Rescates de montaña: 86 años de historia en Bariloche
La Comisión de Auxilio del Club Andino presta un servicio indispensable por el que nadie paga ni cobra. La masividad de las actividades de senderismo y los desafíos que presentan se combinan para que los voluntarios siempre tengan trabajo.
Las salidas a la montaña en plan de conocer las picadas y refugios, con travesías cada vez más exigentes, son una modalidad de “turismo activo” que convoca a miles de personas cada año. Algunos incluso prueban con otras actividades como la escalada y el kayakismo de aguas blancas.
Todas son opciones que involucran una importante cuota de riesgo y no hacen más que confirmar una evidencia: si no existiera un grupo de rescate para actuar ante accidentes o extravíos habría que crearlo.
Alguien lo pensó hace ya 86 años, cuando el montañismo estaba lejos de la masividad actual, pero Bariloche ya apuntaba a convertirse en la capital nacional de lo que hoy aparece definido como “trekking”, un término importado que ya no necesita traducción.
La Comisión de Auxilio del Club Andino Bariloche está integrada por casi ochenta miembros activos y otros tantos aspirantes, que están dispuestos a salir a cualquier hora y con cualquier clima cada vez que surge una emergencia en las montañas de la zona.
Los más habituales son por caídas, golpes, torceduras o descompensaciones de excursionistas que quedan impedidos de caminar.
Pero también les ha tocado intervenir en la búsqueda de personas extraviadas y en hechos graves, con montañistas muertos, como fueron por ejemplo las avalanchas del Tronador en abril de 1994 o la del cerro Ventana el 1 de septiembre de 2002, que le costó la vida a nueve jóvenes.
Es un orgullo del Club Andino y tiene una actuación valorada a nivel regional y nacional. Creció mucho el profesionalismo”.
Martín Enevoldsen, presidente del Club Andino Bariloche.
Los materiales cambiaron, también las técnicas, pero el espíritu de la CAX (por la sigla que la identifica) es el mismo que movilizó en 1934 al primer grupo de rescate integrado por Otto Meiling y Germán Clausen para asistir a dos alpinistas italianos accidentados en el Tronador.
“A las 12.30 se recibe el pedido de un integrante del grupo por una niña de 11 años con un fuerte esguince de tobillo en la mitad del caracol bajando de Laguna Negra”, señala uno de los últimos partes de la CAX, emitido hace diez días.
La niña fue evacuada por la picada hacia Colonia Suiza con una camilla Kong, y “en medio de ese operativo, a las 17 horas, se recibió un nuevo pedido de auxilio por radio desde el refugio Frey para una mujer de 57 años con fractura de húmero”, quien fue asistida también en pocas horas y trasladada en un helicóptero de Parques Nacionales.
El relato es descriptivo de la rutina que enfrenta la Comisión de Auxilio cada temporada y que la llevó a acudir ya a más de 250 emergencias de montaña, a lo largo de su historia.
El monte Tronador es el que acumula mayor cantidad de “salidas” de la CAX, por ser el más alto de la zona y también el único que está cubierto de importantes masas glaciarias.
Pero también son un “clásico” las caídas de escaladores en las agujas de Catedral, los pedreros del López, el caracol de Laguna Negra y los extravíos en las sendas menos frecuentadas.
Según el registro de trekking que lleva Parques Nacionales (y que no todos completan) el promedio de caminantes que se aventuran en la montaña es de 25.000 personas por año, entre residentes y turistas.
Voluntariado
Los integrantes de la Comisión de Auxilio, varones y mujeres, son todos andinistas experimentados y trabajan en forma voluntaria para asistir a cualquier persona en problemas, sea o no socio del Club Andino.
La CAX no recibe subsidio alguno, aunque en el último tiempo logro un seguro médico para sus miembros, gestionado a través de la provincia.
El presidente del Club, Martín Enevoldsen, dijo que los costos se cubren con particulares que donan dinero y materiales, También los propios rescatistas de la CAX aportan a su modo cuando trabajan cada año como controles en la carrera 4 Refugios y lo que cobran lo donan a la Comisión.
Además hay mucho de compromiso no material, al estar dispuestos a dejar trabajo y familia para salir de inmediato cuando se recibe un pedido de auxilio.
“La CAX es un orgullo del Club Andino y tiene una actuación valorada a nivel regional y nacional -dijo Enevoldsen-. En los últimos 20 años creció mucho el profesionalismo de sus integrantes”.
Señaló que entre sus miembros hay médicos, “rescatistas con título”, especialistas en búsqueda con perros, otros con capacitación puntual en avalanchas y también expertos en rescate en ríos de montaña.
Sobre los materiales empleados, el presidente del club dijo que evolucionan mucho y les cuesta estar actualizados, pero la Comisión tiene su propio stock de equipos Arva (para búsqueda bajo la nieve), camillas, radios, sogas, mosquetones y otros implementos.
Los rescatistas, por protocolo, deben presentarse a los operativos con su propio equipo personal, indumentaria y comida.
El médico Ramón Chiocconi es especialista en rescates de montaña, fue jefe de la CAX entre 2003 y 2008 y luego presidió también el Club Andino.
En su opinión, la comisión es “un espacio de enorme nobleza, donde la gente entrega su tiempo, su esfuerzo, por la pura vocación de dar una mano”.
Dijo que el conocimiento “se comparte”, ya que muchos de los miembros son jóvenes que no llegan a los 30 años y hay “una transmisión bastante humana” de las experiencias.
Según reconoció, el momento más duro que le tocó enfrentar fue la avalancha del cerro Ventana, que arrastró a un grupo de estudiantes de la Universidad del Comahue. Chiocconi fue uno de los primeros en llegar al lugar, donde se inició un sondeo contra reloj para encontrar a los chicos sepultados por la nieve.
“Me tocó ser el primero en examinar los cuerpos y decir en algunos casos que no había nada que hacer, que debíamos invertir ese tiempo en buscar a los que faltaban. Así fue como encontramos a una chica que estuvo enterrada cinco horas y sobrevivió”.
Sobre el financiamiento de la Comisión, Chiocconi reconoció que “siempre fue un problema” y hasta ahora “se resolvió internamente”. Dijo que en el último tiempo colaboran más estrechamente con Parques Nacionales, que tiene el respaldo del Estado, bajo un modelo parecido al que se aplica en Francia. Señaló en cambio que los montañistas de otros países europeos, como Suiza, tienen “una cultura del seguro” y las empresas cubren los rescates.
Camillas especiales
La creciente cantidad de caminantes sin experiencia que se aventuran en las sendas de montaña hacia sitios cada vez más lejanos e inaccesibles tienen mucho que ver con la tecnología disponible en calzado, ropa térmica, carpas y mochilas.
Y ese progreso debió ser acompañada también con el equipamiento para el rescate de accidentados. Bajar de la montaña a una persona golpeada e inmovilizada es todo un reto. Los primeros miembros de la CAX debieron lidiar con camillas poco funcionales, pesadas y difíciles de trasladar.
Existen fotos que documentan complejas evacuaciones con tirolesas, por arroyos y cañadones. También el transporte por picadas tortuosas, cargadas por varios montañistas que debían turnarse en la ardua tarea.
Con el correr de los años la CAX incorporó una camilla con rueda central, que facilitó mucho los rescates.
Y en 2018 Invap aportó un nuevo prototipo desarrollado por sus técnicos, que bautizaron “Huiña”. Se trataba de una camilla “multipropósito”, construida en polietileno de alto impacto y aluminio aeronáutico, para garantizar resistencia y facilidad de traslado.
El diseño permite adosarle ruedas, manijas de esquí, arneses de amarre y otros implementos para facilitar el uso en distintos terrenos, en paredes verticales y también para ser izada por un helicóptero.
Todo empezó en Tronador
En los años 30 el andinismo en Bariloche y alrededores era cosa de unos pocos audaces, casi todos de origen europeo. El Club Andino Bariloche acababa de nacer cuando a fines de enero de 1934 alguien comentó que dos italianos habían sido vistos cuando ascendían por el flanco chileno del cerro Tronador hacia el pico internacional (3.478 msnm) y existía fundado temor de que hubieran sufrido un accidente.
En el intento de brindarles auxilio partieron en su búsqueda el 9 de febrero dos de los mejores andinistas del CAB, con conocimiento amplio del Tronador: Otto Meiling y Germán Claussen. Este último había logrado ese mismo año la primera ascensión hasta la cumbre. Al día siguiente se les sumó otro grupo, integrado por Eduardo de la Motte, Rodolfo Venzano, Pedro Losso y Giácomo Olivier.
Buscaron a los italianos con insistencia en la zona donde habían desaparecido pero nunca más supieron de ellos. Sergio Matteoda y Walter Druando habrían caído en una grieta glaciaria y sus cuerpos nunca fueron recuperados. El trágico caso fue el germen de la comisión de auxilio, que a partir de entonces funciona sin interrupciones y ya cumplió 86 años.
Un tema irresuelto
Un debate que lleva años tiene que ver con la responsabilidad de las personas que se pierden o se accidentan por negligencia propia y obligan a poner en marcha operativos de alto costo, que nadie compensa.
Los “trekkers” extranjeros suelen contar con seguros, porque en otros países es obligatorio, pero en la Argentina nadie los exige. De todos modos desde la Comisión de Auxilio nunca pusieron como condición para salir que el accidentado tenga recursos económicos o cobertura de una aseguradora.
En algunos casos, los rescatados colaboraron luego con aportes de agradecimiento a la CAX, pero no son la mayoría.
En otros, el protagonismo en los rescates es asumido por organizaciones del Estado como Parques Nacionales, especialmente cuando hacen falta medios aéreos.
El único avance posible en ese tema sería una regulación por ley para exigir los seguros. Aunque es difícil imaginar dónde y cómo podría sancionarse a los incumplidores.
Comentarios