Revelan detalles de la detención de Schedan, desaparecido en Neuquén en 1976
Trabajaba en la construcción; fue a preguntar por su esposa a la delegación Neuquén de la policía federal y después lo volvieron a ver en “La Escuelita” de Bahía.
“Carlos entró a la delegación de la policía federal de Neuquén flanqueado por dos policías. Después no supimos nunca más de él, ni nosotras, ni la madre de mi amiga, Virginia Recchia, que era su esposa”, dijo Jacqueline Bourguin desde Buenos Aires.
La testigo declaró por videoconferencia sobre cómo fue el secuestro de Carlos Alberto Schedan, desaparecido en Neuquén en junio de 1976.
En febrero, el exdiputado del Frejuli, Raúl González, describió que estuvo esposado junto con él en el centro clandestino de Bahía Blanca.
La audiencia de ayer comenzó con el testimonio de Bourguin y siguió con el de las sobrevivientes Élida Sifuentes y Gladis Sepúlveda, cuyos casos ya fueron juzgados en Bahía Blanca.
En esta etapa la fiscalía optó por solicitar una pausa en las testimoniales de sobrevivientes y familiares, y convocó para la próxima audiencia a las testigas de concepto planteadas por la querella de la APDH, Rita Segato y María Sonderëguer, ambas con estudios relativos al trato de las mujeres en campos de concentración.
Luego llegará la etapa final del juicio, con los testigos que fueron secuestrados en la comarca petrolera durante el operativo Cutral Co y llevados en vuelos clandestinos (al menos tres) a Bahía Blanca.
Bourguin era compañera de trabajo de Recchia -la esposa de Schedan- en la oficina de la ex Hidronor de Cipolletti. El día del secuestro del matrimonio, el 11 de junio de 1976 en Neuquén, el grupo de tareas se llevó de la vivienda que alquilaban a la mujer, quien logró convencerlos de que dejaran a su hija de un año y medio en casa de Bourguin, en la calle Belgrano al 300.
Por la noche, Bourguin y su esposo en esos años -que era peluquero- fueron a la delegación de la federal a consultar por la detención y fue en ese momento cuando vio a Schedan en condición de detenido.
“Su cara era de asombro, de tremendo miedo y los ojos se le salían de la cara, cruzamos miradas y en ese momento, alcancé a darme vuelta y decirle: Carlos, no se preocupe, tenemos a la nena”, relató la mujer al tribunal.
Detalló que cuando llegó la abuela de la niña fueron en busca de Virginia Rita Recchia, y después de muchas negativas en el comando y las comisarías, la madre -que era de Trelew- pudo hablar con ella en la delegación de la alcaldía de mujeres de la U9.
“Tenía la cara hinchada de golpes y estaba en una condición miserable. Carlos trabajaba en la construcción y esa noche cuando llegó a la casa, cuando vio todo revuelto, fue a buscarla a la comisaría; deduzco que ahí fue cuando nosotros lo encontramos. Eso fue lo que le dijeron los vecinos a la madre de Virginia”, testimonió.
A su turno, Gladis Sepúlveda dijo que tras su secuestro en Cipolletti, la retiraron de la U9 junto con otras presas políticas el 15 de junio de 1976 y vio a un hombre pelado, que luego supo que era Schedan.“Cuando nos llevaron a la cárcel de Floresta, conocí a Virginia Rita Recchia, que había estado detenida. Ella preguntaba por su esposo secuestrado en Neuquén, y por las características físicas, era Carlos Schedan”.
El avión del Ejército
“Era un avión no muy grande, y que recuerdo verde, y yo identifiqué que era del Ejército, no sé si tendría alguna insignia o algo, pero eso me quedó”, dijo Élida Sifuentes en la audiencia en la que se ventilan 20 casos de detenciones y traslado de perseguidos políticos al centro clandestino de Bahía Blanca.
Entre los 15 acusados se encuentra Juan José Capella , imputado de haber realizado unos cuatro vuelos que salieron desde el aeropuerto Juan Domingo Perón y en los que se llevó atados y a los golpes, a personas que luego fueron depositados en el centro clandestino del V Cuerpo del Ejército.
Ayer presenció la audiencia bajo la modalidad de Zoom, al igual que Oscar Reinhold, Raúl Guglielminetti y Miguel Cancrini.
Sifuentes estuvo unos 10 días en “La Escuelita” de Bahía Blanca y luego fue “blanqueada” en la cárcel de Floresta, trasladada a Devoto y liberada con condicionamientos en 1981.
Cuando estuvo en “La Escuelita” escuchó la voz de Alicia Pifarré y se cruzó con Mirta Tronelli. Las conocía porque eran compañeras de universidad en Humanidades y de militancia en el PRT.
“Reconocí la voz (de Mirta)y le pregunté cómo estaba; y en una oportunidad nos cruzamos cuando yo había pedido ir al baño. Nunca más volví a verla, ni a Alicia tampoco”.
Gladis, que también fue sacada de “La Escuelita” y terminó en Floresta, escuchó además la voz de Cecilia Vecchi y de Susana Mujica en ese mismo lugar. “Vi de cerca a Mirta Tronelli, nos sacaron las vendas y pude ver sus ojos grandes y su rostro bello. Cuando estábamos en Floresta siempre miraba la puerta para verlas entrar, pero nunca llegaron”, sostuvo.
Comentarios