10 años de Ni una Menos: el equipo de Río Negro que acompaña en situaciones de violencia, escucha, orienta y capacita

El Sistema de Atención Territorial (SAT) no solo elabora los informes para el Poder Judicial en Río Negro. Ofrece espacios de escucha, articula con otros organismos y ahora, pondrá en marcha talleres de oficios para que las mujeres logren la autonomía económica.

A diez años de la primera movilización de “Ni una menos”, las estadísticas respecto a violencia de género siguen generando alarma. A nivel nacional se eliminaron 13 programas nacionales vinculados a políticas de género, diversidad y prevención de violencias. Sin embargo, diversos dispositivos a nivel provincial se mantienen vigentes para dar respuestas a la problemática. Acompañar, brindando espacios de escucha, articular con otros organismos y ayudar en lograr la autonomía económica de la persona que padece violencia es la consigna.

En Río Negro, el Sistema de Atención Territorial (SAT) es un dispositivo conformado por equipos interdisciplinarios que cubren las demandas en varias localidades de la provincia (Bariloche, El Bolsón, Cipoletti, Roca, Villa Regina, Choele Choel, Viedma, Conesa, Sierra Grande, San Antonio e Ingeniero Jacobacci). No solo atiende la problemática puntual de la violencia sino infinidad de situaciones transversales que se suscitan.

Acompañamos a personas que atraviesan violencia por motivos de género y elaboramos una estrategia de acompañamiento en función de cada caso. La mayoría de los casos está judicializado de modo que tomamos intervención a partir de alguna denuncia”, sintetizó Griselda Linares, subsecretaria de Políticas contra las Violencias por motivos de género en Río Negro.

El informe para el Poder Judicial y mucho más

Ante alguna denuncia de violencia, desde el Poder Judicial piden la intervención del SAT. A través de una entrevista, se hace una evaluación y se despliega una estrategia, según cada situación particular. Este informe sobre el nivel de riesgo es elevado a la justicia.

Se trata de escuchar a la persona, con una escucha activa, en una posición bien empática, sin estar pendiente del tiempo donde la persona pueda llorar, liberarse. Esto desde los psicológico es mucho. La mujer entiende que alguien la está escuchando y entendiendo”, recalcó.

Si bien el SAT funciona desde hace años, recién a fin de 2024, se elaboró una guía protocolar que respalda cada una de sus funciones.

El organismo lleva adelante un seguimiento de la persona y evalúa otras situaciones estructurales, desde el desempleo, la cuestión de salud y la falta de una vivienda. A partir de ahí, se articula con otros organismos.

Una de las mayores preocupaciones está vinculada a la autonomía económica de la persona que padece violencia. Por eso, se avanzó en la puesta en marcha de talleres de oficios a fin de definir estrategias de vida y proyectarse, más allá del presente inmediato.

Nos salimos del asistencialismo. Entendemos que es una situación de emergencia, pero cuando esto se hace crónico, no ayuda a la mujer. Se sigue reproduciendo una lógica patriarcal. Se corre a la persona que violenta y aparece el estado”, definió Linares.

Los mismos equipos interdisciplinarios sugirieron “trabajar en grupalidades”, al darse cuenta que una sola entrevista no alcanzaba. Se generaron charlas y talleres, con la idea de no volver «una y otra vez, sobre la temática de violencia”. “Es una problemática social, por eso trabajamos en grupo. Eso no quita que esa situación derive en la necesidad de un acompañamiento individual más terapéutico”, advirtió.

Cuando las mujeres llegan a la denuncia, comentó, hablamos de avanzadas situaciones de violencia. “No alcanzaron a detectar que esos chistes machistas, desvalorizaciones constantes forman parte de violencia. Por eso, es importante la concientización en espacios de charla dinámicos y lúdicos”, planteó.

Por otro lado, se definió poner en marcha oficios como plomería, construcción en seco, gas, soldadura. “Vamos a incursionar en julio en Conesa. La salida es colectiva. Por eso, también pensamos en la posibilidad de que las personas se conformen en cooperativas”, aseguró Linares.

Del Consejo de la Mujer al SAT

En un primer momento, el organismo era conocido como Consejo de la Mujer. Tenía otra impronta. Sin embargo, las personas que trabajaban en el área se fueron dando cuenta que había cuestiones que “los excedían” y que resultaba necesario articular con otros organismos, como por ejemplo en lo laboral, la salud, lo habitacional.

“Ante una situación específica de violencia de género, somos un organismo proteccional. Como tal, acompañamos, orientamos, establecemos estrategias. En las entrevistas, evidenciamos qué necesitan para fortalecerse y repensarse”, señaló. A veces, se orienta en encauzar el reclamo sobre la prestación alimentaria de los hijos; en otros casos si el caso de violencia «es de bajo riesgo, se puede plantear una instancia de mediación».

Aumento de denuncias, según la época del año

Linares reconoció que el aumento de denuncias depende del momento del año. “Sin dudas, la situación económica condiciona los vínculos y genera situaciones de violencia. Muchas veces, la mujer no tiene trabajo y vuelve a vivir con el agresor, con el papá de sus hijos. A veces, los conflictos de pareja también surgen por la situación económica”, dijo.

También recalcó que hay más cantidad de denuncias en las ciudades más pobladas de la provincia, como Bariloche, Roca, Cipolletti y Viedma.

“Es difícil detectar que estamos atravesando situaciones de violencia. Le puede pasar a cualquiera. Pero muchas veces, te condiciona la vergüenza. Siempre insistimos en que la ley 3040 no es penal porque se mantiene la lógica de cuidar al agresor. La mujer piensa ‘si lo denuncio, va a ir preso’. Les decimos que es como una advertencia en la que hay consecuencias como la prohibición de acercamiento”, señaló.

También mencionó que las personas de más recursos pueden pagar un abogado, o asistir a un psicólogo. No así muchas personas en situación de vulnerabilidad.


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