Rompe el huevo el cóndor andino, el mensajero amenazado
En un laboratorio del Ecoparque de Buenos Aires crían a dos de los ejemplares que liberarán en Sierra Pailemán, en la Línea Sur rionegrina. Quienes trabajan en la conservación alertan sobre el envenenamiento de los animales.
Tayel tiene la cabeza calva y lleva un manto de plumones color marrón claro que lo abriga. De repente, la ventana de vidrio de su cueva espejada se abre y un guante de látex con cara de pájaro le da de comer. El pequeño cóndor cree que es su mamá, aletea contento y aunque sea el ave no marina más grande del planeta y la especie que vuela más alto, se ve vulnerable.
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