Santa Bárbara, cerca e igual de riesgosa

Los pobladores consultados tampoco ven factible que se pueda levantar una nueva ciudad en la caleta de Santa Bárbara, 10 kilómetros al norte. El argumento es simple: «Se achica la distancia al volcán, que sigue tirando material, y los terremotos se sienten más fuerte».

En la «población» (barriada) sur otro grupo se ha juntado en la tarde del Viernes Santo para terminar una perforación y sacar agua potable. El mismo motor a combustión los abastece de energía para hacer funcionar una antena parabólica y saltar horas mirando televisión. Aseguran que pasarán allí el invierno, «marisqueando» y juntando leña en el monte, a pesar que los expertos les indican que «todo el sector sigue bajando su nivel con respecto al mar y que irremediablemente se inundará.

Rosa cuenta que sus chicos «van a la escuela rural de Puerto Cárdenas y si alguien se enferma tiene que andar 25 kilómetros hasta El Amarillo», donde además se apostaron los carabineros y los bomberos que controlan la ruta de acceso. Mientras tanto, el Gobierno ha encarado un ambicioso plan de obras en la región tras mudar la capital provincial a Futaleufú. Tanto allí como en Palena se levantan a todo ritmo nuevas casas para los chaiteninos que se quieran radicar. A ello hay que sumar calles pavimentadas, puentes y edificios públicos que tratan de imprimir otro ánimo a una zona devastada.


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