Salud sexual y reproductiva: a 20 años de la ley que le dio sello progresista a Río Negro
El programa fue un hito para la ampliación de derechos y permitió las primeras vasectomías en un hospital público del país. ¿Cumplió sus objetivos o quedó a mitad de camino? Estadísticas y opiniones de los protagonistas de ese momento histórico.
Pionera en el país, aprobada después de atravesar barreras políticas, resistiendo las presiones de la Iglesia y superando un importante nivel de prejuicios y desinformación. Así surgió la Ley de Salud Sexual y Reproductiva de Río Negro, que acaba de cumplir 20 años con plena vigencia.
¿Se lograron todos los objetivos propuestos? ¿Es necesario potenciar su alcance? ¿Cómo fueron aquellos días del año 2000 en los que se debatió el proyecto dentro de la Legislatura y qué pasó después, hasta la reglamentación, publicación y entrada en vigencia del Decreto 586, el 29 de junio del 2001?
Río Negro buscó conectar esa historia con la actualidad, a través de los protagonistas de ese momento bisagra para la legislación provincial y también de la mano de profesionales que hoy pueden medir en sus consultorios los efectos del nuevo escenario creado a principios del Siglo XXI.
El primer dato concreto indica que los miedos, la vergüenza y el desconocimiento van perdiendo terreno y son cada vez más los varones que asumen la responsabilidad de la anticoncepción a través de la vasectomía.
Ahora bien, son más que hace dos décadas, pero muchísimos menos que las mujeres que ponen el cuerpo para una ligadura de trompas de Falopio.
Efecto Covid
- 20%
- Se redujeron las vasectomías en el 2020 en Río Negro, según Salud Pública. Ahora alientan las prácticas ambulatorias.
Un proyecto de ley presentado en el 2019 en el Congreso de la Nación, destinado a la promoción y la concientización pública acerca del método de anticoncepción quirúrgica masculina, advertía a partir de estadísticas oficiales que en el 2017 se realizaron un total de 14.501 ligaduras de trompas de Falopio y 142 vasectomías en el país. Es decir, 102 ligaduras por cada vasectomía.
La evolución detectada por el Ministerio de Salud de la Nación indica que en el 2016 habían sido 133 ligaduras por cada vasectomía, y en el 2015 la brecha fue mucho más amplia: 253 a 1.
La pandemia por coronavirus alteró todas las previsiones del sistema de salud y recién desde fines del año pasado volvió a incrementarse el número de consultas relacionadas con la salud sexual y reproductiva.
“Hay muchísimos cambios. Se nota mucho, es un fenómeno generalizado que lo comentan colegas de todo el país. Todos observamos la creciente responsabilidad del varón en esto de la anticoncepción. Hay un cambio en la concientización, sin dudas”, sostiene el urólogo roquense Keun Park.
El profesional del Sanatorio Juan XXIII recordó lo que ocurría 20 años atrás, cuando la práctica era ilegal. “Pasamos de ese momento en el que si alguien mencionaba el tema se cortaba enseguida la consulta porque era ilegal, hasta hoy, en el que cada vez más hombres y más jóvenes consultan por el método”, describió.
Park destacó que no hay un límite etario para la vasectomía y que por su consultorio han pasado pacientes desde los 20 a los 70 años, siendo más frecuente la consulta en la población joven.
“Se trata de personas que ya cumplieron la etapa biológica de ser padres o directamente deciden no serlo. Estos últimos casos se están observando y así como la mujer tiene plena autonomía sobre su cuerpo, con el varón pasa lo mismo”, destacó.
En ese sentido, mencionó que “hace unos años uno pedía o prefería que vinieran en pareja, para evitar problemas, que de hecho ocurrían. Hemos tenido problemas con mujeres porque su pareja no se lo había comunicado. Hoy eso no tiene vigencia. Puede ser un problema social o personal de la pareja, pero desde el punto de vista médico legal, el paciente no tiene que concurrir con la pareja necesariamente”.
Esa referencia tiene sustento en el Artículo 2 del decreto que reglamentó la ley rionegrina. Allí se establece la “libre opción de la maternidad/paternidad”, indicando que “hacer uso de esta opción implica que las personas puedan disponer de conocimientos para ejercer legítimamente su sexualidad desvinculada de la reproducción. Por tanto, la decisión de tener hijos se liga al deseo y la responsabilidad de ofrecerles atención, cuidado, educación, amor y salud”.
Marta Milesi: «Las barreras siempre fueron políticas»
Marta Milesi mira al pasado con orgullo. El sentimiento está incentivado por su nieto, que a los 17 años habla de Educación Sexual Integral y dice que “esa ley la hizo mi abuela”.
La exlegisladora y exdiputada dialogó con Río Negro sobre el proceso previo y posterior a la sanción de la ley que consolidó en la provincia el Programa de Salud Sexual y Reproductiva.
Lograr los nuevos derechos no fue sencillo. Río Negro tuvo en realidad dos leyes sobre el mismo tema. La primera (3.059) fue aprobada en diciembre de 1996 y la segunda (3.450) en diciembre del 2000. Y recién el 30 de mayo del 2001 esa última norma fue reglamentada. El Decreto 586 se publicó el 21 de junio de ese año en el Boletín Oficial y entró en vigencia plena ocho días después.
P: ¿Cómo es mirar en retrospectiva ese debate?
R: Fue un largo camino. El debate en la Legislatura fue con mucho acompañamiento, porque 20 años atrás había un aire de progresismo, porque quienes pudimos sobrevivir a la dictadura teníamos una mente abierta. Pero una cuestión fue el debate en la Legislatura y otra ponerla en agenda. Nos costó mucho que sea una política pública, por la gran presión de la Iglesia Católica argentina. Las cuatro diócesis del Alto Valle eran muy fuertes y el movimiento católico era más organizado, con más fuerza y mayor poder económico.
La dirigente radical contó que “también nos costó que las mujeres perdieran el miedo y entendieran que era un derecho. Nos costó mucho que aún los amigos nuestros entendieran que esta ley tuviera presupuesto, porque sin presupuesto no servía a las mujeres. Antes y después de la ley hicimos una recorrida por toda la provincia y teníamos situaciones de mujeres que decían que se quedaban limpiando hasta la madrugada para no tener relaciones con el marido, porque no querían quedar más embarazadas. Hoy, después de 20 años, la mayor satisfacción es que se habla del deseo de las mujeres. Se asesoran más los adolescentes. Hablar de salud sexual y reproductiva es más común.
Hay muchos varones que se hacen la vasectomía, pero entonces había muchos hombres que creían que no iban a poder tener relaciones sexuales con ese método”.
Marta Milesi – ex legisladora rionegrina
P: ¿Cómo se hizo en aquel momento para no ceder ante las presiones de la Iglesia Católica?
R: Hicimos algunas estrategias, porque mientras los varones amigos estaban ocupados “en otros temas que eran más importantes”, nosotras hicimos una estrategia con las legisladoras del peronismo y al gobernante de turno le decíamos que si no la sacamos nosotros la iba a sacar la oposición. Mientras tanto decían “ahí están las locas, dejémoslas que se ocupen de eso, mientras tanto no molestan en otras cosas”, y bueno, fue ley.
Milesi recordó que el marco legal fue reformulado a lo largo del tiempo con otros métodos y que Río Negro fue una de las primeras provincias que tuvo esta ley. La aprobación es incluso anterior a la Ley nacional 26.130, sancionada en agosto de 2006.
“Nunca las barreras fueron científicas, siempre fueron políticas. Siempre tuvimos el acompañamiento de muchas mujeres, de movimientos feministas, y de muchos varones que nos acompañaban en silencio”, destacó.
P: ¿Cree que los varones se han involucrado más en este tiempo?
R: Sí, muchísimo más. Si bien nosotras somos de la generación que hemos tenido muchas contradicciones, también hemos tenido la posibilidad de criarlos con otra cabeza, entonces los jóvenes tienen otra cabeza. Entonces hoy yo tengo un nieto de 17 años y es un lujo escucharlo hablar, porque para ellos la ESI por poco te dan clase. O que mi nieto diga “esa ley la hizo mi abuela”, para mí es un orgullo. Muchos compañeros éramos perseguidos en la dictadura nada más que por hablar de planificación familiar, estaba prohibido. Había que esconderse para asesorar a las mujeres para poder gozar sin quedar embarazada.
Mario Mas, el médico de las primeras vasectomías, pide «más acción»
Las dos primeras vasectomías en un hospital público del país se hicieron el 16 de mayo del 2001. Fue en Villa Regina, con un paciente de esa ciudad y otro de Roca, quienes tenían cuatro hijos cada uno. “En verdad, los operamos a los empujones”, recuerda hoy Mario Mas, el médico que llevó adelante esas intervenciones junto a su colega Pedro Guerra.
La figura utilizada por el especialista en ginecología y obstetricia describe el contexto social y político de ese momento, en el que Río Negro tenía aprobado el Programa de Salud Sexual y Reproductivo, pero la ley todavía no estaba reglamentada.
Una autorización del entonces ministro de Salud y Desarrollo Social de la provincia, Daniel Sartor, abrió paso a las cirugías y dos semanas después, con la trascendencia nacional latente, surgió el decreto reglamentario con la firma del gobernador Pablo Verani.
Dos décadas después, Mas trata de mirar el vaso entero y considera que “lo positivo de la ley fue que se puso en la agenda pública el tema y se sociabilizaron derechos”, pero “queda un gusto agridulce porque se podría haber hecho mucho más”.
La ley es buena, pero como la mayoría de las leyes, no tuvo presupuesto. Y sin eso, es un tratado de buenas intenciones”.
Mario Mas – responsable de las primeras vasectomías en el ámbito público.
Sobre la mitad del vaso lleno, el médico resaltó que desde el inicio del debate “se pusieron en el tapete los derechos reproductivos de las personas, se abrió el tema de la violencia de género, el aborto, que era uno de los fantasmas de la salud reproductiva”.
Para Mas, el punto más débil de la continuidad del programa está en la promoción de los derechos logrados. “Se podría haber hecho un programa de información, ser más proactivos dando información a los distintos actores, en los colegios, sacar las barreras que hay en la parte pública para el acceso a los métodos anticonceptivos. Se podría haber facilitado y pensado creativamente para que la gente tenga acceso a los métodos. Porque la información esta, pero falta acción, que es lo que multiplica”, evaluó.
En el camino hacia la ampliación de derechos, Mas también padeció las presiones e incluso agresiones. “Una noche llevé el tema a la UNCo en Neuquén y me quisieron pegar. Era gente que creía que yo promovía la castración”, recordó.
Convencido de que el acceso a la salud tiene que ser “un tren que tenga como locomotora a la educación”, el médico reginense propuso al Ministerio de Salud la creación de una línea para la promoción de la salud sexual y reproductiva, similar a la que está vigente a nivel nacional, pero no tuvo respuestas positivas.
“Soy positivo hasta por el apellido, pero hay mucho más por hacer. La sexualidad forma parte de la calidad de vida y hay que trabajar más en el mantenimiento que en el tratamiento. Todavía tenemos la cultura de no fomentar el autocuidado de la salud y eso me gustaría que cambie”, finalizó.
Comentarios