Se abrió un nuevo mundo laboral para las personas con discapacidad
Desde hace una semana seis personas con discapacidad trabajan en oficinas del Poder Judicial de Neuquén. Cuentan cómo ven a sus compañeros y los desafíos de sus tareas.
Mónica Guanque recorre en su silla de ruedas eléctrica la Ciudad Judicial, que posee dos edificios vidriosos con 550 puestos de trabajo habilitados. “Las busqué, no es que vos salís, te anotás y te llaman. Cada oportunidad laboral la tuve que buscar”, aclara.
Ella es una de las seis personas con discapacidad que juraron este mes para ocupar cargos administrativos en el poder Judicial de la provincia, luego de un proceso de evaluación (ver aparte). Hoy cumple funciones en la dirección de asistencia a Impugnación y Coordinación General.
“Los pasillos son más grandes, tengo amplitud para mover la silla, yo he estado trabajando y siempre te jode eso. Acá tenés todo el espacio del mundo, el escritorio es amplio”, indica Mónica. Tiene 44 años, vive en el barrio San Lorenzo, estudió la carrera de contadora en la Universidad Nacional del Comahue y se prepara para ser técnica superior en Administración de Empresas. Nació con agenesia parcial de miembros inferiores y total en superior.
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“Generalmente los empresarios creen que porque tenés una discapacidad no estás capacitada para hacer un trabajo, después se llevan el asombro. Somos muchas veces más capaces que otras personas, pero bueno eso es algo que nos toca a nosotros demostrar, demostrar, demostrar… y es hasta que te conocen”, afirma.
Señala que en la ciudad conviene ir por la calle y bordear las veredas. “En Buenos Aires se corta el semáforo, pero te ven a vos cruzando en silla de ruedas, todos sacan el brazo y te esperan, y vos pasás. Acá no, acá hay muy poca educación vial”, enfatiza.
Le pregunto a Mónica como lidia cuando a su alrededor le ofrecen asistirla permanentemente. ¿Eso no vulnera su derecho a la autonomía? Ella contesta: “Aprendés a ser más sensible con la gente. Si vos a la gente decís ‘Nono yo puedo’, es como que es chocante. Entonces tenés que decirle ‘Bueno, dale’. La primera vez tenés que dejarlo porque se sienten bien ayudándote. Ya la segunda vez le vas diciendo: ‘Yo lo hago así, a mis tiempos, pero lo hago’. Se van solitos dando cuenta que no necesitás ayuda”.
A 1,7 kilómetros de ahí aproximadamente, 20 minutos a pie u 8 minutos en auto, se encuentra el edificio del Tribunal Superior de Justicia con 185 empleados. En el segundo piso trabaja Juan Martín Gómez de 24 años. Está sentado, tiene su escritorio. A sus espaldas, los bastones descansan.
“La Escuela de Capacitación lo que hizo es muy importante, porque se preparó también el contexto, pudieron hablar de distintas discapacidades que convergieron acá para rendir. Creo que se está haciendo un buen trabajo de concientización y esto más que nada es una oportunidad para saber que se puede trabajar en igualdad de condiciones. Acá los compañeros te van enseñando de a poco, muy dispuestos”, apunta. Quiere ser escritor y estudia periodismo.
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Explica que tiene una discapacidad motriz. Nació prematuro. “Eso generó un…yo le digo, un problema de cableado. Fue un daño cerebral en mucho menor escala que otros, no, viste que somos todos un mundo. Por suerte a mí me repercutió más que nada en la parte física, si también un ligero tartamudeo a veces, y a veces más”, precisa.
Es el mayor, dice, pues salió unos “cinco minutos largos” antes que su hermano mellizo, que también ingresó al poder Judicial, pero en otra área.
“Sí, hay puertas que están más cerradas que otras y ventanas también a veces, ¿a quién no le ha pasado? Hay trabajos como levantar cajas, escalar montañas que no voy a poder hacer, que no voy a poder hacer sino busco la manera sobre todo. Hay cosas que uno trata, trata, trata y no se puede, y hay cosas que si les buscas la vuelta, te pones mañoso, si se puede, la cosa está en encontrarle las oportunidades, que la sociedad te vaya dando las oportunidades”, manifiesta.
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Agrega: “es muy fácil sacar una foto diciendo “estoy haciendo tal cosa”. En este caso “estoy incluyendo”. Una foto conmigo, donde la sacás vos, nos la sacamos ahora, si querés vos haces como que me estoy cayendo y me atajas. Sería re poético, pero es muy fácil mostrar algo que no pasa. Lo que está bueno no sólo es una oportunidad para mí, o para los seis, o los veinte o los cien, o los que entren acá. Es el poder Judicial, son los que tienen que poner el ejemplo. Pero parte de poner el ejemplo también es producir un cambio cultural y ese es el problema por el cual no se respeta esta ley”.
La ley a la que se refiere Juan Martín es la 25.689 que establece que los tres poderes del Estado nacional están obligados a ocupar personas con discapacidad con idoneidad para el cargo, en una proporción no inferior al 4% de la totalidad del personal.
Juan Martín Gómez. 24 años. Trabaja en la Dirección de Gestión Humana que funciona en el edificio ubicado en Alberdi 52.
La tasa de empleo de la población con dificultad o limitación permanente en la provincia, según el censo 2010, es de 51,1%. Hay un alto porcentaje de inactividad.
“Para muchos empleadores el concepto de discapacidad, asociado a lo biomédico, implica enfermedad. En el concepto de asociar discapacidad con incapacidad los empleadores creen que entra alguien no funcional, que encima implica un gasto y no una inversión. Esas son las representaciones sociales que hay para las personas con discapacidad, por eso su dificultad de ingresar a los empleos”, sostiene Julio Manuel Pereyra, asesor del proceso de inclusión laboral en el poder Judicial.
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Plantea que es la primera vez que hay una experiencia planificada, ya que se suele acceder a los puestos vía acción de amparo.
Ya de vuelta en la Ciudad Judicial, Juan Gabriel, el mellizo de Juan Martín, le quita solemnidad al asunto. “Hago chistes con esto, no me afecta, me puedo reír de mi propia discapacidad, porque para mí no es un problema y por ahí otra persona se siente como más atacada, yo trato de no herirla tampoco, me siento con más armas para que no me afecte tanto”, asegura.
Trabaja en el área de soportes de la Oficina Judicial Penal de Neuquén. Estudia en la facultad de Informática de la Universidad Nacional del Comahue y en la Escuela Superior de Bellas Artes.
Juan Gabriel Gómez. 24 años. Trabaja en la Oficina Judicial Penal de Neuquén, que funciona en el edificio de la Ciudad Judicial, ubicado en Entre Ríos y Leloir.
“Nosotros nacimos a los seis meses. Mi mamá tenía muchas pérdidas. En un principio era para salvarla a ella y después nos salvaron a los tres. Empezamos la rehabilitación. En mi caso estuve 18 años de rehabilitación, desde los diez meses (de vida) por momentos más y menos intensas, según las operaciones que nos iban haciendo. Tengo once operaciones”, cuenta.
Sus respuestas producen el mismo efecto que la ventisca cuando te golpea de frente la cara, despabila: “para mí no hay nada muy loco, muy nuevo, difícil, o sea es difícil como todo. A veces hablo con mis amigos: “no, porque vos pasaste un montón de cosas”. Pero por ejemplo yo me pongo a comparar, yo tengo a mi papá y a mi mamá, yo no sé por ejemplo lo que es no tener un padre. Para mí eso es re difícil y ¿cómo haces para vivir así? Entonces es la vida de cada uno, es lo que le toca. Por eso nunca lo sentí como si fuera algo tan terrible. Traté de vivir así, como que bueno es lo que hay, uno puede con lo que tiene, bastante bien nos venimos desarrollando los dos, y eso es mérito de nuestros padres que siempre nos inculcaron “no importa sigan, sigan” y nunca nos dejaron para”.
Mónica Guanque. 44 años. Trabaja en la Dirección de Asistencia a Impugnación y Coordinación General, que funciona en el edificio de la Ciudad Judicial, ubicado en Entre Ríos y Leloir.
Cupo
Un proceso de selección que duró más de cuatro meses
El poder Judicial de la provincia abrió en 2017 la inscripción para el registro de postulantes con discapacidad. Los requisitos excluyentes para participar eran contar con el documento nacional de identidad, el certificado único de discapacidad vigente y título secundario.
Durante cuatro meses –de agosto a diciembre– los aspirantes superaron evaluaciones de carácter eliminatorio y exámenes finales escrito y oral. Los módulos de contenidos tuvieron los ajustes necesarios para garantizar el acceso, por ejemplo, de las personas con discapacidad visual. También se modificó el tiempo de los exámenes, en el caso de las personas con discapacidad intelectual, permitiéndoles una extensión mayor para responder las preguntas.
“El objetivo era tener un registro de personas capacitadas, que hayan aprobado, para poder entrar a trabajar como empleados administrativos”, indicó Candelaria Freytes, responsable de la Escuela de Capacitación.
Quienes sortearon todas las etapas quedaron en un listado, a la espera de que se produzcan vacantes en organismos judiciales de Neuquén. “Los van a ir llamando a medida que se cumpla el 4%”, afirmó Freytes.
personas con discapacidad aprobaron los exámenes y quedaron en el listado a la
espera de vacantes.
Datos
- Juan Martín Gómez. 24 años. Trabaja en la Dirección de Gestión Humana que funciona en el edificio ubicado en Alberdi 52.
- Juan Gabriel Gómez. 24 años. Trabaja en la Oficina Judicial Penal de Neuquén, que funciona en el edificio de la Ciudad Judicial, ubicado en Entre Ríos y Leloir.
- Mónica Guanque. 44 años. Trabaja en la Dirección de Asistencia a Impugnación y Coordinación General, que funciona en el edificio de la Ciudad Judicial, ubicado en Entre Ríos y Leloir.
- 4%
- de la totalidad del ingreso del personal del Poder Judicial de Neuquén debe ser cubierto por personas con discapacidad.
- fueron los que juraron hasta el momento
en el cargo de auxiliar administrativo/a con funciones en Neuquén. - 6
- 89
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