Serafín, creador de los universos visuales del Indio Solari
El dibujante radicado en Roca colabora desde hace casi diez años con el ex líder de Los Redondos. En esta entrevista con Río Negro, cuenta cómo llegó a él y cómo es el trabajo colaborativo.
Antes que músico, el Indio Solari fue, es letrista (¿fue, es músico el Indio Solari?). Pero antes, mucho antes de ser letrista, el Indio fue, es un artista visual. Pintor, dibujante, cineasta incluso. Marcelo Figueras, en el prólogo a “La vida es una misión secreta” (Sudamericana, 2021), el flamante libro de letras del Indio Solari de su etapa “fundamentalista” ilustradas por Serafín (el verdadero protagonista de esta nota), lo destaca. “Porque, por más acostumbrados que estemos a pensar en el Indio como un hombre de palabra(s), lo cierto es que siempre ha sido un artista visual”, apunta.
Con todo, debió tenerse fe Serafín. Artista gráfico bonaerense, formado en La Plata y radicado en Roca desde 2001, le envió una selección de dibujos a Solari con la intención de hacer algo. No resultó. Cuestiones estéticas, parece. Pero insistió hasta que sí. Pero no fue hasta el momento mismo del histórico show de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, en Mendoza, en septiembre de 2013, ante más de cien mil personas, que Serafín lo supo. Él mismo era uno más del público cuando vio sus dibujos proyectados en la pantalla. Sabía que iban a ser usados, pero no cuáles, ni cuántos ni en qué momento.
La playlist de «La vida es una misión secreta»
Desde entonces, Pablo Guillermo Serafín, tal es su nombre completo, comenzó una colaboración con el Indio Solari materializada en dos libros: la novela gráfica “Escenas del delito americano” y “La vida es una misión secreta”, una selección de 25 letras de su etapa solista, cinco por cada disco, más dos letras de canciones aún inéditas, pero interpretadas en los últimos vivos de la banda con la presencia virtual del Indio.
En esta entrevista con Río Negro, Serafín cuenta sus comienzos en las artes gráficas, sus estéticas e influencias y, por supuesto, el proceso de trabajo creativo junto al Indio Solari.
P: ¿Cuándo empezaste a dibujar?
R: Con el dibujo, en la forma que lo practico hoy, podría decir que me inicié en la época universitaria, si bien ya venía dibujando de antes, en la secundaria y la infancia, fue cuando viví en La Plata que comencé a practicarlo más frecuentemente y con la idea de hacer algo con eso. En esa época, en los quioscos de revistas se vendían por dos mangos saldos de Zona 84, Cimoc, cómics yanquis (Vértigo, Dark Horse, DC, Marvel) e historieta argentina, esas fueron mis primeras adquisiciones. La formación fue esa, los autores leídos, los dibujantes admirados e intentar dar forma a algo propio aprendiendo en el camino, en el hacer. Si bien la formación universitaria por estar ligada a lo visual (DCV – Diseño en Comunicación Visual) algo aportó, ahora, a la distancia, creo que lo de mayor valía fue el grado de instrucción, las herramientas para poder analizar, articular y así disponerse de mejor manera a seguir aprendiendo y enriqueciendo el pensamiento.
A principios del 2001 me vine a vivir al Alto Valle, intenté conectar con el ambiente o hacer algo con la historieta, pero no tuve suerte. Sacaba material de lectura de la biblioteca popular del centro y de tanto ir se me ocurrió que sería un lugar piola para exponer. Y estaba en lo cierto, de esa primera muestra en la biblioteca, como reacción a cada acción aparecieron la revista Chochan, el grupo de Historieta Patagónica, el premio Ñ de novela gráfica, junto a Santellán, por “Reparador de Sueños” y las colaboraciones para Indio, primero con imágenes para las pantallas de los recitales, después los dibujos para “Escenas del Delito Americano” y hoy con “La vida es una misión secreta”, el libro de las canciones ilustradas.
P: ¿Qué tipos de estéticas y estilos fuiste teniendo a lo largo de los años?
R: Puede ser que oscilen entre representaciones inclinadas a la deformación, con tintes grotescos y caricaturescos: y en el otro extremo, la intención de una impronta más cercana a retratar la realidad. Con el tiempo sí se han modificado los intereses, las temáticas que me urgen tratar en lo que dibujo, en un principio estaba volcado más a lo fantástico, la ficción, la aventura y hoy día me encuentro inclinado hacia lo real, la condición humana y sus circunstancias. Todo esto siempre en el barrio de la historieta y alrededores.
La obra de Serafín puede visitarse en serafin-pg.blogspot.com.ar y en su cuenta Instagram.com/serafin_pg
P: ¿Cómo es tu método de trabajo, materiales, rutina?
R: El boceto rápido, esquemático, suele ser la primera forma que cobra una idea cuando aparece, después, si promete, se va puliendo con nuevos bocetos hasta que sale el planteo fino que termina siendo el dibujo final. También suelo ir al dibujo directo, sin bocetos, eso ocurre por lo general con inquietudes propias que no tiene la publicación como propósito. Cuando aparece una idea, no la cuestiono, la dibujo, después veo si da para más o con el boceto es suficiente. En cuanto a técnica y materiales son las tradicionales sumadas a las digitales, selecciono cual o cuales según el tipo de trabajo. El tablero, los materiales, las hojas en blanco, ejercen una seducción constante que es difícil de resistir.
P: Si tuvieras que ponerles nombre a tus influencias, ¿cuáles serían y por qué?
R: San Carlos Nine y el arcángel Alberto Breccia son algunas de mis estampitas gráficas, basta ver sus obras para que me den ganas de dibujar.
P: ¿Cómo fue que llegaste a trabajar con el Indio?
R: Estaba la chance, remota, de hacer algo con él. En función de eso preparé un muestrario con algunos de los dibujos e historietas que tenía hasta el momento y lo mandé mediante el contacto que había con su entonces manager. A los días me enviaron la respuesta de que lo había visto y si bien observó que eran buenos laburos, no le pareció, por el estilo empleado, que eran apropiados para representar adecuadamente su obra. Mencionaba además su gusto por el cómic europeo. En función de esa pista y la estética que él venía empleando en el arte de sus discos (fotomontajes), es que elaboré una nueva estética combinando dibujo tradicional con fotografías en edición digital, preparé nuevas muestras y las mandé. Cuando vio lo propuesto ahí sí le pareció que podía funcionar y la cosa echó a rodar. La primera colaboración fueron dibujos para las pantallas del recital en Mendoza, en 2013, y, al poco tiempo, llegó su propuesta para acompañar con secuencias de historieta los textos de lo que sería las “Escenas del Delito Americano”, el primer libro, que se editó en 2017.
P: ¿Qué características estéticas y temáticas tuvieron los dibujos para las pantallas de los shows? ¿Cómo los elaboraste técnica y conceptualmente? ¿Hubo un trabajo conjunto con el Indio
R: En las imágenes para las pantallas de los recitales la cosa fue bastante amplia. Para el primero, el de Mendoza, por un lado, se armaron imágenes con secuencias breves de dos o tres cuadritos, usando como disparador interpretaciones libres sobre temáticas o personajes que se mencionan en las canciones. Ahí la técnica fue collage digital de fotografías y dibujos en una proporción aproximada de 80/20. Por el otro, armé una selección de cuadritos de “Reparador de Sueños” y de otras historietas, aplicando cierta edición digital en algunos para dar color y también cambiar el sentido. A medida que iba sacando material, lo enviaba por intermediarios y me ponía a hacer más. Supe de la aprobación cuando, estando presente en medio del recital, vi aparecer las imágenes en la pantalla principal del escenario mientras la banda tocaba una de sus canciones de la etapa solista. Ya para los otros recitales, se sumaron algunas imágenes nuevas con más proporción de dibujo.
P: Imagino que “Escenas de un delito americano” fue una continuidad de aquellas colaboraciones. ¿Cómo fue este trabajo ya de índole estrictamente gráfica?
R: Después del primer recital en Mendoza, vino la propuesta de hacer el Delito Americano con ilustraciones. En un principio, mandó varios de los textos y, lectura mediante, comenzaron a surgir las primeras imágenes, cosas muy sueltas, vagas, ya que, si bien cada uno de los relatos cerraba en sí mismo, se dificultaba entender la relación entre ellos. Era de esperar que eso ocurriera, ya que faltaba una parte importante: la explicación del contexto. Fue entonces, con motivo de que Indio explicara en detalle de qué iba todo, que se concretó, en Luzbola, la reunión donde lo conocí en persona, un primer encuentro que atesoro irradiante en la memoria.
Con sus palabras, todo se aclaró. La clínica de salud del Dr Semasendhi, las referencias temporales, las visiones de los distintos pacientes al ser tratados por la MGS, las ubicaciones espaciales, los personajes y un sinfín de precisiones más que, dadas por él, resignificaron lo hasta ahí leído y permitió comenzar a andar sobre suelo firme en cuanto a la interpretación de ese imaginario tan singular. En esos principios fueron muchos mensajes de ida y vuelta, definiendo aspectos de personajes, diseños de maquinarias y equipos, diseño de locaciones, etc, etc. Como él tenía muy claro qué buscaba, los ajustes que iba sugiriendo se resolvieron bien.
Con esa base, comenzamos a dar forma al plantado en página de los relatos, vinculando los textos con el dibujo secuencial. Ahí primero hacía un boceto muy esquemático, lo pasaba a un dibujo de línea más definida, a eso le daba una sutil aproximación de color, incluía el texto y se lo mandaba para que lo evaluara. Si estaba todo ok, procedía en hacer el dibujo fino, con todo el detalle, el color apropiado, la edición y óptima resolución ya apuntando a cómo iba a salir en el libro impreso. De esa forma, con intercambios virtuales y nuevos encuentros en persona, fuimos avanzando durante más de tres años hasta que a mediados del 2017 se publicó el libro.
P: ¿Cómo fue el proceso de trabajo para este libro, “La vida es una misión secreta?
R: El proceso de trabajo fue muy similar al de “Escenas del Delito Americano”, con las ventajas de que, con el primero, ya había entrado en el código del imaginario de Indio, se había pulido el estilo gráfico y afianzado el entendimiento, todo eso armonizó aún más el fluir del trabajo.
En lo específico, nos juntamos, él ya tenía una selección de veinte canciones de sus cuatro discos de la etapa Fundamentalista y fue dando una guía, comentando de qué iba cada una. Con eso me puse a trabajar. Fueron apareciendo las primeras imágenes e iniciamos el ida y vuelta. Cuando surgía algún bache argumental le consultaba y, en función de su respuesta, resolvía. También tuve en cuenta mucho de lo expresado por él en el libro “Recuerdos que mienten un poco”, en charla con Marcelo Figueras, ya que ahí hay mucha data sobre las canciones, los discos y el contexto.
P: ¿Cómo fue ilustrar letras respecto del libro anterior, ya que era otro tipo de narración?
R: No me resultó tan diferente, dado que las letras, por su naturaleza autoral, se presentaban amables a una representación visual desplegada narrativamente con el lenguaje propio de la historieta, que es el que practico.
P: ¿Cómo ves tu trabajo respecto de la estética gráfica de Los Redondos?
R: Indio es su propio artista visual en esta etapa solista/Fundamentalista. Fijate que ha hecho el arte de sus discos con producciones gráficas de su autoría (dibujos, pinturas, collage, fotomontajes, etc). Ya estando en los Redondos ejercía ese arte con destreza. El otro día, releyendo una revista Fierro del año 1989, volví a ver ahí publicado, acompañando una entrevista, el collage suyo que después fue arte de tapa de “El tesoro de los inocentes” en 2004. En la actualidad, los que lo seguimos por redes, hemos disfrutado obras de su reciente factoría por medios digitales: la serie violeros, los fantasmas formidables, la PP y tantos más.
P: ¿Cuál es tu relación con los Redondos, con su música, su estética y filosofía?
R: Me gustaron desde la primera vez que escuché alguna de sus canciones, hasta hoy día. La música principalmente, con una especial atracción hacia las letras. Siempre ha sido escuchar esas canciones para que los fragmentos, las frases, desaten la generación espontánea de imágenes mentales en mí. Con el tiempo aprendí a disfrutar del resto de las cosas que circundaban a la banda y hoy se me hacen inseparables para que el goce sea pleno.
P: ¿En qué andás ahora, cuáles son tus proyectos actuales y futuros?
R: Estoy en el presente, disfrutando de este reciente trabajo, viendo que pasa con él, la llegada con el lector, esas cosas. Más adelante, cuando se pueda, veré de armar una muestra, exponer algunos originales, hacer algo para compartir el rato.
Comentarios