River jugó a lo que sabe y eso le bastó para ganar

Inobjetable superioridad del equipo de Gallardo que venció 2-0 a Boca en el duelo que marcó el inicio de la serie semifinal. La revancha, el 22 en La Bombonera.

El comienzo de la serie semifinal de la Libertadores amagó a ser una partida de ajedrez y terminó siendo un simple juego con cartas a la vista, donde River jugó a lo que sabe y Boca terminó enredado en su propia confusión.
El 2-0 del Millo destrozó el plan de Gustavo Alfaro, que comenzó a desvanecerse en apenas un puñado de minutos cuando el VAR vio lo que el árbitro Raphael Claus ignoró: la falta de Emmanuel Mas en el área sobre Rafael Santos Borré.

Todo nació cuando Esteban Andrada sacó a medias un disparo de Nicolás De La Cruz, el balón suelto lo tomó el colombiano y el lateral lo bajó. El pito brasileño hizo seguir pero desde el gabinete del VAR, el juez Nicolás Gallo le avisó que era penal. Claus lo corroboró y Santos Borré sentenció al hasta ayer imbatible (también en la Libertadores) arquero de Boca.

Ahí comenzaron en verdad los problemas para Boca. El trámite similar a aquel del último enfrentamiento por la Superliga, también en el Monumental, no resultó de entrada. A veces las segundas partes no son buenas, también en el fútbol.
Por derecha, en la obediencia táctica de Marcelo Weigandt no hay lugar para la proyección, mucho menos si por delante está Franco Soldano, otrora delantero, en una posición antinatural de carrilero por derecha.
Con Wanchope Ábila fuera de su hábitat natural -el área-, Boca se quedó sin referente arriba, por el hecho de que el delantero tuvo que bajar en más de una oportunidad a hacer contacto con el balón. Así las chances xeneizes se limitaron a algún remate de larga distancia.

Allí es donde apareció Mac Allister, el único jugador de Boca que aprobó en la primera mitad. Alexis, llegando a los 17’, probó los reflejos de Franco Armani que hasta ese momento era casi un espectador.
A pesar de las pocas llegadas, hasta los 25 minutos el partido era equilibrado. Sin embargo River, fiel a su identidad comenzó a edificar juego, motorizado por la dinámica de sus volantes. Nacho Fernández, Exequiel Palacios y Enzo Pérez comenzaron a escapar del cerco que armaron Capaldo, Marcone y Alexis, y River pasó a dominar el superclásico.
Estuvo cerca del segundo a los 41’, cuando Palacios apareció por detrás de Weigandt. A pesar del intento de fusilamiento, Andrada respondió de manera notable sobre el palo derecho.
River se engolosinó con llevar el juego tan arriba y casi le cuesta el empate cuando a la siguiente jugada Ábila encabezó la contra, le sirvió el gol a Capaldo pero el volante, en tierra desconocida, la tiró a las nubes.

Se esperaba una reacción acorde para la cita por parte de Boca. Nada de eso pasó. El Xeneize recién escapó de su letargo cuando entró Carlos Tevez, que le dio un poco de rebeldía al juego abúlico del equipo de Alfaro.
Sin embargo, la inyección anímica de tener al Apache en cancha, no alcanzó para maniatar a un equipo que fue muy superior anoche.
Montiel lo tuvo casi de casualidad ayudado por el viento, cuando quiso tirar un centro que fue al arco y pegó en el palo, luego Nacho Fernández no llegó a conectar con precisión un centro de De La Cruz. El segundo de River maduraba y finalmente llegó a los 24’.


Gran jugada, con doble pared incluida entre Matías Suárez y Nacho, que terminó con el volante ingresando de frente al arco del indefenso Andrada ante el estatismo de los defensores xeneizes.
El primer episodio de la serie superclásica comenzaba a tomar color y no precisamente azul y oro. La visita quiso recuperar la tonalidad con los ingresos (necesarios) de Salvio y Zárate aunque no fue suficiente a pesar de que el Toto armó la jugada del descuento, Capaldo la ejecutó, pero Armani sacó por arriba del travesaño en gran reacción. La acción podría haber cambiado la serie.

River hizo lo que sabe hacer y eso le bastó para ganar. Boca intentó desplegar una forma de juego que le es afín a Alfaro, pero todo se desvaneció con el penal de Borré de entrada y tuvo que salir a buscarlo cuando en realidad no era el plan, al menos inicial.
Faltan 90 minutos y nada está dicho aún, pero está claro que si quiere llegar a la final de Santiago de Chile, Boca debe ser otro. River ya sabe quién es, y es por eso que anoche ganó y sueña con retener el título.


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