Redescubriendo la Patagonia
Por años la civilización occidental pensó que el triángulo al revés que compone el fin del mundo era una tierra no apta para los hombres dueños de la letra y la cruz. Por eso los mapas de entonces sólo cobijaban enormes serpientes marinas y dragones, allí donde debía ir el bosquejo de un nuevo continente. En cierta forma nunca ha dejado de ser así. Ha cambiado la actitud reticente de Europa hacia nuestra lejana geografía, pero su clase media, profesional y universitaria, sigue viniendo a la Patagonia en busca de los mitos perdidos.
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