Roca: Franco duerme en la calle, aferrado a la solidaridad de los vecinos

Fotos: Gonzalo Maldonado

Franco se aferra al mate. Lo envuelve entre sus ásperas y sucias manos y trata de trasladar algo de calor al cuerpo. Son las 10 de la mañana y a pesar de que el sol ya está a pleno, el frío cala fuerte, hasta los huesos.

Los vecinos se agrupan en torno al joven de 21 años. Aseguran que llegó el sábado muy golpeado y que lo encontraron acurrucado, durmiendo arriba de un cartón en la vereda de calle Cipolletti al 3500. Solo y desconsolado.

La solidaridad de los vecinos rápidamente se hizo piel en la desoladora postal del muchacho que, a simple vista, revela que ha padecido el abandono físico y afectivo.

Jorge Painevil es el dueño del mate y con un termo en la mano intenta contener al muchacho de 21 años que se está despertando de un largo y helado sueño. “Vive a unas cuadras de acá. Apareció muy golpeado y nos contó que alguien de su entorno le pegó mucho. Nos impactó que se acueste a dormir arriba de un cartón”, reveló esta persona, todavía consternada con la historia.

Otros se acercaron para ofrecerle un plato de comida caliente, una frazada o alguna prenda de vestir.

“El tiene una enfermedad y se nota que está abandonado. Estuvo en el hospital porque estaba muy golpeado. Si lo ve ahora, está deshinchado pero la verdad que no lo debe estar pasando muy bien”, explicó.

Otra de las solidarias mujeres del barrio también le ofreció en algún momento llevarlo a su casa y que duerma en el lugar para esquivar las bajas temperaturas. Pero Franco se negó una y otra vez.

“Anoche yo estaba muy asustada y me levanté a verlo. Le trajimos más ropa porque teníamos miedo que le pase algo”, dijo la mujer. Y ese temor tenía mucho fundamento porque el termómetro llegó a los casi 2 grados bajo cero.

Franco sigue aferrado al mate mientras en medio de la charla, Jorge aprovecha para cargarlo nuevamente de agua caliente y de palabras alentadoras. Algunos policías de la Comisaría 21 llegaron al lugar para iniciar gestiones ante los organismos de acción social y de salud.

El muchacho sigue sentado sobre unos cartones y amaga a decir algunas palabras pero prefiere escapar a la realidad. “Vivo por allá”, fue la única respuesta que dio y apuntó con su dedo índice al corazón de barrio Nuevo.

Como si nada pasara a su alrededor, Franco sigue aferrado al mate. Por ahora, el único contacto entre los vecinos y su realidad.

La Comuna


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