Secuestro del empresario: sin pistas de los autores

Expertos en comunicaciones peritan los teléfonos de las víctimas, mientras los investigadores buscan rastros del inquilino de la casa del lago que recibió a Adiego junto con los captores.

CIPOLLETTI

La investigación por el secuestro del empresario Claudio Adiego sigue caratulada como «autores ignorados». Una comisión de especialistas en intervenciones telefónicas de La Pampa arribó a Río Negro para hacer un trabajo sobre las comunicaciones que mantuvieron los captores. Además están cotejando las huellas que hallaron en las dos camionetas incautadas.

Los secuestradores todavía se mantienen en el anonimato, a pesar de que se investiga la identidad del hombre que alquiló la casa del lago Pellegrini, propiedad del empresario. El viernes a la tarde, ese sujeto tenía que devolver el inmueble y justamente Adiego llegó en su Toyota SW4 polarizada para concluir la operación. Estaba acompañado por su pareja Noelia Bacon, que es empleada del Juzgado Federal de Neuquén.

Cuando Adiego ingresó a la casa, el inquilino lo recibió con los captores. Eran cerca de 10 hombres, que estaban armados y encapuchados. Justo en ese momento llegaron el jardinero y una empleada, que son hermanos, para acondicionar la vivienda y volverla a alquilar. Todos quedaron inmovilizados y mientras los delincuentes le exigían al empresario dinero y las llaves de su departamento de Neuquén, aparecieron otras tres mujeres en una Renault Duster negra. Eran las siguientes inquilinas que estaban interesadas en pasar unos días en la casa del lago. Una tiene 70 años, la otra es su hija y la tercera es una amiga. «¿Qué organizaste, una fiesta?», le recriminó uno de los ladrones al empresario, mientras lo apuntaba con un arma.

Con tantas personas en la casa el plan empezó a complicarse. Los delincuentes cargaron en la Duster a todos los que pudieron pero el jardinero y su hermana quedaron afuera. La Toyota salió a toda velocidad rumbo a Neuquén porque el que conducía tenía las llaves del departamento de avenida Olascoaga, donde suponían que Adiego tenía una caja fuerte con la recaudación del boliche El Mega, del cual es propietario.

La Duster fue conducida hasta la zona de bardas de Fernández Oro. En el interior iban Adiego, Bacon y las tres mujeres inquilinas, además de los captores.

El jardinero y su hermana quedaron encerrados en la casa y apenas se liberaron llamaron a la Policía. Como primera medida, el fiscal Oscar Cid envió seguridad al departamento de Neuquén. Justo en ese momento apareció la Toyota y los delincuentes tuvieron que abortar la operación porque comenzó la persecución. Abandonaron la camioneta en Ignacio Rivas y San Rafael y huyeron con las llaves del inmueble.

Cuando los captores que estaban en Fernández Oro se enteraron de lo sucedido en Neuquén abandonaron a las cinco personas y arrancaron en la Duster. Hicieron varios metros y también dejaron el vehículo. Las víctimas caminaron más de cuatro horas por la barda hasta que encontraron ayuda.

Los investigadores suponen que el inquilino del lago también integra la banda, porque no hay registros de esa persona y se subió a la Toyota sin que lo obligaran. Ayer, desde la Regional Quinta, confirmaron el arribo de una comisión de policías de La Pampa, que están peritando los celulares de la víctima y las comunicaciones telefónicas.


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