Silvina Mañueco entrega “La encomienda” en Roca
Roca ya disfruta del Quinto Festival Nacional de Teatro que comenzó ayer y reúne a artistas nacionales y de la región, entre los que está la actriz, directora y autora Silvina Mañueco, quien habló con “Río Negro” sobre su participación en este encuentro.
El Quinto Festival Nacional de Teatro organizado por Fundación Cultural Patagonia (FCP) y el Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA) comenzó a desplegar ayer sus propuestas en Roca que incluyen la participación de elencos nacionales y provinciales, charlas, debates y talleres. Las actividades comenzaron por la tarde con el acto oficial de apertura y continuaron con la conferencia de Ernesto Suárez sobre “El humor como herramienta de comunicación en el teatro popular”. Al cierre de esta edición subía a escena “Terrenal. Pequeño misterio ácrata”, obra de Mauricio Kartun.
Una de las invitadas al encuentro es Silvina Mañueco, autora y directora de “La encomienda”, pieza que hoy subirá a escena, a las 19. Es una hilarante tragicomedia que lleva el sarcasmo y el humor a su máxima expresión. Los actores son Mariana Calcumil, Esteban Picasso y el ya citado Rolón; los músicos en vivo, Soledad Muñoz, Sacha Bay Gavuzzo y Francisco Araya, que tocan quince instrumentos: y cuatro artistas invitadas: Valentina Gómez, Ruth Pereyra, Carolina Burlando y Gaia Dimitriu.
“Río Negro” habló con Mañueco sobre su presencia en el festival, y la actriz confesó estar contenta, sobre todo porque “La encomienda” “surgió cuando retorné al sur (después de estudiar ocho años en la UNA de Buenos Aires y formarse con Pompeyo Audibert, entre otros maestros). Di mis equivalencias en el IUPA para hacer el profesorado y cursé, además de las materias pedagógicas, Dramaturgia I y II con Maite Aranzábal. Empecé a escribirla en su clase y me remotivé. En la segunda cursada, pude continuarla y la llevé a la mesa para verla con ella. Cuando Maite se radicó en El Bolsón, tuvimos un par de encuentros para que leyera las últimas versiones que hice después de un viaje a Paraguay, muy conectada con el noroeste de la Argentina, interiorizándome en lo que fue la Guerra de la Triple Alianza (1864-70), escuchando muchas historias… Eso se ve en la obra”.
P- Hay un vacío alrededor de esa monstruosa guerra. Historias de mujeres que quedaron solas tras la matanza de varones, más de 300 mil, que sufrió Paraguay. ¿Por dónde entraste a ese laberinto?
R- Tomé por el lado de la herencia familiar, el modo en que estamos atravesados por nuestros padres, abuelos. El protagonista se llama León, cuya abuela había vestido a su padre, de mujer para que no se lo llevaran a la guerra. Así lo salvó de una muerte segura, pero le generó un trauma de identidad que no resuelve así nomás.
Estuvo más de dos años actuando de manera femenina. León se cría en el campo, en un entorno empobrecido, con su papá que tiene tan metido el miedo a la guerra, que lo transmite a su hijo. Y lo viste también de mujer para enseñarle a defenderse de otro posible conflicto bélico. El eje central de la obra es el proceso de ingestión, indigestión y digestión del pasado y presente de León y de las cenizas de su padre muerto que llegan a su casa.
P- Un nudo dramático que evidencia la profundidad de su crisis.
R- Y cómo cada ser humano busca mecanismos para afrontar esos traumas, las tristezas, el lado oscuro que todos tenemos…
P- ¿Cómo hicieron con el marcado acento guaraní de esa zona?
R- Mi marido (Juan Rolón), el actor protagonista, es paraguayo. Por eso viajé dos meses a su país durante el proceso de escritura de “La encomienda”, que me llevó dos años. Estuve en Yuty, por el sur más selvático, más campo; en Asunción, en Formosa. Usamos su acento que ya tiene bastante neutralizado de tanto que pasó formándose en Buenos Aires, donde nos conocimos.
P- ¿Qué es para vos el teatro?
R- Muchos maestros dicen que nuestro trabajo es muy arduo porque nadie necesita el teatro, como la comida… Por estos sures hay que buscar muchos recursos para atraer al público, sobre todo hoy en la Argentina que pagar una entrada de cien pesos, siendo barata en comparación, resulta complicado porque tal vez se necesitan para gastarlos en la verdulería. A pesar de que me han dicho mucho eso, yo siento que el teatro es maravilloso, imprescindible.
Los que decidimos tomar por este camino, tenemos la gran labor de buscar cómo hacerlo, mecanismos para que la gente descubra esta magia. Me parece una maravilla que podamos, con un equipo, montar la obra, llevar adelante un proceso creativo. Siento que es un privilegio por estos días que vivimos en un mundo con guerras a las que no podemos ser ajenos, con tantos seres muriendo arbitrariamente y nosotros tenemos comida y una casa calentita, podemos hacer teatro, ser críticos, cuestionarnos. Es mucha la satisfacción de concretar una obra, mucha la emoción.
Estatua viviente
Silvina Mañueco y Juan Rolón darán “Introducción al proceso creativo de la estatua viviente”, en un espacio de formación dentro del Festival Nacional de Teatro de IUPA y FCP. Ambos llevan realizadas más de 400 intervenciones como parte de su tarea por legitimar la estatua viviente como hecho teatral. Testigo visible de una ciudad en movimiento, es un proceso creativo, artístico y comunicativo que incluye producción con mirada estética, composición de un personaje y convivencia con el público, en una estructura escénica que manifiesta la dualidad detención-movimiento. El seminario del sábado próximo a las 10, incluirá la exposición de metodologías, técnicas y contenidos específicos de la disciplina.
PROGRAMA
A las 11: mesa de debate “Sobre el oficio de hacer y escribir teatro”
A las 15: seminario “Taller de Impro” de Osqui Gusmán
A las 19: “La encomienda” (entrada libre y gratuita)
A las 22: “Lágrimas y risas”, pieza de Ernesto Suárez
Las obras pueden verse en el Auditorio Ciudad de las Artes y Centro Musical de FCP, Rivadavia 2263, donde se adquieren las entradas de hasta el viernes de 8:30 a 12:30 y de 14 a 20 y sábado de 9 a 12:30.
hebe rajneri
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