«¡Se siente, se siente!»
La impresión que cualquiera se pudo haber formado mientras escuchaba el discurso con el que Sobisch inauguró ayer el período de sesiones ordinarias de la Legislatura, es la de estar viviendo en Suecia, Canadá o Australia, uno de esos países cuyos habitantes viven en la abundancia y gozan de la paz y la tranquilidad que proporcionan el desarrollo y la riqueza bien distribuidos.
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