Río Negro traslada enfermos ante la saturación de camas
Esta mañana en Roca la ocupación de camas estaba casi al 100% y en Cipolletti el panorama continuaba complicado. Los pacientes leves ya no son alojados en hoteles y se les hace seguimiento en sus casas.
Tras la saturación de camas de terapia intensiva en Roca, que esta mañana tenía solo dos camas disponibles, y Cipolletti, Río Negro optó por el traslado de enfermos para seguir con los tratamientos en hospitales de ciudades más chicas. Además en ambas ciudades mandaron a los pacientes leves a sus casas. Viedma, donde hasta hace unos pocos días no se registraban casos positivos de covid-19, ya tiene más del 50% de sus camas de terapia ocupadas. En Bariloche el nivel de ocupación ronda el 55%.
La preocupante situación se da en un contexto no muy alentador porque esta saturación aparece en pleno proceso de liberación de actividades comerciales y ampliación de días y horarios para esparcimiento en toda la provincia.
A eso su suma el alto índice de mortalidad que se está registrando en Río Negro desde principios de mes, y la alta carga de trabajo que sostiene sobre sus espaldas el personal de salud de la provincia, que ante tamaña exigencia y exposición, se ha visto resentido por altos niveles de contagios.
Esta mañana desde el hospital de Roca Francisco López Lima y el Santatorio Juan XXIII confirmaron que la saturación de camas de terapia intensiva era total. Solo había disponibles dos en la Clínica Roca. Esto quiere decir que si en el transcurso del día, más de dos pacientes (de Roca o alrededores) requiere internación, no va a tener lugar y obligará a una derivación segura.
En Cipolleti hasta ayer se habían derivados dos pacientes a Catriel, una ciudad que al principio de la pandemis tuvo algunos casos, pero luego logró estabilizar la curva de contagios. Hasta ayer se registraban 11 casos activos, de las cifras más bajas de la provincia.
Por ahora nada hace pensar que la crítica situación del sistema de salud pueda revertir la situación en lo inmediato por lo que los esfuerzos del personal de salud se verán nuevamente exigidos al máximo, ya no sólo en las ciudades cabeceras, sino también en las “más chicas”.
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