Sauzal Bonito, el pueblo que fue rematado y tiene dueño
Pertenece a un trabajador petrolero que pagó 100.000 pesos en los '90.
SAUZAL BONITO (Enviado especial).- Se iba la década del '90 y José Luis García -un trabajador petrolero de Pico Truncado- decidía invertir en tierra por aquellos años en que su trabajo lo había depositado en Neuquén.
García, quien ahora tiene 59 años, se entusiasmó con un edicto de remate publicado en este diario y, tras evaluarlo, pujó por alrededor de 11.000 hectáreas de un sector que hermana a los parajes Sierra Barrosa y Buena Esperanza, a unos 50 kilómetros de Plaza Huincul.
Hace siete años, los pesos valían como los dólares y García pagó 100.000.
El hombre manejaba tres datos clave: que el campo tocaba la ribera del río Neuquén, que allí adentro había explotación petrolera y que -además- existían posibilidades de caza menor. Lo que García no sabía -tolérese la rima- es que junto con los lotes 26 y 27 también estaba comprando un pueblo. Sí, sí, a diez años de ser fundado Sauzal Bonito salió a remate dentro de un paquete mucho
mayor, y García lo adquirió.
«¡Qué sabía yo que el campo tenía un pueblo adentro!, mis hijos no me creen y mis amigos me cargan», admite García vía telefónica desde Pico Truncado.
Lo que así planteado puede parecer gracioso, suena a tragedia para las 500 almas que le dan vida a Sauzal Bonito. Los vecinos está con los pelos de punta, hace apenas un par de años se enteraron de que no eran dueños de sus parcelas.
«Parece que todo se vendió por 4.000 pesos; si hubiéramos sabido, hacíamos una vaquita y lo comprábamos entre todos», razona Emilio Zidek, un eslovaco que desde hace 70 años vive en la Argentina.
«Yo le digo al intendente que tenemos que hacer algo, y cada vez que viene algún funcionario le pedimos que haga gestiones, nos dice que sí, nos escuchan pero no pasa nada», agrega el hombre que llegó a la Argentina cuando tenía seis años.
Zidek tiene una pequeña chacrita de cuatro hectáreas, con dos en producción compartida. Quien llegue a esta zona no puede irse sin probar los duraznos de pulpa blanca que iluminan un colmada huerta.
En ausencia del presidente de la comisión de fomento, que se llama Zenón Vicente Sandoval, Zidek hace las veces de secretario y por él pasa la administración del poblado, un manso paraje estalla en verdes en esta época.
Sauzal Bonito tiene un centenar de hectáreas en producción: desde tomates hasta frutas finas, todo se da en estas tierras que gozan un microclima muy especial casi sin heladas.
De otro lado del Neuquén, se erigen los viñedos de una de las bodegas promocionadas por el gobierno neuquino. Allí, la cotización de cada hectárea sistematizada oscila los 10.000 dólares. Es en ese lugar que se ha invertido fuerte en los últimos años.
«Mi familia llegó acá hace 40 años ¿cómo es que esto tiene un propietario?», pregunta sorprendida entre los surcos doña Nélida Villar, en un alto en la cosecha de tomates.
«Acá nos tenemos que juntar todos los vecinos ¿Sabe lo que era esto? no era nada, puro monte nada más», cuenta Nélida y se pregunta por las responsabilidades.
Eva Barriga hace un poco de historia. A mediados del siglo pasado, un policía de Cutral Co llamado Gregorio Troncoso fue quien bautizó a este paraje, inspirado en la obviedad que pintan los árboles en los recodos del río Neuquén.
De acuerdo a la mensura, salvo la toma de agua el resto del pueblo quedaría en poder de García, el virtual dueño de los terrenos donde se ubican la comisaría, la posta sanitaria, el salón de acción so
cial, la plaza y la cancha de fútbol.
«Yo no quiero quedarme con el pueblo, pero lógicamente pido un resarcimiento, yo compré de buena fe», afirma García quien está dispuesto a desprenderse de 3.000 de las 11.000
hectáreas. Dentro de esa franja está el pueblo con sus 500 habitantes.
¿Cómo se produjo la barbaridad del remate del pueblo?
No hay seguridad en las respuestas pero sin dudas hubo un grueso error. De fuentes del gobierno se supo que Sauzal Bonito salió a remate por error y que al momento del edicto (publicado en las páginas 28 y 29 del boletín oficial el 10 de septiembre de 1999) se ignoraba que los lotes incluían al pueblo.
Los campos de esta zona que, salvo en la franja de Sauzal Bonito, son de vegetación achaparrada y verde opacos y cuando García compró tenían escaso precio. De hecho, eran pocos los que invertían aquí, salvo quienes lo hacían con la intención de hacerse de los beneficios de la explotación hidrocarburífera: el cobro de la servidumbre de paso.
Los tiempos han cambiado. La alta cotización de tierras e inmuebles ha desatado una fuerte disputa (despojos incluidos) por campos que hasta hace algunos años no le importaban a nadie. Detrás hay muchos y variados intereses económicos.
«Mire acá, últimamente, todos los campos son de propiedad; nosotros tenemos una chacrita acá y un campo del otro lado (del río); a mi papá le dicen que lo van a sacar pero siempre mi familia estuvo ahí», contó Fernando Huircaleo, de 18 años, sin bajar de su caballo alazán.
Fernando, miembro de una extendida comunidad de origen mapuche, está preocupado y teme por el destino de su familia de larga tradición por estos lares.
¿Y cuándo fue que se remató? -pregunta y tira el correaje del caballo que arrastra hacia el pastaje.
RODOLFO CHAVEZ rchavez@rionegro.com.ar
Notas asociadas: Un campo con dos yacimientos petroleros De la creación a la venta «Acá hubo una maniobra ilegal», dice Salvatori
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