Sismos en Añelo, una analogía con el nuevo coronavirus

El geofísico Gustavo Carstens aseguró que, como no existen mediciones previas, la clave es el monitoreo para conocer. Destacó la necesidad de montar una red de vigilancia permanente.

“Recorrí cada parte de la provincia de Neuquén”, contestó Gustavo Carstens antes de iniciar la entrevista. Su carrera como geofísico lo llevó a conocer muchas tierras y a especializarse en la aplicación de métodos sísmicos. Por eso, a la hora de hablar de los temblores que se perciben en la zona de Añelo, aclaró que, al igual que ocurre en otros lugares del mundo con actividad hidrocarburífera, no se puede decir que hay un incremento, porque no hay registros previos.

En la provincia, la semana pasada ocurrieron hechos particulares. Se registraron 20 sismos al norte de Añelo y, por uno de ellos de mayor magnitud, el sábado Shell decidió frenar la actividad de fractura en el bloque Bajada de Añelo hasta el martes, cuando consideró que estaban garantizadas las condiciones de seguridad.

Desde el Ministerio de Energía y Recursos Naturales de la provincia se confirmó que Shell no es la primera operadora que detiene sus actividades ante este tipo de eventos, aunque en la anterior ocasión no trascendió lo sucedido y tampoco hubo nombres.

P: ¿La actividad petrolera puede causar sismos?

R: Los sismicidad puede ser tectónica, o sea, natural. También puede ser inducida, que es la que causan distintas actividades humanas, como la minería o la creación de diques artificiales por la presión de agua que antes no existía. En el caso de la extracción de hidrocarburos no convencionales hay una modificación del sistema del subsuelo. La actividad humana rompe ese equilibrio.

No se puede negar que, en general, induce sismicidad de poca magnitud. Eventualmente puede haber un efecto un poco mayor, pero para saber eso es necesario monitorear con una red de sismógrafos para detectar el hipocentro, o sea, dónde se produce. Si son profundos probablemente sean sismos tectónicos, si son superficiales, probablemente sean provocados por acción humana.

Actualmente no se puede saber porque no hay una red de medición coherente, es algo en lo que estamos atrasados. Sin monitoreo permanente no hay buen registro. Para eso hacen faltan fondos, decisión política y voluntad de las empresas. Hoy seguimos en el terreno de las suposiciones.

P: ¿La hidrofractura (fracking) puede estar detrás de los temblores?

R: Hay dos actividades petroleras que podrían inducir sismicidad: la fractura hidráulica y la inyección de líquidos, en mayor medida, para la deposición final de aguas de formación (pozos sumideros) y, en menor medida, para recuperación secundaria. Normalmente, según estudios de lugares más desarrollados, como Estados Unidos, en el 90% de los casos está relacionada a la inyección y en un 10%, a la fractura. Hay datos técnicos a tener en cuenta, como que la inyección de agua se produce con gran presión y en lapsos muy prolongados. En cambio, en la fractura se inyecta un volumen de agua mucho menor, sí a gran presión, pero por períodos de tiempo cortos, y rápidamente después de que se hizo se pone en funcionamiento el pozo, por lo que la presión baja enormemente, para esos casos.

P: ¿La creación del embalse Los Barreales puede estar vinculada a la actividad sísmica?

R: Es posible, pero poco probable. No se puede descartar a la hora de estudiar lo que ocurre en la zona.

P: Entonces, sin contar con registros de décadas anteriores, ¿es posible saber si los sismos que se registran en la zona de Añelo son causados por la actividad humana?

R: Monitoreo es la palabra clave porque no se puede tratar de resolver un problema que no se conoce. Mínimamente se deben tener datos de un año para referir a algo que ha pasado.

Hagamos una analogía con lo que pasa con el coronavirus, que es una enfermedad nueva. Para dibujar la curva es necesario tener la información de los casos. Si quisiéramos poner la actividad petrolera en “cuarentena” parándola -lo que técnicamente tampoco es tan fácil- se produciría un descalabro económico importante y tampoco obtendríamos las respuestas.

Esto no tiene una solución inmediata, hay que seguir trabajando y hacer lo estudios. El problema de la sismicidad inducida existe, pero no conocemos su alcance. Es así en todo el mundo porque los controles microsísmicos en tiempo real se hacen de forma esporádica.

Estos controles son posibles durante los procesos de fracturas, que duran tres o cuatro días. Con las mediciones desde la superficie podemos tener una idea cabal de saber cómo se expande y permite interrumpir la operación si la sismicidad crece repentinamente. Como no es un procedimiento frecuente, es caro, pero si fuera obligatorio, sería normal.


Gustavo Carstens

Geofísico


Se graduó en la UNLP. Desde 1979 desarrolla su carrera en el área de las aplicaciones de los métodos sísmicos.

Desde hace más de 20 años es consultor independiente en temas relacionados con aplicaciones de prospección sísmica en el país y el extranjero.

Fue presidente de la Asociación Argentina de Geólogos y Geofísicos del Petróleo, de la Unión Latinoamericana de Geofísica y, actualmente, cumple un segundo mandato en el Board of Directors de la Society of Exploration Geophysicists, la sociedad de geofísica de exploración más importante a nivel mundial.


Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $2600 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora