San Sebastián, una vidriera del cine político
Ayer se presentó "Matar a todos", que transcurre en el marco de la Operación Cóndor.
SAN SEBASTIáN (DPA) – Por las pantallas del Festival de Cine de San Sebastián han pasado las atrocidades cometidas por los gobiernos dictatoriales en el Cono Sur, pero son escasas las producciones que cuestionan el cierre en falso de estos regímenes en su transición a la democracia.
Esteban Schroeder plantea el tema con «Matar a todos». Esta coproducción entre Uruguay, Argentina y Chile, que se presentó a concurso en el certamen vasco, recibió un comedido aplauso. La cinta plantea a modo de thriller el «caso Berríos»: la desaparición y posterior asesinato en Uruguay, a principios de los años 90, de un químico, Eugenio Berríos (Claudio Arredondo), antiguo colaborador del régimen del dictador chileno Augusto Pinochet en la fabricación de gas sarín. Los militares uruguayos lo esconden en cooperación con Chile para evitar que revele la naturaleza de su trabajo.
En la cinta, el caso es investigado por una jurista (Roxana Blanco), que en su juventud estuvo unida a los movimientos de izquierda, pero fue liberada de las torturas por su padre, un destacado general uruguayo (Walter Reyno).
En el marco histórico de la Operación Cóndor, «la película pretende transcender las fronteras de las víctimas y los protagonistas», explicó el uruguayo Schroeder, para quien su segundo largometraje tiene el propósito de comprometer al espectador en una aproximación distinta a ese período histórico. «La idea central es que la reconciliación es posible pero será un duro trance. Si estamos proponiendo una revisión del pasado es para mirar adelante», añadió.
La esencia del mensaje de esta obra se resume en las palabras de uno de los «subversivos», al que da vida el argentino Darío Grandinetti, quien dice: «La verdad duele pero cura».
En el certamen vasco se proyecta otra película que cuestiona la transición a la democracia en Chile. Se trata de «Fiestapatria», del chileno Luis R. Vera, cuya cinta está invitada en la sección Horizontes Latinos. Si en «Matar a todos» se aborda la necesidad de contar la verdad, en la segunda película presentada a concurso, también americana, pero del norte, el realizador Wayne Wang trata la necesidad de afrontar el pasado a un nivel más básico, entre padre e hija. «A Thousand Years of Good Prayers», con una primera hora muy tierna y divertida aunque luego la trama decae, nace de un relato de Yiyun Li y recupera ese sabor por las pequeñas historias contadas con sencillez y sin prisas.
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