Neuquén. Las banderas decían: «en defensa de la 2302, de los derechos de niñas, niños y adolescentes». Ahora las actividades se hacen en distintos puntos de la ciudad. Ayer se hizo en el oeste, hoy se llenó de color la meseta.
El epicentro de las actividades fue la Escuela N° 366, en Colonia Nueva Esperanza, en Neuquén. Con el área de música y de plástica los niños y las niñas acompañados de sus familias confeccionaron trajes murgueros. Todo en el marco en defensa de la Ley 2302 que establece la protección integral de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
Después, salieron al barrio. Mostraron sus carteles y cantaron fuerte para que la comunidad los escuche. Entonaron canciones con letra propia: «Abrázame, cuídame. Tengo derecho a jugar, a expresarme, tengo derecho a comer».
Pasaron delante del Centro de Salud y también de la Comisión Vecinal, «para que nos vean todas las instituciones», contó Mónica Farias, directora de la Escuela, «con mucho color para visibilizar las necesidades que tiene la comunidad».
Este año también se sumaron a la actividad las dos comunidades mapuche que habitan la meseta en Neuquén. «Forman parte de nuestra comunidad educativa», dijo Farías. Una es la Puel Pvjv y la otra es Newen Mapu.
La directora contó que el diálogo con el gobierno provincial es fluído, pero aun así, la situación que viven en la escuela es delicada: «Acá los niños no tienen ropa ni calzado. Tampoco hay asistencia desde salud. No vienen a la escuela porque están enfermos por la contaminación ambiental del basural», analizó.
«Han quedado muchos chicos fuera del ingreso a primer grado. La escuela quedó chica. Nos van a faltar aulas», explicó y sumó: «el centro de salud no tiene médicos especialistas, no hay atención psicológica. Necesitamos un equipo interdisciplinario«.
A la Escuela asisten 364 niños y niñas, en ambos turnos. Tiene ocho secciones y siete aulas. «El primerito trabaja en la mitad de la biblioteca, con lo que eso significa, no pueden realizar juegos porque biblioteca necesita también el espacio de silencio o necesita pasar audiolibros o videos cortos«, ejemplificó la directora.
Las actividades se replicarán también en el turno tarde.
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