S.O.S librerías
“Un libro es una cosa más entre las cosas, hasta que alguien lo abre y lo lee”, decía Adolfo Ruiz Díaz en alguna de sus memorables clases. Y esa es una característica esencial del libro, ser bifronte, un objeto híbrido que participa de dos mundos harto diferentes en el que conviven la materialidad con el cúmulo de sensaciones—y mucho más–que nos provoca su lectura.
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Y como objeto que es, el libro, en el mundo capitalista se convierte en mercancía y las librerías, el lugar de venta hasta hace unas décadas. Pero el mercadeo que sucede en las librerías en general es distinto del que acontece en un supermercado o bazar. Se intercambian gustos, pareceres, recomendaciones, experiencias de lecturas, novedades, autores. Como el libro, la librería tiene dos caras, es un negocio y también un ámbito cultural. Por eso quienes amamos los libros nos entristece tanto el cierre de librerías; no porque no podremos comprar libros (de hecho los podemos conseguir hoy más fácil que nunca vía internet) sino porque se pierde un objeto cultural que es único por definición.
Esa sensación de pérdida de un bien preciado e irrepetible es la que tuvieron cientos de personas ante el anuncio del cierre definitivo de “Libracos”, la tradicional librería del centro de Neuquén. Acribillada por la pandemia, la crisis económica, las problemáticas del sector editorial, nuevos hábitos de compra y de lectura, “Libracos” iba camino al hundimiento y la desaparición. Y entonces ocurrió, no un milagro, sino una acción colectiva de la gente que con su gesto de ir a comprar libros, de hacer colas interminables para colaborar, de los/as escritores/as regionales que donaron sus regalías, todas estas acciones fueron pequeños salvavidas que unidos se transformaron en uno gigante que bien puede reflotar–como al parecer lo hizo—la apreciada librería.
El campo literario regional tiene en «Libracos” un puntal mayúsculo para difundir sus libros, de allí también la respuesta inmediata de apoyo por todas las redes sociales que editores, escritores/as y lectores/as hicieron.
En nuestra realidad dominada por la lógica del mercado ciertos objetos culturales son mucho más frágiles que antes; tendremos que estar alertas y habituarnos a este tipo de rescates.
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