Río Negro y su histórica capital siguen estancadas

La antigüedad de una población no es sinónimo de progreso o estancamiento. Pero la realidad demuestra que, de las capitales provinciales de la región, Viedma es la más detenida en el tiempo.

Los 236 años de Viedma

Las dos poblaciones que hoy integran la comarca Viedma-Patagones reconocen como origen de su fundación la establecida por el español-andaluz Francisco de Biedma y Narváez el 22 de abril de 1779.

Viedma, la histórica capital de Río Negro, cumple mañana 236 años. Es de lejos la ciudad más antigua de la región patagónica.

La antigüedad de una población no es sinónimo de progreso o estancamiento. Pero la realidad demuestra que, de las capitales provinciales de la región, Viedma es la más detenida en el tiempo.

Río Negro es una privilegiada por su variado potencial productivo: el Alto Valle es el primer productor de frutas de carozo del país, la provincia dispone de un gran stock de ganado ovino y bovino, se detectaron diversos yacimientos mineros que esperan su explotación, se registra una importante producción de gas y petróleo y su extenso litoral atlántico atesora una significativa riqueza ictícola. Una iniciativa archivada en este rubro es el proyecto de un puerto pesquero en la desembocadura del río Negro. El emprendimiento permitiría recuperar la ancestral condición portuaria que tuvo la comarca, generaría nuevos puestos de trabajo y dinamizaría la comercialización zonal de pescados y mariscos.

El turismo, de singular relevancia en su economía, cuenta con polos de singular belleza que se distribuyen desde la cordillera al mar pero carecen de infraestructura y promoción.

En la década de los 60 Río Negro tenía un proyecto de provincia. En esa época se estaba concretando el plan de colonización del Valle Inferior iniciado el 1 de noviembre de 1951, durante el gobierno de Perón, que tenía como objetivo la sistematización y el regadío de 73.525 hectáreas. Un gobernador militar lo suspendió en 1978, cuando faltaban 55.000 hectáreas.

Ningún gobierno democrático puso en su agenda la continuidad y conclusión de ese importante emprendimiento productivo.

Tampoco nadie propuso gestionar ante el gobierno nacional la revisión del postergado proyecto de regadío Guardia Mitre-Patagones. Esa aspiración, elaborada por el ingeniero Carlos Wauters, cumplió un siglo. El estudio determinaba que se podían irrigar 400.000 hectáreas utilizando por gravedad una gran depresión del terreno.

Son dos proyectos relevantes que se pueden convertir en aspiración conjunta del Valle Inferior para apuntalar colectivamente la máxima estrategia transformadora que presenta la comarca.

En el Alto Valle del río Negro, en 1908 se habían iniciado las obras de riego para sistematizar aproximadamente 60.000 hectáreas.

Los planes de expansión del riego, que incluían proyecciones recomendadas por el ingeniero César Cipolletti y otros destacados especialistas, anunciaban un futuro venturoso para Río Negro. Muchos profesionales pronosticaban un sistema de riego provincial para el 2000 que rondaría las 500.000 hectáreas de tierras aptas para la producción agropecuaria.

Oficialmente se informa que el total de tierras bajo riego en Río Negro llega solamente a 130.000 hectáreas.

Otra iniciativa olvidada es el Plan Maestro del Valle Medio, que tenía como objetivo el desarrollo integral de esa zona a través del incremento el área cultivada y bajo riego hasta llegar a las 70.000 hectáreas. El proyecto contemplaba también la posibilidad de adicionar 50.000 hectáreas con riego sobre la margen sur aguas abajo de la central hidroeléctrica Guillermo Céspedes, en una depresión detectada en jurisdicción de San Antonio Oeste.

En esa década funcionaban regularmente los servicios ferroviarios de pasajeros y carga de los ramales Constitución-Bariloche y Constitución-Zapala.

En estos momentos es imperiosa la restitución de los servicios. Pero también es necesario recrear una vieja aspiración patagónica e impulsar la construcción del proyectado ramal ferroviario entre San Antonio Oeste y Choele Choel, para comunicar esa localidad y el puerto de San Antonio Oeste con el ramal del Ferrocarril Roca que cruza los valles Medio y Alto de Río Negro y culmina en Zapala, en la provincia del Neuquén.

Pero para completar esta aspiración es necesario que todos los gobiernos patagónicos reclamen el cumplimiento de la ley 5535, sancionada en 1908, que creó el Ferrocarril Trasandino del Sur. Cuando José Figueroa Alcorta era presidente de la Nación tomó la decisión política de cruzar la cordillera de los Andes a través del ferrocarril por los pasos de Lonquimay o Pino Hachado. Se pretendía unir los puertos argentinos de Bahía Blanca, en la provincia de Buenos Aires, y San Antonio Oeste, en Río Negro, en el océano Atlántico, con los chilenos de Talcahuano, Valdivia y Corral y, por extensión, Valparaíso y Puerto Montt, en el Pacífico.

El largo proceso radical de casi 30 años de gobierno no hizo nada por consolidar a Viedma en su rol y condición de capital de Río Negro.

Es indudable que la administración pública fue y es una importante fuente de trabajo para la comarca. Pero el gobierno provincial debe modificar esta única alternativa y alentar otras posibilidades para enfrentar las necesidades de las nuevas generaciones que se incorporan anualmente al mercado laboral en una población estimada en 80.000 habitantes.

No se promociona ni estimula la radicación de industrias en el territorio provincial.

Estamos en un proceso electoral que culminará el 14 de junio, cuando el pueblo de Río Negro elija al nuevo gobierno. Viedma y la provincia están estancadas y en franca involución. Los políticos deben anunciar sus propuestas para quebrar esta larga etapa de frustraciones y desencantos. La Patagonia debe ingresar decididamente a un proceso superador de integración nacional.

La expansión del sistema de riego, el cruce ferroviario de la cordillera de los Andes y otros grandes emprendimientos deben ser incorporados -por su financiación- a la agenda del gobierno central por su profunda gravitación en el desarrollo nacional. De esa forma se concretaron las obras del Idevi, la pavimentación de la Ruta 23, la Universidad de Río Negro y el desarrollo tecnológico de Investigaciones Aplicadas (Invap).

Con similar metodología se decidió la explotación del yacimiento de Vaca Muerta y la iniciación del dique Chihuido, en Neuquén, y la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en Santa Cruz. La provincia de Río Negro debe reclamar la realización de obras básicas para cimentar su transformación futura con crecimiento, producción y trabajo.

HÉCTOR JORGE COLÁS

Periodista

HÉCTOR JORGE COLÁS


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