Una sociedad “harta de los políticos” y en busca de orden

Mientras estudiaban el último debate presidencial entre el libertario Javier Milei y el peronista Sergio Massa, los profesionales del centro de investigación Pulsar UBA, de la Universidad de Buenos Aires, no podían ocultar su perplejidad. Mientras un análisis indicaba que por claridad de ideas, dominio de escena y profesionalismo era claro que Sergio Massa había ganado, los grupos focales que lo habían presenciado indicaban otra cosa. Un candidato amateur, por momentos frágil y al que le costaba más articular sus ideas pero que despotricaba contra la “casta” y promovía un giro radical de la política económica generaba más adhesión.

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“Esto fue muy contraintuitivo para mí y un poco explica el resultado de las elecciones. Tendemos a mirar las campañas electorales en función de quién logró el mejor estándar profesional de la política, que en este caso era Massa, pero se impuso una versión marcadamente antipolítica y poco profesional. Lo que cuenta en un debate no es quién tiene el mejor argumento racional, sino quién logra maximizar la posibilidad de comunicarse y conectarse con la mayoría, y ese fue claramente Milei”, señala Augusto Reina, politólogo y director del Observatorio Pulsar UBA, que desde el año pasado publicó varios trabajos donde midió regularmente las principales “creencias sociales” de los argentinos y analizó los debates presidenciales.

¿Cómo explican estas tendencias de opinión pública el triunfo de Milei, sus todavía elevados niveles de aprobación pese al ajuste económico y de qué manera han evolucionado durante su primer año de gobierno? Esa fue la principal interrogante que Río Negro le hizo a Reina, cientista político, docente en la Universidad de Buenos Aires, en FLACSO y en la Universidad Católica Argentina.

• Un clima de época que facilitó la emergencia de Javier Milei

“El triunfo de Milei se produce en un telón de fondo de crítica generalizada y muy acentuada a los partidos y los políticos tradicionales, a los formatos, ritos y liturgias de la política. Es claro que Milei logra apalancarse en ese clima de época, construir un enemigo, ‘la casta’, y ofrecerse como la persona que va a desmontar a ese enemigo: el Estado, el exceso de gasto público, la corrupción, en un campo semántico amplio que incluye a toda la clase política tradicional. Se para en la vereda de enfrente y logra un posicionamiento transversal, porque sus votantes no lo eligen por sus propuestas sobre dolarización o portación de armas, el principal driver de su aprobación fue la crítica de la política y la economía. Su elección se explica más por lo que los votantes rechazan que por aprobación”, explica Reina.

No se trata de una tendencia sólo argentina sino global. “No somos tan originales, es un fenómeno de toda la región y creo que el acierto de Milei fue adoptarlo con menos tapujos que el PRO. Está claro que hay un estilo y una estética de esta época, más informal, de mostrarse auténtico aún con errores, que te vuelven más verosímil y creíble que la política tradicional profesional. Milei y Trump lo muestran muy bien”, señala el politólogo. “Milei le falta el respeto al poder, a lo establecido, y lo hace deliberadamente. No son errores: faltarle el respeto al poder es parte de su estrategia, y hasta ahora tiene un repertorio performativo que viene siendo efectivo en eso”, agrega.

Estado versus mercado: un vuelco a lo privado

Después de la pandemia, uno de los aspectos que más consistencia muestra en los estudios de opinión es un giro en la preferencias del sector privado sobre el Estado como motor económico.

“Hay una crítica acentuada al rol que el Estado ha tenido en la provisión de servicios públicos y en asegurar la prosperidad económica. La idea de que hay que retirar al Estado de la economía y de que éste gasta mucho tiene bastante consenso , en algún momento llegó al 85%. Este año lógicamente se ha reducido un poco, al 65% y menos porque cuando la motosierra pasa cerca cambia un poco la perspectiva. Aún así es bastante consistente este reclamo” señala Reina.

Donde hay alguna disonancia este año ha sido en los sectores en donde el gobierno ha aplicado recortes. Si bien un importante sector de sus votantes acuerda en recortar empleos públicos, en la política o en los planes sociales, la situación cambia si se habla de escuelas, universidades o ciencia y tecnología. “El rechazo a recortar en estas áreas ronda casi el 85%, porque son sectores que gozan de alta reputación y confianza de los argentinos. Por eso, cuando el gobierno toca el tema de los planes, los empleados públicos en general, reducción de puestos políticos toda las teclas indicadas. Lo que sería contraituitivo es el ataque a la ciencia y la cultura que se hace, allí creo que influye más del tema de la ‘batalla cultural’ a sus seguidores. Hay un figura que usan los anglosajones que es la del ‘silbato de perro’, un sonido que sólo escuchan los animales. Creo que el gobierno entiende que en un ecosistema de medios y redes tan atomizado puede enviar mensajes diferentes a distintos segmentos, donde hay algunos que escuchan ese tipo de mensajes y otros que no. Entonces dan ciertas batallas culturales que repercuten en algunos sectores propios y en otros no hay registro” sostiene el politólogo.

• Reclamo de orden público: lo más consistente

este es quizás el aspecto más consistente de los estudios de Pulsar, según los investigadores. “Mientras se apoya el retiro del Estado de ciertos servicios públicos, el reclamo de un rol estatal fortalecido para asegurar el orden público es muy consistente. Incluye desde la mayoría de los votantes de La Libertad Avanza a una porción de Unión por la Patria. El fin de los piquetes, el aumento de penas, la exigencia de más presencia policial e incluso un rol activo de las FF.AA. contra el narcotráfico tienen fuerte apoyo”, señala Reina. Quizás esto explique que la titular de Seguridad, Patricia Bullrich, con una agenda de línea dura, sea de las mejor evaluadas del gabinete, a un año del inicio de la gestión, según varias encuestas.

• Tendencias que se perfilan para el 2025: sin grandes mayorías

La fragmentación política es quizás la tendencia más importante que deberían analizar los políticos que se postularán a las legislativas del año que viene. “Difícilmente vamos a ver hoy un partido político o figura en Argentina, en el sentido en el que estábamos acostumbrados, con un 50% de apoyo electoral o de popularidad. Hoy con un 30/40% se puede aspirar a liderar una minoría relativa, con lo cual las aspiraciones políticas quizás deban ser más modestas el año que viene. Probablemente veamos una atomización más importante en las expresiones que no sean oficialistas. Desde el lado opositor, hay un 40% que es bastante consistente en rechazar buena parte de las políticas, decisiones y estilo de Milei. Hay espacio allí para la crítica también”, expresó el analista.