Riesgo mortal

En un esfuerzo por convencer al resto del país de su voluntad de combatir una enfermedad que tanto ha contribuido a la desmoralización de los argentinos, los aliancistas iniciaron su campaña contra la corrupción concentrándose en los delitos atribuidos al ex titular del PAMI, el menemista Víctor Alderete, por considerarlo un malhechor "emblemático" que lucraba con las necesidades de los más pobres y más vulnerables y que, por fortuna, no contaría con el respaldo del peronismo por haber sido militante de la Ucedé. Así, pues, era de suponer que el gobierno haría un esfuerzo por asegurar que sus propios representantes en el PAMI no dieran motivos para sospechar que ellos también tratarían a "la obra de los abuelos" como una fuente de ingresos. Apenas ha intentado hacerlo. Si bien por ahora sólo es cuestión de denuncias y suposiciones, ya no cabe duda de que el manejo del PAMI por la Alianza ha sido muy distinto de lo que sería legítimo exigir a un gobierno resuelto a llevar a cabo una limpieza ejemplarizadora y que por lo tanto se vería obligado a asegurar que no hubiera motivos para sospechar que su desempeño fuera idéntico a aquel de su antecesor. Por el contrario, haciendo gala de un grado de arrogancia o de ingenuidad realmente asombroso, la Alianza se las arregló para armar una estructura que parecería destinada a fomentar la corrupción.

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