Roquense varado en El Chaltén: «queremos volver pero no tenemos respuestas»

Desde el 20 de marzo, cuando se declaró el aislamiento, no ha podido regresar. Las largas distancias y los altos costos dificultan las alternativas. Está junto a su pareja y hay otros rionegrinos en la misma situación. No tienen respuesta oficial.

Pablo mira el horizonte a su alrededor, Belén está a su lado. Todo es montaña, un paraíso glaciar increíble. Es abril y el invierno ya se anticipa. Arrancaron las primeras nevadas y cree que en mayo se precipitarán sobre el pueblo, cerrando las rutas como todos los años. Pasan los días, crecen las preguntas sin respuesta, la incertidumbre y la preocupación. Vuelve a mirar y calcula la distancia, las horas de manejo, el costo del alquiler del auto y el combustible necesario. Quiere tener las cuentas listas para el momento en el que logren hacer el viaje que más desean: salir de allí, volver a casa.

Pablo Martínez es roquense, tiene 26 años y cuando se fue a El Chaltén a hacer la temporada en octubre, nunca pensó que no iba a poder volver a Roca. Desde el 20 de marzo, día en el que el gobierno nacional declaró el aislamiento social, preventivo y obligatorio para frenar el avance del coronavirus en nuestro país, está varado allí junto a su pareja Belén Martínez.

El Chaltén es una pequeña localidad del suroeste de la provincia de Santa Cruz, en el Parque Nacional Los Glaciares, ubicada a unos 2000 kilómetros del Alto Valle. Tiene alrededor de 800 habitantes. En la temporada alta, que va de octubre a abril, prácticamente triplica su población entre personas que van a trabajar y turistas, principalmente extranjeros. «La vida acá es bastante sencilla, hay muchas cosas para hacer. Se practica senderismo, montañismo y escalada. Muchos de los que estamos acá, nos dedicamos en nuestro tiempo libre a hacer alguna de esas actividades», contó a «Río Negro». Había llegado en octubre para «hacer la temporada», trabajando en un restaurante.

«Tenía pensado volver a Roca a fines de marzo, el 25. El 20 dejé de trabajar y empecé a averiguar y ya la única posibilidad era tener un vehículo propio porque los colectivos no funcionaban. La solución, desde el gobierno de Santa Cruz, era tomar una combi desde El Chaltén a Gallegos y desde allí, un vuelo a Buenos Aires. Intentamos conectar Buenos Aires-Neuquén pero Aerolíneas Argentinas no estaba haciendo ese tipo de conexiones y no queríamos arriesgarnos a quedar varados en Buenos Aires cumpliendo la cuarentena», afirmó.

Siguieron buscando las diferentes posibilidades de volver a Roca pero se cerraron los fronteras entre las provincias. El 13 de abril se contactaron con «Volver a casa», un programa gubernamental que busca concretar el retorno de los rionegrinos varados en otras localidades y también en el exterior. Les pasaron un número telefónico de Whatsapp, escribieron sus datos, les respondieron enviando una planilla para llenar, la completaron y la mandaron. «A partir de ahí y desde entonces» -aseguró- «no hubo más respuestas y todavía seguimos esperando a ver cuáles son las soluciones que da el gobierno».

Pero Pablo no es el único. Aseguró que hay más de 15 rionegrinos de Roca, Bariloche, Cipolletti y Choele Choel en la misma situación. Están organizados, buscan información y estudian las distintas alternativas. Pensaron alquilar un auto cada cuatro personas: sería 55.000 pesos más gastos de nafta, 26 horas manejando y casi 20.000 pesos por persona. Por el momento, este tipo de traslados no está permitido en la cuarentena y el alto presupuesto lo hace inviable.

Por ahora, se mantienen con los ahorros de la temporada pero no saben hasta cuándo lo van a poder sostener porque un monoambiente oscila entre 15.000 y 20.000 pesos y la mercadería es bastante cara. «Acá están acostumbrados al precio y la infraestructura del pueblo no es muy grande. Las viviendas son acotadas, ya que al estar dentro del Parque Nacional, no se puede construir más y hay gente que vive en casillas muy chicas», contó.

Pese a todo, la cuarentena se vive en un clima de tranquilidad en El Chaltén. «No hay casos positivos y los casos sospechosos dieron negativo. No hay psicosis social, nos cuidamos entre todos, salimos sólo lo necesario para ir a y nada más», dijo Pablo. Sin embargo, reconoció que «es bastante incierto lo que va a suceder porque esto se sigue extendiendo».

La familia en Roca, sigue todos los detalles a la distancia y por Whatsapp, a pesar de las dificultades. Las señales de telefonía celular son débiles o no llegan, no tiene conexión a internet pero el vecino solidario le comparte su Wi Fi. Desde allí se puede comunicar y llevar tranquilidad aunque Pablo sabe que lo viven con preocupación.

Cuando hace unas semanas el gobierno autorizó los traslados excepcionales por 72 horas, el papá de unos amigos intentó ir a buscarlos en auto pero fue imposible. «Las distancias son muy largas; a casi 2000 kilómetros de Roca, eran más de 26 horas de viaje. No sabíamos si alcanzábamos en tiempo y forma. Una sola persona debía conducir sin dormir ni parar para descansar en el Chaltén y pegar la vuelta», precisó. Era una carrera imposible contra el reloj. «Ahora el panorama es incierto», repite Pablo. Mientras tanto, cumple con todo lo dispuesto por la cuarentena, sigue atento a ver si surge una respuesta y espera, junto a Belén, poder reencontrarse con los suyos. Lo más pronto posible.


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